Punto Rojo: la prometedora iniciativa que intenta darle una segunda vida a las mascarillas a través del reciclaje

El proyecto de las emprendedoras Ellen Sotomayor y Claudia Guichard convierte mascarillas en maceteros. Sin embargo, también prontamente podrían producir otros tipos de productos.

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A pesar de que se suspendió el uso obligatorio de mascarillas en espacios abiertos en aquellas comunas con bajos números de contagios por el covid-19, su uso seguirá siendo parte de nuestras vidas por un largo tiempo.

Por lo general, estos implementos sanitarios están confeccionados de fibras de polipropileno, un material que prácticamente no se degrada, por lo que sus desechos pueden causar un alto impacto ambiental por su acumulación en medios marinos y terrestres. De acuerdo a ello, el Ministerio del Medio Ambiente indica que si se estima que las personas usan dos mascarillas desechables al día, entonces habría un total de 30 millones cada 24 horas.

Para enfrentar esta problemática, Ellen Sotomayor y Claudia Guichard decidieron fundar Punto Rojo, proyecto que actualmente convierte mascarillas en maceteros.

En conversación con Codexverde, Sotomayor contó que esta idea nació a raíz de su pasión por el trecking y subir cerros, donde comenzó a darse cuenta de que estas zonas estaban invadidas por estos residuos. “Me empecé a fijar que las mascarillas son realmente un peligro. Como son livianas, se vuelan en el aire, entonces es difícil buscarlas. Además, una de las cosas que más me impactó fue conocer el hecho de que los pajaritos podían verse afectados por las mascarillas en desuso, debido a que los plásticos se pueden enredar con sus patas”.

Pero, ¿por qué decidieron llamar esta iniciativa como Punto Rojo? Si bien ya existen puntos de reciclaje de otros productos, como lo son los puntos limpios o puntos verdes, que aluden a lo ecológico, Ellen y Claudia querían que el “rojo” tomara una connotación de peligro y preocupación. Una campaña fuerte, tal como lo es este color. De esta forma, quieren llegar a las mentes de las personas y que se quede el mensaje de lo peligroso que es la contaminación que se produce por las mascarillas, complementándolo así con su slogan “Viraliza Conciencia”.

¿En qué consiste el proceso de reciclaje de las mascarillas?

Estas se retiran, van todas en bolsas especiales, y se llevan a un container, donde pasan por un proceso de sanitización. Luego, se sacan los fierros de las mascarillas para posteriormente triturar y transformar ese plástico, que es el pellet, en el producto. Este proceso complejo de reciclaje lo realiza la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción.

¿En qué otros productos tienen pensados transformar las mascarillas, además de maceteros?

El pellet de la mascarilla ya está probado y podemos seguir transformándolos en otras cosas. Pueden ser bandejas plásticas, palas de basura u otros productos, para los cuales se deberían realizar pruebas. También se podrían realizar esas colchas que están las plazas donde juegan los niños, para evitar que se lastimen, las cuales actualmente son de caucho.

Actualmente, ¿dónde se pueden encontrar sus puntos?

Realizamos nuestro gran piloto en la Corporación de Educación y Salud de la Municipalidad de Las Condes. Estuvimos en ocho colegios y ahí tuvo súper buena acogida porque los niños estuvieron muy motivados por participar y realizar campañas. Mostramos videos e hicimos charlas, acciones que motivaron a la gente a pedir más puntos de reciclaje para las mascarillas.

Hace poco estuvimos en la Feria de Reciclaje en Vitacura, la cual fue todo un éxito. Sacamos 200 kilos de mascarillas, que son 25 mil mascarillas en cuatro horas, las cuales prontamente tendrán una segunda vida, con la producción de maceteros.

En relación con el futuro del proyecto, las cofundadoras esperan llegar a todas las comunas de Chile. Esto, a raíz de que muchas personas les escriben en sus redes sociales porque quieren reciclar, ya que tienen en sus casas guardadas muchas mascarillas y no quieren botarlas a la basura. Es por eso que esperan tener la mayor cantidad de Puntos Rojos en el país.

No obstante, hay ciertos obstáculos. “Como todo esto tiene un costo, lamentablemente la conciencia todavía no da para decir que hay que invertir en esto. Entonces, la parte monetaria es en la que hemos estado topando con las municipalidades”, indica la co-fundadora de Punto Rojo.

Y es que tal como nos cuenta, hay varias entidades y empresas que no tienen contemplado dentro de sus presupuestos este tipo de gasto en reciclar más. “Pero sí hay muchos que hacen el esfuerzo y tienen la conciencia por el cuidado del medio ambiente, por lo que buscan la forma de conseguir poder costear todo el proceso y así conseguir una economía circular”, finaliza.

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