Chile y sus montañas: ¿Cómo vamos?

En coherencia con el objetivo de restauración de los ecosistemas de montaña, al cual se dedica el Día Internacional de las Montañas este 2023, es urgente poner fin a la enajenación de los terrenos fiscales en montañas y una moratoria en el otorgamiento de concesiones.

Hoy 11 de diciembre se celebra a nivel mundial, el Día Internacional de las Montañas. Con ello se pretende visibilizar y llamar la atención de la sociedad sobre estas formaciones geológicas tan fuertes y estables, pero al mismo tiempo mostrar sus ecosistemas tan frágiles y vulnerables a la depredación de las actividades humanas y a los impactos del cambio climático.

Para dimensionar la importancia de las montañas y las amenazas que estas enfrentan, consignar que constituyen casi el 30% de la superficie terrestre del planeta; albergan casi la mitad de los “hot spots” o sitios claves de la biodiversidad mundial; y son el hogar de nieves y glaciares que abastecen de agua dulce a la agricultura y a la mitad de la población mundial (FAO 2023). Además de la provisión de innumerables “servicios ambientales” como su función en la regulación del clima, la provisión de agua y la mantención del suelo, funciones claves para nuestra subsistencia y la vida de innumerables especies que constituyen la biósfera. Por esta razón, y por las amenazas que actualmente enfrentan las montañas del planeta, es que Naciones Unidas instituyó al 2023 como el año de la Restauración de los ecosistemas de montaña; y  se incluye como parte importante de la agenda del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas 2021–2030, cuyo objetivo es reunir apoyo político, investigación científica y recursos financieros para aumentar significativamente la restauración y prevenir una mayor degradación de los ecosistemas de montaña.

¿Cómo andamos por casa?

Chile es un país de montañas. El 63,8% del territorio nacional se encuentra en en zonas de montaña (FAO-2012-Diagnóstico de Montaña), pero vivimos de espaldas a ellas; y la identidad patriotera y su iconografía correspondiente, ubica a los chilenos (personas y paisajes) solo en el estrecho valle central como si no estuviéramos a los pies de la Cordillera de Los Andes. Tampoco tenemos una institucionalidad, ni políticas, para la protección, administración y uso sustentable de las montañas. El Ministerio de Bienes Nacionales, por ejemplo, que tiene a su cargo el 54% del territorio nacional que es de propiedad fiscal, del cual 70% esta ubicado en zonas de montaña (más de 29 millones de hectáreas, según el catastro de propiedad fiscal de 2018) no protege, ni hace gestión sobre dichos territorios, sino que su principal labor sigue siendo entregar concesiones de todo tipo, entre ellas, para explotación mineras y títulos de dominio.  

Esta situación es grave, dado que las montañas en Chile son territorios estratégicos para para la seguridad hídrica en el contexto del cambio climático. Allí se ubican las mayores fuentes de agua dulce en forma de glaciares, nieves y cabeceras de cuenca y también parte importante de las áreas mejor conservadas de biodiversidad terrestre, razón por la cual la sociedad chilena ha intensificado las campañas de protección de los ecosistemas de montaña. Ejemplo de esto es la Red de Santuarios de la Naturaleza de la Región Metropolitana de Santiago que ya suma el 10% de la superficie de la Región como áreas protegidas, casi todas ellas correspondientes a zonas de montaña. A ello se agrega la campaña ciudadana “Queremos Parque”, que demanda la protección del último gran terreno fiscal de 140 mil hectáreas en la cuenca del río Maipo, amenazado por la minería; y del cual solo se ha logrado un decreto de protección de 50% del área, el actual Parque Nacional Los Glaciares; quedando aún en riesgo y a la deriva  otras 70 mil hectáreas de los predios fiscales Río Olivares y Río Colorado, en San José de Maipo.

En este contexto, y en coherencia con el objetivo de restauración de los ecosistemas de montaña, al cual se dedica el Día Internacional de las Montañas este 2023, es urgente poner fin a la enajenación de los terrenos fiscales en montañas y una moratoria en el otorgamiento de concesiones. Ello, mientras no se defina criterios apropiados para la protección y uso sustentable de los predios, el establecimiento de planes de manejo y una trasparente administración. Solo así Chile podrá avanzar en la restauración de los ecosistemas de montaña, integrar estas acciones a los compromisos de restauración de ecosistemas a escala de paisaje, contenidos en la Contribución Nacionalmente Determinada y también lograr sinergia con las metas de conservación de la biodiversidad que nos comprometen a proteger 30% del territorio nacional al 2030.

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