Brasil alberga una de las mayores zonas costera del mundo, con más de 9 mil kilómetros de longitud, incluyendo manglares, islas, estuarios, dunas y playas, entro otros diversos ecosistemas que son vulnerables frente a la acción humana. Más de 160 especies en peligro han sido incluidas en la Lista Roja de las especies amenazadas en los últimos años, gracias al esfuerzo realizado entre comunidades y científicos, concluyendo que el foco también debe centrarse en problemas como la pérdida de macro algos, el cual exige de un esfuerzo colaborativo.
Siendo parte de la Liga de Mujeres para la Conservación Marina de Brasil, Ana Paula Prates expuso estos y otros avances en su país que surgió gracias a este trabajo, en el cual la mujer ha sido protagonista. En este sentido, tanto Brasil como México y Chile han contribuido a la protección de las grandes superficies marinas, a raíz del esfuerzo de comunidades, la ciencia y el apoyo del Estado. Al tener estas áreas protegidas, se busca preservar ecosistemas frágiles y en peligro, y a su vez, preservar el sustento de centenares de comunidades costeras en América Latina.
Investigaciones y experiencias virtuosas como esta fueron parte de “Bosques, humedales y océanos como pilar de la equidad y bienestar”, ciclo de encuentros virtuales organizado por la Corporación de Capital Biodiversidad y transmitido vía Facebook.
Entre junio y septiembre de 2021 se llevaron a cabo las ocho sesiones, en las cuales se dieron a conocer desde las experiencias de mujeres trabajando por la conservación de la costa en diferentes países de América Latina, hasta los beneficios económicos que conllevan ecosistemas como los bosques, dado que no son solo necesarios y claves para la salud de los humanos y del planeta, sino que también de cara a la supervivencia de las comunidades de estos lugares, de las cuales en la actualidad muchas de estas están desarrollando proyectos de conservación, como por ejemplo, el turismo sustentable.
Servicios que entrega el ecosistema
Por ejemplo, en la cuarta sesión, se habló sobre las oportunidades que reportan los ecosistemas, los beneficios, y a su vez, lo que se está desperdiciando cuando no se apuesta por su conservación. Daniel Tapia, de Capital Biodiversidad, destacó los trabajos que se han realizado para cuantificar los servicios ecosistémicos que entrega el Humedal del Río Elqui: ocho servicios de provisión de agua y el ecoturismo, 10 servicios culturales y 13 servicios de regulación, son lo que se cuentan como parte de la riqueza de este entorno natural ubicado en la Región de Coquimbo.
En tanto, la quinta sesión destacó el tema de la economía de la biodiversidad, así como sus contextos, sociales y políticos. Al respecto Karen Povdin, oficial del Programa de Cambio Climático de UICN América del Sur, con sede en Ecuador, detalló cómo los ecosistemas se utilizan como una solución basada en la naturaleza, para así evitar los riesgos existentes frente a desastres naturales como inundaciones o aluviones, así como para disminuir la pérdida de biodiversidad y la contaminación. En esta misma sesión, Rodrigo Pizarro, economista chileno, hizo un llamado de alerta de cara a la desigualdad en América Latina: “una región cuya economía se basa en la extracción de recursos naturales y su biodiversidad”.
Además, temas como la planificación urbana y política fueron también parte de este ciclo de conversaciones virtuales. En la sesión seis, “Sistemas urbanos, riesgos y comunidades”, Carolina Rojas, investigadora del centro de investigación CEDEUS, señaló como una gran deuda de Chile el hecho de que la planificación urbana sí reconozca áreas de riesgo, pero sin que estos mismos sean vinculantes.
El oasis de agua dulce
Por su parte, Paola Moschella, desde la Universidad Católica de Perú, detalló por qué se deben evitar las construcciones en los humedales: “Proveen de agua en situaciones de escasez, funcionando como verdaderos oasis de agua dulce, sin embargo, una y otra vez en nuestros países latinos vemos ejemplos de intervención, rellenos y edificación en estos ecosistemas”.
Otro de los temas que se conversaron fueron los ecosistemas, los sistemas alimentarios y su impacto en la salud de los seres humanos, la cual fue parte de la sesión número siete. “Cerca del 90% de la población que vive en las ciudades, desconoce el origen de los alimentos que consume”, afirmó Mary Anne Müller, de la Fundación Origen en Chile. En tanto, Lorena Rodríguez, de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, contó que, durante la pandemia, alrededor del 20% de la población de Chile experimentó inseguridad alimentaria, de moderada a severa.
Finalmente, la última sesión del ciclo fue integrada por Carolina Martínez, investigadora de Cigiden; Claudia Velásquez, de la Red Nacional de Promotoras y Asesoras Rurales de México, y Adriana Cadena, quien es la directora ejecutiva de la Confederación Mesa Nacional de Pesca Artesanal de Colombia. El tema tratado en esta octava y última sesión fueron los “Aspectos culturales en humedales costeros, marinos y continentales”.