Incendios forestales: un círculo vicioso del que tenemos que salir

En este panorama, no basta aumentar recursos humanos y tecnología para el combate de los incendios forestales, sino que la acción primera debe venir acompañada de la prevención… y es aquí donde necesitamos el compromiso y colaboración de toda la ciudadanía.

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Se dice que el hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra, y parece ser cierto, al menos en términos de historias de incendios forestales. Desde que la primavera llega a nuestro continente, la ocurrencia de los siniestros forestales vuelve a ser noticia en Chile, sobre todo, en verano, donde la mayoría de las veces deja centenares de damnificados y miles de hectáreas de arbolado nativo arrasadas por el fuego. Sin contar el grave daño patrimonial y de biodiversidad que quedan tras estos incendios, que afectan principalmente la zona centro-sur del país.

Sebastián Gallardo, seremi del Medio Ambiente RM.

A la fecha -según datos de Conaf- llevamos poco más de 6.565 hectáreas consumidas por el fuego, y se espera que la situación se agrave teniendo como escenario la sequía que afecta hace más de 10 años al país, las altas temperaturas que se pronostican para las próximas semanas, la vegetación reseca y estresada de nuestros bosques, y fundamentalmente por la crisis climática que está viviendo el planeta.

En este panorama, no basta aumentar recursos humanos y tecnología para el combate de los incendios forestales, sino que la acción primera debe venir acompañada de la prevención… y es aquí donde necesitamos el compromiso y colaboración de toda la ciudadanía.

Como dice el slogan de la Campaña de Prevención del Gobierno de Chile: “Cuidemos nuestros bosques, con tu compromiso evitaremos los incendios forestales”, es primordial aprender a cuidar nuestros bosques, y eso pasa no solo por educar en los colegios, liceos y jardines infantiles. Se debe también educar a nuestros  vecinos y vecinas, porque es un deber ciudadano sensibilizar a la población de las consecuencias sociales, ambientales y económicas de los incendios forestales, y para ello debemos como ciudadanos aprender a realizar acciones preventivas, tan simples como preparar nuestras viviendas para el verano, así como lo hacemos para recibir el invierno.

Si nos encontramos en lugares colindantes a matorrales, plantaciones y bosques, lo que debemos hacer para disminuir los riesgos a incendios es construir cortafuegos, revisar que los grifos estén funcionando, contar con un sistema preventivo de alerta vecinal que coordine a los vecinos frente a posibles incendios.

Hoy son las regiones de Valparaíso, El Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía y la Metropolitana las más afectadas por los incendios forestales, aquí es donde debemos fortalecer las medidas preventivas y, sobre todo, generar mecanismos que nos permita combatir, manejar y mitigar estos desastres.

¿Cómo podemos hacerlo?, fortaleciendo las acciones preventivas y colaborativas entre instituciones públicas y privadas y sumar a ello a las comunidades locales en el apoyo al combate de incendios. También es fundamental realizar un levantamiento de información que identifique las condiciones de vulnerabilidad de los territorios más expuestos a los incendios forestales además de generar y difundir las acciones establecidas y coordinadas que se deben seguir en el combate de incendios, a través de un protocolo liderado por las autoridades competentes, esto es Conaf y Onemi.

Esto es parte de las medidas de prevención y combate. Respecto de la mitigación, afortunadamente ya se inició el trabajo del Plan Nacional de Restauración a Escala de Paisajes, a través del Comité Asesor Nacional de Restauración, liderado por los ministerios de Medio Ambiente y Agricultura.

Este Plan -que en su primera etapa incorporará la restauración de 1 millón de hectáreas al 2030- busca promover la restauración de paisajes a fin de recuperar la biodiversidad, la funcionalidad de los ecosistemas y la provisión de bienes y servicios ecosistémicos, de manera de aumentar la resiliencia de los territorios y de las comunidades frente al Cambio Climático y otros factores de degradación.

La idea es priorizar aquellos territorios con mayor vulnerabilidad social, económica y ambiental y entregar soluciones climáticas basadas en la naturaleza, permitiéndonos así transitar hacia la restauración del paisaje, como una opción de desarrollo rural resiliente y bajo en emisiones, siendo incorporada en la actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, por su sigla en inglés), como una medida adaptación, transversal a los ecosistemas mediante la implementación.

Con ello no solo cumplimos con el Plan de Acción Climática país, si no también con las medidas más urgentes que nuestra población necesita para recuperar su entorno, mientras ello ocurre, deberemos insistir en las medidas de prevención, entendiendo que el 99% de los siniestros ocurren por mano del hombre.

Por ello la invitación es a: evitar fumar en lugares con vegetación que pueda arder (vegetación seca), nunca arrojar colillas de cigarrillos ni fósforos al suelo, no encender fogatas en zonas cercanas a vegetación, no manipular otras fuentes de calor como velas o inciensos en estos lugares, y no dejar residuos en nuestras visitas a bosques o zonas protegidas como tampoco dejar ramas en las cercanías de nuestras viviendas. Solo el trabajo en conjunto y de manera solidaria nos permitirá este año bajar la ocurrencia de incendios forestales, y no tener que lamentar nuevas pérdidas de bienes físicos o de vegetación nativa y especies de avifauna durante esta nueva temporal estival que ya iniciamos.

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