En lo que va corrido del año, las cifras de energía renovable que no puede ser inyectada al sistema eléctrico nacional, y que por consiguiente se pierde o “recorta” supera los 450 GWh, y ya es equivalente a toda la energía que se recortó en 2021.
La proyección de recortes para lo que resta del año, es crítica y muestra una ineficiencia récord de nuestro sistema eléctrico. Pero, ¿cómo se explica que en medio de una situación de estrechez energética, con un riesgo de racionamiento eléctrico y de agua muy presente, nuestro sistema eléctrico tenga estos episodios de pérdida de energías limpias y baratas? Sobre todo, cuando desde hace ya un tiempo que contamos con informes técnicos de la autoridad competente, que soslayan la necesidad de atrasar el plan de retiro de generadoras a carbón a pesar de la voluntad y compromiso de las empresas propietarias, sin perspectivas de hidrología húmeda para este año ni los próximos.
Además de los esfuerzos de largo plazo por invertir en el sistema de transmisión, es importante destacar que existe una amplia variedad tecnologías habilitantes, que sirven precisamente para hacer frente a este tipo de situaciones. La implementación de estas soluciones – almacenamiento, sistemas de control avanzado o automatismos, líneas de transmisión eficientes, medición inteligente – es condiciones sine qua non para lograr la desfosilización de nuestra matriz eléctrica. Ellas sin duda harán la diferencia en el corto plazo para operar nuestro sistema eléctrico de manera más eficiente en base a generación renovable. Es en estas tecnologías donde debemos concentrar nuestros esfuerzos inmediatos.
Es importante destacar que en sistemas con alta penetración de energías renovables, tanto a nivel de gran escala como en los sistemas de distribución, los elementos de control de la red toman una mayor preponderancia en la gestión eficiente de la energía. La utilización de automatismos en transmisión, por ejemplo, permitiría una mayor transferencia de flujos de energía desde la zona norte, abundante en renovables, hacia la zona centro-sur donde esta energía se requiere, sin afectar la seguridad del sistema.
El plan parece simple, pero requiere de un acuerdo amplio y del empuje de organismos como el Coordinación Eléctrico Nacional, que sintonice con las visiones de las propias empresas generadoras que promueven estas soluciones. Prueba de ello, es la posición de estas empresas frente a la discrepancia presentada ante el Panel de Expertos del sector en contra del Coordinador por evaluar como un retroceso en la implementación de este tipo de soluciones, ciertos procedimientos y reglas que se pretenden aplicar y que imponen exigencias que ningún sistema de control avanzado ha cumplido antes ni que puedan cumplir después.
De nuevo, la pregunta es, si nos quedamos sin estas soluciones, ¿qué otras medidas para el mejor aprovechamiento de la infraestructura existente de transmisión se están evaluando para éste y los próximos cinco años? Un proyecto “País en Transición Energética” es lo que se requiere.