En algún momento nos enseñaron que producir un bien u ofrecer un servicio, tendría éxito si interpretaba de manera adecuada una necesidad de consumo y, mejor aún, si este era masivo. Incluso nos hicieron ver que hay veces en las cuales estas necesidades están ocultas, ni siquiera el usuario lo sabe, no ha tomado conciencia y solo había que incentivar el “apetito”.
Aparecieron entonces las técnicas para aumentar el consumo impulsivo, el consumo de lo simple, de lo desechable e inmediato. Últimamente apoyado por el comercio electrónico y global. Navegas, te gusta y compras. No importa la huella de carbono, el sobre embalaje y que finalmente no te sirva. Lo que se espera es que vivas la experiencia de compra.
Tal como en el pasado, la producción descubrió que existía una necesidad secreta de satisfacción inmediata, de bienestar pasajero y sin conciencia del costo ambiental. Hoy descubrió que existe una nueva necesidad oculta en las personas, una sobre conciencia verde.
La producción tiene una gran oportunidad de interpretar bien esta necesidad, de incentivar el “apetito” masivo. Sí, pasar del nicho a la masificación. Todos sabemos que hay marketing de sobra para ello y solo hay que ¡moverse! Hace falta que la forma de producir y de ofrecer renuncie a su modelo tradicional y lineal de obtener beneficios, para optar por un modelo nuevo que incorpore el costo ambiental en la producción. Varias veces me he puesto los zapatos de un productor, imagino estar parado en arena movediza, mirando la rama del árbol que me sostendrá para salir caminando. Bueno, varios productores están conscientemente buscado esa rama que los hará pasar de un tipo de oferta-demanda, a un tipo de oferta-medioambiente-demanda, en donde el filtro entre la oferta y demanda es el medio ambiente. Aquel ambiente que queremos vivir y queremos dejarle a las generaciones futuras. Un Medio Ambiente en equilibrio dinámico.
Es por ello que en el último tiempo ha aparecido tanta regulación que fortalecerá el equilibrio y que impulsará a la producción para competir en forma leal, con las mismas condiciones. Una regulación que toda producción deberá cumplir y así toda persona podrá elegir responsablemente. Esta vez habrá más diseños de productos que se puedan reusar, reciclar o compostar después de ser usados.
Muchas personas irán pasando de la era del consumo narcisista a la era del consumo responsable y sostenible. Es ¡una lata! para generaciones avanzadas pero es ¡bacán! para generaciones más jóvenes.
¿Cómo produces? ¿Para que las personas separen en origen o para que tu producto, después de ser usado, se arroje en basurales, vertederos y rellenos sanitarios? ¿Cómo piensa tu mente consumidora? ¿Compras para cuidar el medio ambiente o para aumentar los gases de efecto invernadero?