Por Waldo Lobos B.
Miles de habitantes cubiertos de mascarillas bajo una densa nube de humo, autoridades solicitando a la población que no salga a las calles e industrias paralizadas. Esas han sido las postales de este año en Beijing, capital de China, donde la concentración de material particulado PM2.5 en el aire ha alcanzado valores de 700 microgramos por metro cúbico (µg/m3), llegando en el día de mayor contaminación ambiental, a un peak de 993 µg/m3. Si se considera que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece en 25 µg/m3 el nivel máximo aceptable de concentración de PM2.5, Beijing superó por casi 40 veces el nivel recomendado, provocando una verdadera emergencia ambiental.
Pese a que no tuvo la cobertura mediática de la ciudad china, Temuco alcanzó niveles similares de contaminación durante los últimos 12 meses. De acuerdo al Sistema Nacional de Calidad del Aire (Sinca), en la capital de la Novena Región, durante este periodo hubo más de 10 días en que la concentración de PM2.5 superó los 880 µg/m3.
No obstante, hay diferencias entre lo ocurrido en Beijing y Temuco. Mientras que la urbe asiática tiene variadas fuentes emisoras de contaminantes (vehículos, carbón y polvo), la ciudad chilena posee una principal: la combustión residencial por leña, que es responsable casi del 93% del material particulado, según la Seremi de Salud.
Ante ello, el organismo sanitario prohibió, en julio pasado, el uso de leña tanto a nivel residencial como industrial en los días de pre emergencia y emergencia ambiental en Temuco y Padre Las Casas, entre las 17:00 y las 23:00 horas.
Si bien las autoridades resaltaron que la medida surgió efecto casi inmediato en la disminución del material particulado, omitieron que gran parte de la población reemplazó las estufas de leña por otras de kerosene durante estos días críticos. ¿Resultado? se cambió la contaminación atmosférica del exterior por otra de tipo intradomiciliario, que por consecuencia puede ser más dañina para la población.
Ante el carácter transitorio de la medida (hasta mediados de septiembre) y por sus efectos secundarios, el desafío de la descontaminación en el centro y sur de Chile está enfocado en el mediano plazo con la implementación de una norma nacional de emisiones para calefactores y la creación de una institucionalidad para regular la producción y uso de leña. Sin embargo, se coincide en el sector público que la génesis del problema es la aislación térmica de las viviendas y es allí donde se quiere apuntar.
“La realidad de Temuco se repite en todas las grandes ciudades al sur de Santiago: la mala aislación de los inmuebles lleva a que la población mantenga encendidas las estufas a leña varias horas al día para calefaccionarse, lo que, finalmente, deriva en que haya altos índices de contaminación del aire en esas comunas”, señala Ragnar Branth, jefe de la División Técnica del Minvu.
Para cambiar esta tendencia, el Minvu realizará una modificación al Reglamento Térmico de viviendas (RT), establecido desde el año 2000 en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción en su artículo 4.1.10.
Tras el análisis de un grupo de expertos del Minvu, se determinó que una de las principales deficiencias técnicas radica en el hecho de que el RT no considera límites de infiltración de aire en puertas y ventanas, lo que aminora el esfuerzo hecho por regular la transmitancia térmica en los otros elementos de la envolvente de la vivienda, como techos (incorporados en el 2000 en el RT); muros y pisos, presentes (desde el 2007).
“Estamos conscientes de que la vivienda tiene que comportarse como una unidad, entonces, no tiene mucho sentido que pidamos un estándar de aislación exigente en la techumbre y luego, el calor se pierda por las infiltraciones”, indica Branth.
Los niveles que se requerirán, según el profesional, no están determinados ni tampoco el método de fiscalización, que puede ser a través cálculos o ensayos en terreno.
Climas distintos inciden de manera diferente en el comportamiento térmico de una vivienda. Por ello, con la dictación del RT, se dividió al país en siete zonas geográficas, de diferentes condiciones climáticas que requieren determinados niveles de aislación.
Las Zonas Térmicas (ZT) fueron establecidas según grados-día de calefacción (GDc) anuales, estimados para las diferentes comunas, haciendo uso de información meteorológica de larga data.
Sin embargo, en 13 años, este criterio ha excluido una serie de variables climáticas relevantes como temperaturas extremas y medias, radiación solar, oscilación térmica, nubosidad, humedad, precipitaciones y vegetación. A ello, Ragnar Branth señala que “bajo este parámetro, puede ocurrir que una localidad tenga similar temperatura media diaria que otra, pero que una de ellas presente una alta oscilación térmica (como ocurre en zonas mediterráneas entre la Cordillera de la Costa y de los Andes). De este modo, una localidad costera, que en general presenta un clima mucho más benigno en cuanto a temperaturas extremas, puede estar en idéntica zona térmica que otra interior con temperaturas muy bajas en invierno”.
Para solucionar los vacíos que deja este tipo de zonificación, el Minvu planea reemplazarla por las Zonas Climáticas (ZC) para la Arquitectura Habitacional, que entraron en vigencia en 2008 (NCh 1079) y que contempla todas las variantes climatológicas señaladas.
Las ZC dividen al país en 9 zonas: Norte Litoral, Norte Desértico, Norte Valle Transversal, Centro Litoral, Centro Interior, Sur Litoral, Sur Interior, Sur Extremo y Andino.
“La exigencia actual (Zonas Térmicas) no necesariamente tiene directa relación con el clima, lo que hace que el diseño arquitectónico de las viviendas deje de lado variables muy relevantes que impiden que los valores exigidos en el RT sean objetivos a la realidad”, asegura el profesional del Minvu.
A modo de ejemplo, Branth señala que una vivienda social, de un piso, que cumple con los estándares mínimos de la RT, en Calama (Zona Térmica 2) presenta una demanda de energía de calefacción de 123 kWh/m2 año para 24 horas de confort en invierno. Si esta vivienda se instala en Valparaíso (Zona Térmica 2), esta demanda es de sólo 80 kWh/m2 año.
Calificación energética
Otra arista que irá incluida en la modificación del Reglamento Térmico corresponde al Sistema de Calificación Energética de Viviendas, que busca encasillar a los inmuebles por su eficiencia energética, considerando requerimientos de iluminación, agua caliente sanitaria y calefacción. En cuanto a este último parámetro, se evalúa el rendimiento térmico de los elementos de la envolvente del inmueble.
Las casas calificadas, por los ministerios de Vivienda y Energía, contarán con una etiqueta con colores y letras, que van desde la “A” (más eficiente) a la “G” (menos eficiente), tal como sucede hoy con algunos automóviles y refrigeradores. La letra “E” representa el estándar de construcción establecido por el RT en 2007: 19.200 kWh/año.
“Con este sistema apostamos a que en el corto plazo, el mercado inmobiliario adopte este sistema como un factor indicativo que informe a los futuros propietarios de los ahorros a los que pueden acceder en la etapa de operación de sus viviendas”, indica Branth.
La calificación, que rige voluntariamente desde el año pasado, se aplica en viviendas de nueva construcción que hayan obtenido permiso de edificación posterior a enero de 2007. Según Branth, el Minvu espera que se califiquen 3.500 viviendas con financiamiento privado, agrupadas en 28 barrios y 1.500 viviendas con subsidio estatal durante 2013.
Ante el hecho de que la medida será ingresada en la modificación del RT con carácter voluntario, Branth indica que “somos conscientes de que este proceso requiere de un plazo razonable para el establecimiento definitivo, que en España tardó 7 años en adoptarse como una norma obligatoria”.
Branth señala que la calificación energética para viviendas será más exigente en Temuco y Padre de Las Casas, ya que la iniciativa será incorporada en el Plan de Descontaminación Atmosférico (PDA) de estas ciudades.
También, se evalúa un requerimiento mayor en zonas declaradas como saturadas como Rancagua, Chillán, Concepción y Osorno.
Sin embargo, Branth aclara que esta medida, junto a las otras componentes de la modificación del reglamento térmico, no suponen la solución definitiva de la contaminación en estas urbes, pues aunque existan subsidios para mejorar la aislación de casas existentes (programa de reacondicionamiento térmico del Minvu), la normativa apunta preferentemente a viviendas nuevas (2007 en adelante), que representan un porcentaje menor con respecto al total.
Agrega que la verdadera solución está en la educación ambiental de la población, la que tiene que ir acompañada por una mayor injerencia del Gobierno Regional en cuanto a la futura norma nacional de emisiones para calefactores y la creación de una institucionalidad para regular la producción y uso de leña. “Las autoridades deben resguardar que las normas que se implanten se adecúen a la realidad socioeconómica de la región con el fin de que la dueña de casa no siga prefiriendo la leña mojada porque es más barata”.
En noviembre próximo, el comité técnico del Minvu entregará las modificaciones de la norma al ministro Rodrigo Pérez para que valide la propuesta y la derive al Presidente Sebastián Piñera. Según lo proyectado, el renovado reglamento térmico para viviendas estará vigente en el primer semestre de 2014.