Es conocido por todos, la importancia que tiene el agua en nuestras vidas, la escasez que se produce por la sequía prolongada y el empeoramiento de calidad que ha presentado el poco recurso que tenemos disponible. Sin embargo, no es tan conocido el rol que cumple el agua en la salud pública, privada y en la vida académica.
Los hospitales, clínicas, laboratorios y universidades, entre otros, utilizan agua para sus procesos de esterilización, diagnóstico e investigación, la cual requiere de una muy buena calidad para asegurar el buen resultado de los procesos y evitar interferencias en los análisis, entregando confiabilidad en sus resultados.
Para obtener el agua que se debe utilizar en estos análisis o ensayos (tipo I, II, III o IV según la norma ASTM 1193:2001), se debe tomar el agua potable, que generalmente se obtiene de la red pública, y someterla a un proceso de purificación mediante ósmosis inversa que permitirá reducir los sólidos disueltos totales (conjunto de iones presentes en el agua), logrando parámetros que se enmarquen en la categorización de la norma previamente mencionada. El tratamiento se torna más intensivo a medida que el tipo de agua va bajando su número, es decir, la tipo IV tiene límites de sólidos disueltos mayores que el agua tipo III, la tipo III mayor que la tipo II y la tipo II más que la tipo I.
Si bien el rubro mencionado conoce sobre las precauciones que debe tomar a la hora de poner en marcha sus procedimientos, aún hay sectores que desconocen la importancia del tratamiento del agua, no solo por la confiabilidad de los resultados, sino también por el cuidado que deben tener los equipos y las consecuencias que puede traer el uso del agua con una calidad incorrecta o inadecuada, en procesos como:
- Autoclaves y esterilizadores.
- Equipos de lavado de material quirúrgico.
- Destiladores.
- Equipos analizadores o de diagnóstico de sangre y muestras biológicas.
- Sillones dentales.
- Plantas y equipos de Hemodiálisis.
- Calderas generadoras de vapor.
- Equipos de laboratorio.
Como especialistas, muchas veces nos ha tocado atender casos donde instrumentación de los laboratorios o centros de diagnóstico requieren de recambios constantes o antes de tiempo por utilizar agua sin una purificación previa, o donde incluso equipos que trabajan con temperaturas y presiones elevadas no tienen el resguardo adecuado. Por ejemplo, si en los autoclave utilizados para la esterilización, no se utiliza agua de buena calidad, puede formar incrustaciones por la dureza presente, tapando conductos de seguridad, evitando la liberación de presión en caso de emergencia y poniendo el riesgo la integridad física por posibilidad de explosión.
Así como hay un porcentaje de usuarios que desconoce estos riesgos, la mayoría los tiene identificados y toma las precauciones necesarias, implementando sistemas de tratamiento previos a sus procesos. Estos sistemas generalmente eran importados o adquiridos con distribuidores extranjeros, sin embargo, la solución está más cerca de lo que se piensa, ya que la tecnología está probada y es ampliamente implementada en nuestro país por empresas locales especialistas en tratamiento de agua.
La ventaja de las empresas locales es la disponibilidad de servicio y soporte técnico ante la necesidad de mantención o de reparaciones preventivas, además de otorgar rapidez en la respuesta ante emergencias que puedan interrumpir la continuidad de suministro de agua purificada.
Las actividades de este rubro no se pueden paralizar, la salud y las unidades de diagnóstico han cobrado más fuerza que nunca con la emergencia sanitaria que hemos vivido en los últimos años y la academia e investigación no se han quedado atrás por la necesidad de encontrar las respuestas que necesitamos a esta emergencia. Ante este desafío, las empresas especialistas en agua no nos podemos desentender y debemos ser capaces de responder oportunamente en tiempo y forma.
El conocimiento y la capacidad están disponibles en nuestro país, solo debemos saber asesorarnos e identificar cómo, cuándo y dónde aplicarlo.