Mujeres en un laberinto

La desigualdad se manifiesta en las brechas de participación social, liderazgo, oportunidades económicas y aspectos laborales. En este ámbito, laboralmente las mujeres viven hoy en un “laberinto”, metáfora acuñada por Eagly y Carli en 2007, y que lamentablemente 16 años después aún se mantiene

Todos los días y en todas partes escuchamos hablar sobre equidad de género y que sin la participación de las mujeres no habrá una sociedad justa. Eso es también lo que plantea la Organización de Naciones Unidas (ONU) dentro de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible: “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, como elemento esencial para construir un mundo próspero.

Claudia Henríquez, académica Facultad Comunicaciones UDLA

Sin embargo, las cifras  a nivel global indican que será una ruta larga. Los datos disponibles en el informe “Panorama de Género 2022” de ONU Mujeres, señalan que el mundo no está en camino de lograr la igualdad de género de aquí al 2030. Sino que, al ritmo del progreso actual, podría demorar 286 años para que se eliminen las leyes discriminatorias y se superen las brechas imperantes en protecciones legales para mujeres y niñas. También, que a nivel mundial, uno de cada tres gerentes o supervisores es mujer y al ritmo de avance de hoy, la igualdad en cargos de liderazgo se daría dentro de 140 años.

La situación de desigualdad que viven hoy mujeres y niñas en distintas partes del mundo es extensa, profunda y un factor que limita el desarrollo humano. La desigualdad se manifiesta en las brechas de participación social, liderazgo, oportunidades económicas y aspectos laborales. En este ámbito, laboralmente las mujeres viven hoy en un “laberinto”, metáfora acuñada por Eagly y Carli en 2007, y que lamentablemente 16 años después aún se mantiene. Este postula que las mujeres hoy no tienen denegado el acceso a las mayores posiciones jerárquicas, pero que a diferencia de los hombres deben sortear una mayor cantidad de obstáculos para poder llegar a esos puestos.

En ese contexto, los caminos para avanzar son muy difíciles. Una injusticia social y marginación de las mujeres en la toma de decisiones, ejercer un poder real, tener autonomía, igualdad, voz y empoderamiento, a lo cual tienen pleno derecho. Esta discriminación es  desperdiciar el talento y potencial que muchas pueden aportar, y que ya no pueden ni deben esperar más a que se produzca este cambio social.

Sally Helgesen, experta internacional en liderazgo femenino, señaló ya hace décadas que las directivas de una organización, cuando están a cargo de mujeres, promueven más la autonomía y alientan de mejor manera a sus colaboradores para que se sientan responsables de los logros del grupo. Mientras que la sicóloga social Susana Pallarés destaca en ese mismo sentido, que son ellas quienes dan más confianza a los equipos y logran que todos los miembros trabajen en un mismo sentido y asumiendo los objetivos como propios. Nos encontramos en el momento mundial en que existen más y mejores mujeres preparadas para apurar la marcha de un camino que debe y puede ser mas corto. No lo dejemos pasar.

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