Compartamos el planeta con los que vienen

Yo tengo un hijo en camino, y mi compromiso con la crisis climática se hace más evidente. Si bien trabajar en el sector de las energías renovables te impulsa a tomar conciencia y a comprometerte con la búsqueda de un Chile y un planeta más sustentable, tanto desde lo ambiental como lo social, la llegada de un ser humano que recién comenzará su existencia en este planeta refuerza la preocupación y la ocupación sobre esta materia.

Chile es parte de los países que se sumaron a los compromisos de la COP de París; acaba de actualizar su NDC (Contribución Nacional Determinada), aumentando la ambición en sus compromisos; y, justamente, en este momento está trabajando la Estrategia Climática de Largo Plazo. Adicionalmente, está caminando a pasos agigantados en el proceso de Transición Energética del país, a través del acelerado desarrollo de las energías renovables, el compromiso de las empresas propietarias de las centrales a carbón que han adelantado el cierre de las termoeléctricas, la aprobación de la primera ley de eficiencia energética para Chile (por fin) y el lanzamiento de la estrategia de hidrógeno verde, sólo por mencionar algunos hitos.

Fernanda Varela, directora comunicaciones de Acera

En ese sentido, nadie podría decir que Chile no tiene conciencia de la gravedad de la crisis climática que estamos enfrentando, pero no queda tan claro a nivel de ciudadanos. En paralelo, estamos viviendo una pandemia que ha tomado el protagonismo de los informativos y la rutina social, ya que sus graves efectos, y lamentables muertes, se ven en tiempo real y el temor es transversal. Así, hemos olvidado lo grave del cambio climático, porque no vemos sus efectos inmediatos, pero sí los sentirán nuestros hijos, nuestros nietos.

Y mientras pienso esto, veo con tristeza cómo desde los basureros cuelgan guantes de látex al por mayor, que en la playa son mascarillas usadas las que entretienen a las gaviotas, y que -entre otras cosas- ha regresado la cultura de “un solo uso” porque la pandemia así lo impone.

Yo tengo un hijo en camino, y mi compromiso con la crisis climática se hace más evidente. Si bien trabajar en el sector de las energías renovables te impulsa a tomar conciencia y a comprometerte con la búsqueda de un Chile y un planeta más sustentable, tanto desde lo ambiental como lo social, la llegada de un ser humano que recién comenzará su existencia en este planeta refuerza la preocupación y la ocupación sobre esta materia.

El embarazo es una industria comercial tremenda, en el cual es fácil comprar productos innecesarios que el marketing te impone como prioritario. Ésta será mi batalla personal para entregar un granito de arena al combate de la crisis climática. Y en ese sentido, ser mamá a los 37 tiene sus beneficios. Gran parte de mis amigas ya fueron madres (muchas ya no quieren ni pensar en comenzar de nuevo), así que no sólo tienen importantes consejos para compartir, sino que también muchas cosas. Es así como he logrado obtener cerros y cerros de ropa maternal, la cual manejo con mucho cariño y cuidado para que después la pueda utilizar alguien más. Y es acá donde las famosas “R” del consumidor responsable toman mayor sentido, donde no basta con reciclar y reutilizar, sino que el “Rechazar” es clave para romper la cadena.

Y es que, además, Chile es tremendamente vulnerable al cambio climático. Nuestro territorio cumple con siete de los nueve criterios de vulnerabilidad enunciadas por la CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), lo que nos entrega una responsabilidad aún mayor de proteger nuestro país, nuestra cultura, nuestra diversidad. Pero al mismo tiempo, es una nación de mucho compromiso y solidaridad, lo que entrega la esperanza de que haremos todos los esfuerzos que estén a nuestro alcance para mitigar y adaptarnos de la mejor manera. Todos debemos hacerlo, desde nuestros trabajos, oficios y hogares.

Desde mi trabajo, mi compromiso es con la transición energética (impulsando un Chile 100% renovable), como desde mi hogar, es con el consumo responsable de energía, reutilizar, reciclar y -quizás lo más importante- transmitirle, también, a ese hijo en camino que su misión es tener la misma preocupación y cuidado con el medio ambiente.

Necesitamos un planeta que reciba con los brazos abiertos a las nuevas generaciones que están recién empezando, o por llegar, tal como me recibió a mí y a todos ustedes. No olvidemos que el cambio climático no se sana con una vacuna, sino con el compromiso y trabajo de todos y todas.

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