En la cordillera de Los Andes en la Región del Ñuble, entre el límite de las comunas de Coihueco y Pinto, se encuentra ubicado el complejo volcánico Nevados de Chillán, el que hace 650.000 años presenta una actividad eruptiva. Actualmente, desde enero de 2016 que se encuentra en erupción, formándose un nuevo cráter denominado Nicanor.
Por lo mismo, es que hoy se mantiene en alerta amarilla la zona turística con pulsos eruptivos explosivos y otros poco visibles para la población que se han presentado en las últimas semanas. Al respecto, el director del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico y académico de Geología de la Universidad Católica del Norte, señaló que “Nevados de Chillán no solo está activo, sino en erupción continua desde inicios de 2016, por lo tanto, lo que estamos viendo es la manifestación visible de un proceso eruptivo permanente”.
Nevados de Chillán tiene un ciclo eruptivo cuya actividad no es siempre visible, como sí ocurre con volcanes en Hawai, donde sale lava prácticamente 20 días seguidos, y se ve una erupción claramente. De acuerdo, al experto este fin de semana existió un “fuerte pulso eruptivo”. A lo anterior, Javiera Caro, estudiante de magíster en Geología de Ckelar Volcanes, añadió que la actividad ocurrida es algo esperable y recurrente. “Pero llama la atención porque la altura de la columna eruptiva llegó a casi los dos mil metros y esta vez se dispersó al suroeste, o sea, hacia el lado chileno (por el viento). Generalmente la columna eruptiva se va hacia al sureste (Argentina)”, explicó.
Los domos de lava, argumentan los expertos, son de mayor riesgo porque generan un “tapón” en el volcán, cuya presión propia de la actividad volcánica no se puede liberar fácilmente. “Esto puede desencadenar una explosión de mayor magnitud, que es el principal peligro asociado, ya que en las cercanías del volcán encontramos centros turísticos, los que pueden recibir caída de cenizas desde el volcán”, aseguró Caro.
Estudio de actividad volcánica
Durante el 2022, Javiera Caro ha trabajado en terreno en el volcán Nevados de Chillán, cuya metodología de estudio incluye imágenes satelitales. “El complejo volcánico tiene un importante registro de erupciones históricas, la más reciente empezaron en 1973, 1976, luego 2003 y 2008 (periodos eruptivos que pueden durar años). Este periodo eruptivo, que comenzó hace 6 años, se espera que continúe los próximos meses”, sostuvo.
Por medio de las imágenes satelitales los vulcanólogos observan cómo han ocurrido las erupciones anteriores y las comparan con las actuales, esto con el fin de ver si tienen relación entre sí e investigar cómo pueden actuar los volcanes a futuro o cómo podría, específicamente evolucionar la actividad que hoy vemos en Nevados de Chillán.
“No existe un patrón en los ciclos eruptivos, sin embargo, previo a las erupciones en este volcán en particular, se ha repetido un comportamiento termal característico, aumento de los campos fumarólicos, que conocemos como ‘anomalía termal’. También se está restringiendo el volumen de magma que ha sido emitido a superficie por el volcán”, especificó la experta en volcanes.
Cámara magmática
Por su parte, Aguilera señaló que esto podría significar que la actividad volcánica está eventualmente decreciendo o que, otra opción menos plausible porque no hay evidencia científica, es que el conducto se esté obstruyendo y por eso salga menos magma. “Lo que hacemos los vulcanólogos, es estimar el tamaño de la cámara magmática que muchas veces son gigantescas (pueden tener kilómetros de diámetro), estimando la cantidad de magma que ha salido de esa cavidad a través del uso de imágenes satelitales”, detalló.
La idea de estudiar el tamaño de las cámaras de magma es contestar preguntas relacionadas con la gestión de riesgo volcánico. “Cuánto volumen podría tener una erupción y cuánto tiempo podría durar, nos ayuda a determinar el riesgo de desastres en caso de que una erupción sea intensa y destructiva”, aseguró el director de IM Ckelar volcanes.
Si bien el último pulso volcánico alcanzó una intensidad moderada, que significó la presencia de una gigantesca columna de cenizas y material sólido expulsado desde el volcán al exterior, ambos investigadores coinciden que esta zona reviste peligros, al ser altamente turística. Por lo tanto, se necesita de un turismo responsable e informado. Eso significa, entre otras cosas, respetar el radio de seguridad de dos kilómetros, recomendado por las autoridades de la materia como el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) y la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI).
