La toma de decisión, desde el banquillo al campo de juego

Las canchas recorridas han sido pedregosas. La adaptación y resiliencia han sido parte obligada de las estrategias para avanzar en una sociedad desigual y patriarcal.

La dirección de la pelota en el campo de juego hoy en día está dada por un cambio en el tipo de liderazgo, que sin lugar a dudas, está basado en la toma de decisiones influenciadas por los aprendizajes, conocimientos y experiencias de estas nuevas directoras técnicas.

Estas DTs y sus decisiones impactan a todo el equipo y a su entorno, ellas saben que sus estrategias pueden lograr el avance a la siguiente división, con el pasto más verde, o podrían quedarse, aún más tiempo, en la cancha del barrio, llena de piedras, con charcos de agua en el invierno y frías duchas. Los entrenamientos sufridos por siglos ponen como propósito, para ellas y sus colaboradores/as dejar de jugar con tarjetas rojas, balones reventados y off-sides, y apostar por el bien común, con intensión y acción.

Francisca Sandoval, directora Red Campus Sustentable

El cambio en este liderazgo ha sido provocado por el ser consciente de lo vivido y por apostar a otro futuro, para integrar visiones y acciones, para lograr comprar un “defensa central”, definiendo qué estilo tendrá, y así también definir el plan de ataque dependiendo contra quienes juegan, lo que provocará hacer cambios profundos, los que sean necesarios. También tendrán que trabajar en nuevos perfiles de jugadores/colaboradores: delanteros o laterales que sean capaces de mantener la línea defensiva o ir al ataque, logrando que los laterales vuelvan a defender cuando de verdad lo que más desean es atacar, pero hay una urgencia innegable. La definición del instrumental con que podrán tonificar su musculatura física y mental para aportar a los nuevos objetivos y metas, como equipo, también son parte de la mirada sistémica de los nuevos liderazgos femeninos, de las nuevas DTs.

Hoy por hoy, hay muchos/muchas «Vidales» sentadas en el banquillo por “ser estrellas”, y no comprender que son parte de un sistema vivo, una parte ínfima de un todo. Hay otras tantas «Medeles» rodando balones en canchas italianas, producto de la superación de las condiciones de entornos adversos, de trabajo constante. Ambos partes importantes de equipos, formados y liderados por personas con diferentes fines, apostando por el bien propio o por el bien común, y esa es la diferencia.

Las canchas recorridas han sido pedregosas. La adaptación y resiliencia han sido parte obligada de las estrategias para avanzar en una sociedad desigual y patriarcal. Debemos regresar a la ética y basarnos en derechos humanos. Nos debemos al análisis crítico y multidimensional que propiciará el trabajo con personas, que valen “persé”, sin la necesidad de categorizar hombre o mujeres, o valorizar en igual forma cultura/naturaleza, saber/razón. Hay que apostar a la destrucción de dualismos de supremacía que sólo han plantado árboles para no dejar ver el bosque.

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