Sanitarias han invertido el 40% de lo exigido por la SISS ante el cambio climático

Los proyectos pendientes más grandes son el estanque de Pirque y la planta desaladora de Atacama. Su puesta en marcha, entre 2018 y 2020, dará por concluido el plan.

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Dos contingencias convencieron hace una década a la Superintendencia de Servicios Sanitarios de que el cambio climático sí afectaría a Chile: en 2007, las napas subterráneas comenzaron a secarse, dando señales de que la escasez hídrica estaba desertificando al valle de Copiapó. Y el 22 de mayo de 2008, una intensa lluvia provocó un brusco aumento de la turbiedad del río Maipo, lo que obligó a interrumpir el suministro de agua en 340 mil hogares de Santiago.

Con el fin de respaldar el abastecimiento en las ciudades, en caso de mayor turbiedad en los ríos o de escasez de lluvias, la superintendencia exigió obras por US$ 637 millones a siete empresas sanitarias que operan entre las regiones de Arica y Parinacota y de Los Lagos.

“Les hemos exigido a las empresas que presenten soluciones para enfrentar los problemas del cambio climático”, afirma el superintendente Ronaldo Bruna. De ese monto, a la fecha se ha construido un 40%.

La última región que se incorporó a la exigencia del regulador fue Aguas Magallanes, luego que a fines de octubre lluvias inusualmente torrenciales obligaran a cortar el agua en Puerto Natales, cuyos habitantes salieron a protestar a las calles, luego de cuatro días sin suministro. “Les pedimos un plan de obras para mitigar estos efectos que pueden producirse a futuro. Hay que tener una fuente que dé a la ciudad más resiliencia”, plantea Bruna.

Más autonomía

En cuanto al respaldo ante bruscos aumentos de turbiedad en los cursos de agua, las inversiones han apuntado a realizar estudios y a habilitar nuevos estanques.

El objetivo es aumentar el tiempo de autonomía del suministro desde el momento en que se produce la emergencia hasta que, efectivamente, se corta el agua en los hogares.

Así, se espera que la construcción del tranque de Pirque, por US$ 85 millones, eleve la autonomía de Santiago de 11 a 32 horas en 2019, y que otro tranque en San Antonio, a cargo de Esval y que estará terminado el próximo año, la extienda a 40 horas.

Otro problema asociado al cambio climático es la escasez hídrica. Las medidas para enfrentarla han apuntado a aumentar los sondajes y a construir plantas desaladoras. Una de estas últimas, en Copiapó, debe entrar en operación en abril de 2020. Su puesta en marcha, más la del estanque de Pirque, completará el 60% restante del plan.

Un caso especial es el de Arica, que se abastece de pozos, por lo que tiene menos riesgo de inundación por lluvias de superficie. El comportamiento de los pozos es clave para abastecer la ciudad, y ya se proyecta que en tres años necesitará una planta desalinizadora. “Eso lo comprometió la empresa en el plan de desarrollo y estamos atentos a lo que está ocurriendo en esos acuíferos”, sostiene el superintendente.

Impacto tarifario

Respecto del impacto de estas inversiones en las tarifas que pagan los consumidores, detalla que “las empresas sanitarias han podido cobrar una vez que las obras están operando”.

Por ejemplo, una vez concluido el estanque de Pirque, una cuenta promedio de 15 m {+3} de agua subirá $140 mensuales, “que es un poco más del 1%”, concluye Bruna.

Cobro El superintendente Bruna aclara que las sanitarias solo pueden cobrar tarifas por nuevas obras una vez que estas se encuentran operativas.

Planes de emergencia ante desastres

Ante la eventual destrucción o daños severos en la infraestructura sanitaria por un fenómeno de la naturaleza, la SISS implementó junto con las sanitarias de las 15 regiones un plan de emergencia de distribución de estanques y de coordinación de camiones aljibe para que la ciudadanía cuente con abastecimiento de agua potable. El plan se realiza en coordinación con el sistema de protección civil, municipios y juntas de vecinos. La idea es que esta red resista durante 72 horas.

En Santiago se trabaja en 30 comunas para implementar el plan. Se espera que en 2018 el programa esté ejecutado en tres regiones del país.

Los proyectos en ejecución para mitigar efectos en el Gran Santiago

Uno de los lugares donde más se han evidenciado los efectos del Cambio Climático es la precordillera de la zona central. En especial, en las cercanías de Santiago, debido al impacto que han tenido eventos como deslizamientos de tierra y aluviones, provocados por precipitaciones en la alta cordillera, en millones de personas.

Esta situación ha generado masivos y recurrentes cortes de agua en el Gran Santiago, como los ocurridos en abril de 2016, que dejaron sin suministro a buena parte de la ciudad por más de un día. Estos eventos han acelerado la ejecución de un plan para evitar impactos tan prolongados de estos eventos.

Este proyecto, ejecutado por la sanitaria Aguas Andinas, consiste en la construcción de nueve estanques, además de 16 pozos de agua subterránea. “Estas obras elevarán las reservas de agua de nueve a once horas y estarán operativas el primer semestre del 2018. Paralelamente estamos iniciando la construcción de seis estanques en Pirque, lo que nos darán reservas de agua para 32 horas. Esta obra estará operativa el 2019. Ambos proyectos avanzan según los plazos acordados con la autoridad”, afirman desde la empresa.

La ejecución de este proyecto se financia con un alza de tarifas a los usuarios en 1,1%.

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