El pasado 19 de septiembre se activó oficialmente la cuenta regresiva de 120 días para la entrada en vigor del Tratado de Alta Mar, también conocido como Acuerdo BBNJ, al alcanzar la ratificación de 60 países. De esta manera, se pondrá en marcha un mecanismo legal para promover la protección en aguas internacionales, las que cubren casi la mitad de la superficie del planeta.
“El mundo dio un paso histórico con la ratificación del Tratado de Alta Mar”, afirmó el Dr. Felipe Paredes, director de las campañas de protección de hábitats de Oceana en Chile. “Este acuerdo global permitirá impulsar la protección de la biodiversidad en aguas internacionales y abre la puerta a una gobernanza más justa y basada en la ciencia”, agregó.
El Tratado de Alta Mar llenará este vacío al establecer un organismo de gobernanza y un proceso legal para crear Áreas Marinas Protegidas (AMP) en alta mar, además de fijar estándares para las evaluaciones de impacto ambiental de las actividades que allí se desarrollen. También garantiza que los descubrimientos realizados en estas aguas —como nuevos medicamentos derivados de especies de aguas profundas— beneficien a toda la humanidad, y no solo a unos pocos países o corporaciones. Asimismo, proporciona apoyo a los países en vías de desarrollo, como transferencia tecnológica, asistencia financiera e intercambio de conocimientos, para que puedan participar plenamente y beneficiarse de la conservación en alta mar.
Hasta la fecha, 143 países han firmado el tratado, pero solo 63 han completado el proceso de ratificación. Como ocurre con otros acuerdos internacionales, el tratado solo es vinculante para aquellos países que lo hayan ratificado formalmente.
“Durante demasiado tiempo, la alta mar ha sido un Lejano Oeste sin supervisión integral. La ratificación del Tratado de Alta Mar ayudará a poner orden”, aseveró la Dra. Katie Matthews, jefa científica de Oceana internacional. “Por primera vez, contamos con la base legal para salvaguardar la diversidad marina en aguas que pertenecen a todos y a nadie al mismo tiempo”, añadió.
Chile a la vanguardia
Chile presentó su candidatura para albergar la Secretaría del BBNJ en la ciudad de Valparaíso. En la propuesta el país incluyó la creación de la primera área marina protegida en alta mar bajo el tratado: las cordilleras de Salas y Gómez y Nazca. Estas zonas han sido ampliamente estudiadas por la ciencia, y en expediciones recientes lideradas por ESMOI a bordo del buque de investigación Falkor (too), del Schmidt Ocean Institute, se descubrieron más de 200 nuevas especies, más de 420 nuevos registros de distintas especies de estrellas, corales y peces; y más de mil especies reportadas.
«La ratificación del acuerdo BBNJ constituye una noticia muy alentadora para la conservación de la biodiversidad en aguas internacionales. Chile ha desempeñado un papel destacado a lo largo de todo este proceso, y la porción en aguas internacionales de las dorsales de Nazca y Salas y Gómez se perfila como una de las principales candidatas a nivel mundial para ser protegida», aseveró el Dr. Javier Sellanes, académico de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte e investigador del Centro ESMOI. “Esta zona ya es reconocida por la singularidad de su biodiversidad y por sus niveles récord de endemismo. Además, las expediciones realizadas en los últimos años por el centro ESMOI confirman que sigue siendo el hogar de cientos de especies aún no descritas por la ciencia», agregó.
Las cordilleras de Salas y Gómez y Nazca están formadas por aproximadamente 110 montes submarinos de diversos tamaños y formas que se extienden por casi tres mil kilómetros desde Rapa Nui hasta el sur del Perú y norte de Chile.
Oceana, ESMOI y otras organizaciones reunidas en Coral Reefs of the High Seas Coalition respaldan la creación de esta primera área marina protegida en alta mar.