Erosión, pérdida de suelo, y otros daños ecosistémicos se reportan debido a plantaciones forestales en lagos de Chile

Estudios llevados a cabo en lagos que se encuentran rodeados de plantaciones forestales revelan que estos presentan un deterioro del suelo, gran erosión, disminución de los cuerpos de agua, relleno con sedimento arrastrado, y alteraciones a sus ciclos de nutrientes y agua. La importancia de los efectos que todo lo anterior genera, afecta a todo el ecosistema de las cuencas, incluyendo a las comunidades humanas locales, hecho que ha empeorado debido al cambio climático y a la escasez de agua en el sector.

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Créditos: IEB

Las plantaciones forestales comerciales chilenas generan, en su extenso territorio, una vasta red de caminos, utilizando prácticas de cosecha intensiva (tala rasa, raleo, madereo, etc.) en ciclos entre establecimiento y cosecha de muy corta duración, elemento que no da el tiempo suficiente para la recuperación del sitio, agotando así muy rápido los nutrientes del suelo. Al mismo tiempo, las medidas implementadas de protección por la industria forestal han sido insuficientes frente a los importantes impactos negativos que poseen sobre el suelo, la biodiversidad y el agua.

Investigadores de la Universidad de Concepción lideraron un estudio en los cerros costeros de Chile central-sur, que muestra una tasa de erosión del suelo altísima en plantaciones comerciales en contraste a los bosques nativos. En promedio, los suelos de sitios montañosos bajo plantaciones forestales han sufrido pérdidas hasta cuatro veces mayores que bajo bosques nativos (máx. 90 ton de suelo perdido/ha anual al primer año de plantación). Este tipo de procesos erosivos continúan incluso bajo plantaciones aun no taladas, especialmente en suelos que ya antes de la operación forestal estaban altamente degradados. A su vez, otros estudios realizados en diferentes lugares de Chile obtienen los mismos resultados. La investigación de Aburto y colaboradores evidencia además que la pérdida de suelo neta al año bajo plantaciones forestales jóvenes y maduras, aumenta cuando hay lluvias torrenciales, elemento diferenciador a lo que sucede con el suelo de los bosques nativos. Cabe destacar que las lluvias torrenciales se han intensificado junto a una mayor presencia de un clima impredecible.

En tanto, un estudio de la cuenca del lago Lanalhue, llevado a cabo por investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), la Universidad Austral de Chile, la Universidad de Los Lagos, la Universidad de Santiago, junto a otras instituciones nacionales e internacionales, expuso que la fuerte presión ejercida por la silvicultura industrial ha sido la responsable de aumentar de forma dramática la tasa de acumulación de sedimentos en el fondo del lago. Además, en dicho estudio se estimó la cantidad y la ubicación de la pérdida de suelo en tiempos históricos (desde el año 1800) y actuales (últimos 30 años). A través del análisis de isótopos radiactivos e imágenes satelitales, el estudio registró una alta pérdida de suelo en las últimas décadas, elemento muy superior a aquella anterior al año 1950.

La deforestación por quema y la silvicultura industrial han generado los niveles más altos de arrastre de suelo en la cuenca del Lanalhue. Lo anterior genera urgencia de cara a implementar acciones de restauración con especies nativas, que tengan por objetivo conservar el poco suelo restante. A su vez, el suelo depositado en el fondo del lago ha generado otro gran problema: la sedimentación y colmatación (relleno con sedimentos) de este cuerpo de agua. Masivas y extensas pérdidas de suelo en años lluviosos han generado avalanchas de barro, perjudicando así las tomas de agua de comunidades mapuche del sector. Las comunidades del Lanalhue han hecho numerosas reuniones y solicitudes para reemplazar las plantaciones forestales por especies nativas en los menokos (bosques sagrados), las cuales surgen de esteros que desembocan en el lago. En este sentido, la investigación reconoce que las toneladas de suelo perdidas pueden ser mayores debido a que no se evaluó la pérdida producto de la red caminera forestal, que es la principal causa de alteración del suelo, junto con la tala rasa. Datos satelitales evidencian que en la cuenca del Lanalhue las talas rasas pueden alcanzar 500 hectáreas cada una, abarcando incluso pendientes de 100%, según los autores del estudio.

Un tercer estudio, esta vez liderado por investigadoras e investigadores de la Universidad Católica y el IEB, tuvo resultados similares para el lago Vichuquén. En el lago se reconstruyó el efecto de los cambios en la cobertura del suelo sucedidos en los últimos 700 años (desde bosque a cultivo u otros usos humanos), los cuales han impactado sobre la disponibilidad de nutrientes como el nitrógeno y el carbono en estos ecosistemas denominados lacustres. Esta investigación demostró que los cambios históricos, desde los asentamientos indígenas, la colonia española y la república, hasta el año 1950 aproximadamente, no habían sido alterados los sedimentos ni los flujos de nutrientes del lago. Luego, los bosques nativos fueron reemplazados por plantaciones de especies exóticas, las cuales se expandieron cubriendo un 66% de la cuenca. Este reemplazo forestal sería principalmente el factor más importante tras el gran aumento del nitrógeno del lago. Lo anterior causa un deterioro de la calidad del agua, convirtiendo de esta forma el lago en un sistema eutrófico (acumulación de compuestos orgánicos que causa proliferaciones de algas, muerte masiva de la biodiversidad y pérdida de oxígeno).

Este grupo de científicas y científicos de IEB y la PUC investigó además la Laguna Matanzas. Los resultados revelados confirman lo que señalan los estudios previos. La agricultura y pastoreo de ganado históricos tuvieron poco impacto en la transferencia de nutrientes y materia orgánica hacia la laguna durante el período colonial. En contraste a lo anterior, los mayores cambios en la dinámica del nitrógeno ocurrieron desde mediados de la década de 1970, impulsados principalmente por el reemplazo de bosques nativos y pastizales por plantaciones de eucalipto y pino. Las plantaciones, sumadas a las prácticas de la agricultura industrial intensivas, y a la extracción masiva de agua, tienen a Laguna Matanzas al borde del colapso según los investigadores.

Desde aproximadamente 1980 se han encontrado restos de carbón en los sedimentos depositados en los lagos, descubrimientos que han ocurrido en todos los casos de estudio de cuencas lacustres rodeadas de plantaciones forestales. Lo anterior evidencia el uso extensivo del fuego para eliminar el bosque nativo, y de esta forma proceder a reemplazarlo por plantaciones comerciales. En el caso del lago Lanalhue, tanto las empresas forestales Arauco, Terranova SA y Masisa serían los responsables de todos los grandes reemplazos de bosque nativo o cultivos agrícolas por plantaciones de árboles exóticos -según los investigadores-, mediante subsidios del Estado mediante el Decreto Ley 701. El estudio del Lanalhue afirma que al menos 464 hectáreas debiesen ser restauradas en el corto plazo con especies nativas para así controlar la erosión, la disminución del espejo de agua y evitar la sedimentación. Además, se señala que al menos 11.000 hectáreas requieren control de erosión, en tanto, 2.500 hectáreas requieren control de erosión de manera urgente.

Estas investigaciones, realizadas por una gran cantidad de científicas y científicos de importantes universidades chilenas y del extranjero, evidencia la necesidad de que el Estado, mediante el Sistema Nacional de Evaluación Ambiental, regule lo más pronto posible las actividades de la industria forestal. Ante esto, Cecilia Smith del IEB, y Ana Abarzúa, académica de la Universidad Austral de Chile afirman que lo más urgente es regular la duración de la rotación forestal, prácticas como la generación de caminos y tala de rasa, para así empezar restaurar con especies nativas aquellos sitios vulnerables y bosques de protección.

Finalmente, tanto las investigadoras Cecilia Smith como Ana Abarzúa, concluyen que los daños evidenciados por la industria forestal chilena a los ecosistemas del país, los cuales son la base del bienestar social, deben ser supervisados por las normas ambientales, y toda destrucción provocada debe ser reparada. Las autoras esperan que el servicio forestal, las certificaciones sobre sustentabilidad del manejo forestal, y los cambios que se están haciendo al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental en el Congreso, incorporen prontamente estándares nuevos, para reparar las pérdidas, y evitar que se continué haciendo desaparecer el patrimonio natural que posee Chile.

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