Hace tres semanas me cambié de casa. Me trasladé desde una comuna en donde se recolectaban los residuos domiciliarios en forma diferenciada, un día a la semana nos venían a buscar los materiales usados potencialmente reciclables y tres días a la semana la basura. En mi nueva comuna existen los mismos días de recolección de la basura, pero no existe el vital día de recuperación de reciclables.
¿Qué hago? ¿Me sumo al 99% de la población chilena que bota una botella de vidrio, una botella de PET o una lata de aluminio mezclada con el resto de sus residuos? ¿Qué hago con las cajas de cartón que usé en la mudanza? ¡Nada qué hacer! Ya adquirí el hábito de reciclar. Es imposible que elimine algo tan valioso de mi rutina.
En mi nueva residencia, me he dado cuenta de que el camión de recolección especializado en reciclables y el contenedor de color verde que acompañaron mi vista a diario en mi antiguo hogar me entregaron conciencia de lo importante que es reciclar, pero además remordimiento de lo que significa ahora arrojar un recurso potencialmente recuperable en un hoyo llamado relleno sanitario o vertedero.
Me hace pensar que las familias en sus centros habitacionales no necesitan primero tomar conciencia del reciclaje para que esto suceda, sino que es la política pública la que debe facilitar que el camión pase puerta a puerta retirando los materiales usados de los domicilios, para que a través de este hábito, se obtenga la conciencia humana para valorar un recurso y así nunca más desaparezca.
¿Cómo hacemos para que las municipalidades no sigan licitando el entierro de productos valiosos? ¿Debemos esperar 20 años para mejorar la cobertura para el reciclaje? ¿O es posible que replanteen hoy las formas de hacer las cosas?
Hasta cuándo se seguirán enterrando materiales valiosos para el reciclaje. ¿Dónde está el liderazgo de los departamentos de Medio Ambiente de los municipios? Necesitamos que se empoderen y rompan los paradigmas. La ciudadanía necesita saber que sí es posible hacer las cosas mejor. Necesitan que los ayuden a tomar conciencia. No podemos seguir con el 1% de los hogares que sí pueden entregar sus materiales usados al camión fuera de sus casas y el 99% que no tiene idea del remordimiento.
¿Les hace sentido? ¿Y los alcaldes se alinean a este desafío? Ellos son los responsables de la política pública local. Ellos son la locomotora.
Las personas no pueden usar como excusa que no pasa el camión especializado fuera de sus casas para tomar conciencia del problema. Debe pasar el camión sí o sí. Los alcaldes son los elegidos. Por favor, no más eliminación de residuos valiosos, porque así seguimos extrayendo más y más recursos del planeta. Hay que parar este modelo y convertirlo en un círculo virtuoso para todos. ¡Basta ya! Es hora de ponernos en acción, de entender que la suma hará la diferencia y creará cambios de hábitos esenciales para construir responsablemente un mejor entorno, tratando de no dañar más nuestro hábitat.
