Hoy estamos sin duda viviendo una situación muy difícil, muy incierta. No sabemos exactamente cuánto durará este tiempo de prolongación de la pandemia, y cuanto nos significará superar sus impactos, a pesar de la esperanza que hoy nos ofrece la vacuna universal.
Nunca imaginamos esta nueva realidad cuando se creó la Agenda 2030 y se establecieron 15 años para su realización, pensando ese plazo para lograr alcanzar las 169 metas e indicadores que contiene y que aportan a cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es claro que ya veníamos retrasados en este cumplimiento, y ahora, por los efectos de la pandemia, nos enfrentamos a una postergación preocupantemente crítica.
Un estudio publicado por el Instituto Mundial para la Investigación de la Economía del Desarrollo de la Universidad de las Naciones Unidas, alertó de un aumento explosivo del ODS1, que aborda la pobreza global. Producto de la pandemia, hasta 400 millones de personas han entrado y entrarán en esa situación, totalizando unos 1.100 millones de pobres en todo el mundo. Y así, especialmente en aspectos de salud, contenidos en el ODS3, se ha visto que las facilidades e instalaciones no alcanzan a cubrir las necesidades básicas, las que se han hecho críticas ante la situación de emergencia. En nuestro país, conceptos como la pobreza multidimensional y la desigualdad han cobrado una relevancia vital luego del estallido social y aún más con la pandemia de Covid-19, que ha causado un retroceso importante en los avances logrados en áreas como la salud, trabajo decente y educación.
Otro estudio, al 2019, sitúa a Chile como el país con más avances de la región en materia de Desarrollo Sostenible, y la verdad es que de forma comparativa es un resultado justo y un reflejo de los esfuerzos hechos durante las últimas dos décadas, en donde tanto el sector público como el privado y los ciudadanos, han tomado mayor conciencia de la importancia de concebir el desarrollo como algo más que resultados económicos.
El último Informe de Desarrollo Humano, lanzado recientemente por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PUND, coloca también a Chile en el primer lugar en América Latina y el Caribe. Si bien los resultados hasta ahí eran auspiciadores, igualmente marcaban la necesidad de poner foco especialmente en áreas como la desigualdad (ODS10) y la equidad de género (ODS5).
Sin embargo, a pesar de esos análisis favorecedores, aún estamos al debe, y más todavía ahora, frente al retroceso en ese desarrollo, provocado por la crisis que nos ha traído esta pandemia.
También hay una alerta para el ODS16, que llama a construir la paz, justicia e instituciones sólidas. Los conflictos sociales desatados desde octubre, la crisis sanitaria, el desprestigio de las instituciones, el creciente descontento por los abusos, el desempleo y el populismo, forman la chispa que puede destruir lo que hemos construido, pero también puede ser una oportunidad.
Es importante reconocer los avances en el ODS13, ya que el país ha trazado un camino claro hacia la descarbonización, trabajando de forma conjunta con el sector privado y logrando así que hoy seamos el primer país de Latinoamérica y uno de los 10 primeros en el mundo en presentar este año sus NDC, parte fundamental por ser la declaración pública mediante la cual cada país sella su compromiso para contribuir a la reducción de emisiones mundiales.
Sin duda, todos queremos repensar un Chile mejor, y es ahí donde la Agenda 2030 de los 17 ODS, aparece como un faro para iluminar ese camino. Pacto Global junto a sus más de 100 empresas socias en Chile, han encontrado la respuesta en esta agenda, no solo como una guía, sino como una concepción integral de sociedad, que permite medir y escalar el progreso en todas sus dimensiones y construir así una nueva humanidad.