Por Adriana Muñoz, senadora por la Región de Coquimbo
Diversos medios de comunicación han mostrado, en los últimos días, imágenes de los embalses de la zona. Registran un aspecto muy distinto a lo que veíamos hace algunos meses, cuando tenían una mínima acumulación de agua o simplemente se encontraban secos.
Sin duda es una muy positiva noticia. Ello ha traído mayor tranquilidad a la agricultura, al asegurar un par de temporadas de riego. Pero también empieza a generar una incipiente recuperación turística, incentivando la llegada de visitantes, lo que genera empleo e ingresos para nuestras comunas, que han hecho un importante esfuerzo de difusión.
Sin embargo, no debemos desatender que según los informes especializados, como los que emanan del CEAZA, nuestra región vive un proceso de aridificación, que implica un aumento de la temperatura promedio y una permanente menor disponibilidad de agua. Es probable que en el futuro veamos situaciones similares a las vividas en la última década, con escasas precipitaciones y nevadas.
Por ello es imprescindible no perder el foco. No podemos creer que todo haya vuelto a la normalidad. Debemos seguir trabajando para incorporar nuevas fuentes de agua como las desaladoras. Además, es imprescindible procurar un uso más eficiente. En ello tenemos mucho que seguir avanzando, tanto en el uso doméstico, por ejemplo a través de la reutilización de aguas grises o, en la agricultura, incorporando mayor tecnología y reemplazando variedades productivas que requieren mucho riego.
Hay que actuar con prudencia y responsabilidad. La disponibilidad de agua depende de la naturaleza, pero también de nuestras acciones y prioridades.