Onemi organizará simulacros para aluviones en 2016 e instalará señalética de evacuación

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Las quebradas de las regiones de Atacama y Antofagasta registraron un cambio fluvial sin precedentes el 25 de marzo de este año: un núcleo frio en altura, que trajo lluvias y nevazones inéditos en la zona, provocó la activación de los afluentes secos, generando 18 aluviones que inundaron de barro prácticamente ciudades enteras, como Copiapó, Tierra Amarilla o Chañaral. En total hubo 31 personas fallecidas, decenas de desparecidos e inmensos daños.

La tragedia se acrecentó por el desconocimiento de la población respecto a los lugares de seguridad donde podrían huir en caso de un aluvión, ya que nunca se habían enfrentado a una catástrofe de esa magnitud. Es por eso que la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) tiene previsto para el segundo semestre del 2016, programar, desde el nivel nacional, un simulacro de evacuación de aluviones, utilizando la misma metodología aplicada en los procesos de terremotos y tsunamis que ya se realizan.

“Los aluviones y remociones en masa se manifiestan con más frecuencia y con una mayor afectación de que lo que históricamente ocurría, se hace necesario reforzar estas medidas”, dijo Ricardo Toro, director de la Onemi.

Lo anterior implicará la identificación de medios de alerta temprana e información a la comunidad, vías de evacuación, señalización de zonas de peligro y áreas seguras. “Nuestro objetivo es incentivar el autocuidado en la comunidad y perfeccionar los planes de emergencia de acuerdo a lecciones aprendidas”, añadió.

Para comenzar con los simulacros, la Onemi ya inició un proceso de levantamiento de información sobre las capacidades de respuesta del sistema ante estos eventos. Para ello se están evaluando las amenazas y confeccionando los planes de evacuación.

De hecho, el equipo de simulacros de la oficina viajó este año a Estados Unidos para participar en un curso de esta materia dictado por la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (Fema).

Pero uno de los ejemplos para aplicar este plan nacional es lo ocurrido en la Región de Antofagasta, que este año instaló una red de 23 estaciones pluviométricas en las quebradas de la zona para analizar cuales podían colapsar ante un sistema frontal y así confeccionar mapas de evacuación. “Detectamos el año pasado las primeras lluvias extraordinarias, considerando que acá caen como máximo uno o dos milímetros de agua al año”, comentó Valentín Volta, intendente regional.

El semestre pasado se completó la instalación de los equipos (con una inversión de $ 600 millones), los cuales permitieron, el 2 de agosto, dar una alerta a Tocopilla que permitió evacuar 3.500 personas de las poblaciones 5 de octubre y Tres Marías antes del aluvión de esa ciudad. “A las 9.00 horas ya teníamos registrados dos milímetros y avisamos al alcalde y carabineros. Previamente, definimos zonas de evacuación”, detalló Volta.

La autoridad explicó que la evacuación asociada a los maremotos no se relaciona con los aluviones. “Cuando se trata de un tsunami, se huye a los cerros, mientras que en los aluviones hay varias quebradas por lo que hay que medir la capacidad de cada una, pues pueden que alguna tengan cero riesgo. Luego de eso se confecciona el mapa de evacuación”. Volta ejemplificó que en Antofagasta, un lugar de huida definido es el Liceo Industrial de la ciudad.

Al respecto, el senador por la Región de Atacama, Baldo Prokurica (RN), comentó que “este tipo de ejercicio anticipan como reaccionar ante una catástrofe. El aluvión del 25/M tenía cinco metros de altura de barro y agua, pero demoró 12 horas en llegar hasta Diego de Almagro o Chañaral. Si estos ejercicios se hubieran hecho antes, se hubieran salvado muchas vidas”.

 

Fuente: La Tercera

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