Energía y verano

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Por Nataliia Savkiv, office manager de Solek


Desde que repuntaron hace algunos años, las energías limpias no han dejado de ganar terreno a las fuentes tradicionales, y han alcanzado prácticamente la cuarta parte de participación en la matriz energética de nuestro país.

Nataliia Savkiv, office manager de Solek

Con esto, la meta establecida para el año 2025 se está cumpliendo con inesperada anticipación, y la idea de lograr la total descarbonización de la matriz –objetivo impuesto para el año 2040- toma fuerza.

En medio de este auge de las ERNC, la solar es la que más aporta a la matriz energética y es justamente en los meses de verano -con más horas de luz- en que esta fuente alcanza sus más altos niveles de participación.

En el primer trimestre de este año la energía solar por sí sola alcanzó el 10% de participación en la matriz en cuanto a capacidad instalada, una cifra extraordinaria si es comparada con iguales períodos de años anteriores.

Esta más que optimista tendencia se ve reforzada con una condición de suelo extremadamente favorable. Según estudios, Chile posee la superficie con la mayor radiación del mundo. Esto, gracias a la alta aridez del Desierto de Atacama y algunos lugares en que existe un gran porcentaje de días despejados. La radiación es tan significativa que alcanza cifras 7.5 kwh/m2.

Pero la época estival no solamente trae buenas noticias para el norte del país, ya que esta favorable radiación también alcanza a los territorios más australes, y presenta buenas condiciones incluso en zonas como las regiones del Maule y del Bío Bío, haciendo de la energía solar una opción significativamente viable para implementar en distintas zonas del territorio.

Esta práctica no solamente lograría poner las fuentes generadoras de energía más cerca de las zonas de mayor demanda, como por ejemplo algunas de las ciudades más importantes, sino que también hace prescindir de largas y costosas líneas de transmisión, junto con eliminar la Huella de Carbono que se requiere para implementar estas “carreteras eléctricas”.

Para hacer realidad este escenario ¿Es necesario contar con grandes plantas de energía solar? Definitivamente no. Una parte importante de la energía fotovoltaica que ingresa a la red proviene de pequeños parques solares, que operan bajo la figura de Pequeños Medios de Generación Distribuida (PMGD). La ventaja de estas plantas es que necesitan menos superficie para ser construidas, y ayudan a descentralizar el mapa energético de Chile.

Si se sigue avanzando como hasta hoy, no sería extraño que pronto la matriz energética chilena sea predominantemente “verde”, que contingencias como por ejemplo cortes imprevistos de electricidad no afecten a grandes zonas (debido a la descentralización) y que regiones del país comúnmente ligadas a actividades económicas tan tradicionales como la agricultura, encontraran en la energía solar un nuevo polo de desarrollo.

Los beneficios que trae esta forma de concebir la energía son numerosos y plantean al país un nuevo y mayor desafío: Ser referentes mundiales en generación de energía limpia, y por qué no, que Chile resuelva definitivamente su dependencia energética e incluso pueda abastecer a sus vecinos, consolidándose como una plataforma para todo el Cono Sur.

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