Coronavirus disminuye la contaminación, pero no reduce el cambio climático

Los gases de efecto invernadero tienen consecuencias a largo plazo, dicen los expertos.

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Contaminación en China.

Una merma significativa en los gases que afectan la salud a corto plazo, como el dióxido de nitrógeno (NO2), pero no tan relevante en otros gases, como el dióxido de carbono (CO2), será una de las consecuencias de la pandemia de coronavirus que afecta al planeta, según reconocen los especialistas.

Lo primero ya ha sido confirmado a través de imágenes satelitales de la NASA, que registró una disminución significativa del NO2 en ciudades de China e Italia, que deriva de las emisiones del transporte (vehículos motorizados y aviones) y de procesos industriales.

La pandemia ha prácticamente congelado los desplazamientos y la actividad productiva y, por ende, estas emisiones. El NO2 es un contaminante relacionado con enfermedades que afectan las vías respiratorias, pero que permanece muy poco en la atmósfera, por lo que no es considerado entre los gases de efecto invernadero. Los gases de efecto invernadero también provienen de la combustión en procesos industriales o la combustión derivada del transporte, pero se caracterizan porque duran mucho en la atmósfera y algunos, como el CO2, pueden permanecer allí por siglos, reconoce Rodrigo Seguel, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2).

«La interrupción actual significará una disminución de las emisiones por país, pero no va a tener una correlación en los efectos en el clima, dada la concentración ya existente de gases de efecto invernadero. Es difícil que se revierta con solo un evento puntual. Tendría que ser una situación que se mantuviera por décadas», sostiene. De todas formas, la merma actual de emisiones podría significar que algunos países logren sus metas anuales de atenuación de los gases de efecto invernadero.

De hecho, la disminución de la actividad productiva por la cuarentena incidirá en una baja del consumo y generación eléctrica. Esto traería una menor actividad de las centrales termoeléctricas, que son importantes emisores de CO2, dice Andrés Pica, director ejecutivo del Centro de Cambio Global de la U. Católica.

Para Thelma Krugg, vicepresidenta del Panel Intergubernamental de cambio climático (IPCC), el real impacto de la merma de las emisiones será probablemente evidente en los informes anuales de organismos como la Organización Meteorológica Mundial y podría recogerlo el próximo informe del IPCC. «La ciencia dice que necesitamos respuestas inmediatas y de todo el mundo para enfrentar el cambio climático, como la que ha ocurrido ahora, claro que esta no fue espontánea, sino por la necesidad que se impone», observa la científica, quien asistió este mes en Chile a la Primera Conferencia Regional de cambio climático.

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