Las vaquitas del desierto son tal vez el habitante más reconocido del desierto florido. Coincidente con la floración, completan su ciclo miles de vaquitas del desierto, que vagan durante el día buscando alimento y apareándose.
El género endémico Gyriosomus está compuesto por más de 40 especies, la mayor parte de ellas concentradas en las regiones de Atacama y Coquimbo.
El nombre de «vaquitas» proviene de las características manchas blancas sobre el negro de los élitros, que caracteriza a muchas de las especies, y a que los niños del norte juegan con ellas como si fueran ganado, encerrándolas en pequeños corrales de piedras y ramas.
Cabe destacar que la vaquita del desierto se encuentra en peligro de extinción, dado que su extensión de presencia es menor a 5 mil kilómetros cuadrados, se reconoce en menos de cinco puntos, siendo endémica de Paposo, su área de ocupación ha sido perturbada y transformada por pastoreo de ganado caprino, extracción de leña y herbívoros, y que el área de ocupación es menor a 500 kilómetros cuadrados.
Reconocimiento
Como ya es tradición, el Instituto Jane Goodall Chile organiza una votación en el marco del Día Nacional de la Fauna para elegir a una especie nativa como embajadora. En ese contexto, la vaquita del desierto Poposo fue elegida este año, imponiéndose por votación popular a la fardela blanca, gruñidor de Valeria, ranita de hojarasca, tiburón pintarroja y al hullín.
