Por Tomás Figueroa, estudiante de cuarto año de Ingeniería Comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez y miembro del área de Finanzas de EMUAI.
En la actualidad, las energías renovables han logrado estar en boca de muchos países, instituciones, universidades, empresas y familias. Esto, debido a los altos niveles de contaminación que generamos día a día. Pero no debería sorprendernos. Por naturaleza, el ser humano busca la solución de los temas, cuando se siente realmente afectado por éstas. Sin embargo, debemos actuar, ya que estas nuevas fuentes de energía no solo lograrán disminuir la contaminación, sino que mejorará la calidad de vida de las personas y devolverá una tranquilidad que fue robada a la flora y fauna.
Las energías renovables son las energías obtenidas de una fuente inagotable, donde podemos encontrar la mareomotriz, geotérmica, hidráulica, eólica, solar y biomasa. La generación de energía en Chile se distribuye en un 41% carbón, 34% hidroeléctricas y termoeléctricas 11%.
En este marco encontramos varios desafíos a los cuales Chile debe evaluar y desarrollar para lograr el cambio hacia una energía limpia. El primero que podemos mencionar es la distribución, ya que nuestros cableados aún no están adaptados a un cambio como el que se espera que ocurra en un tiempo cercano. Como casas con paneles solares, en las cuales existirá una notable baja de demanda de electricidad, como también comunas con muchos autos eléctricos en donde la necesidad de estos se disparará.
Luego se encuentra la implementación, aspecto en que las energías renovables aún no son capaces de suministrar a todo nuestro país. Esto ocurre por la falta de tecnología en el almacenamiento. En la actualidad es un problema que se sigue investigando. Nuevamente de una manera simple, la necesidad de tener un medio de almacenamiento ocurre por la
conocida curva “pico de pato”, en donde las horas con mayor demanda, es cuando las energías renovables se encuentran con menor activación. Como por ejemplo los paneles solares, en donde desde las 18.00 horas, su capacidad de generación de energía es casi nula y esto nos lleva a un déficit, provocando la necesidad de utilizar las fuentes actuales de energía, generando costos altísimos.
Conociendo los desafíos actuales, Chile debe mantenerse en el camino que ha formado. Debe seguir creando políticas públicas e incentivo a empresas para que el desarrollo de las energías renovables sea impulsada. No se debe bajar la guardia porque hasta ahora lo ha logrado con creces en este ámbito. En la actualidad, Chile se encuentra dentro de los 20 países con mayor inversión en las energías renovables en el mundo, alcanzando US$758.000 millones entre el 2010 al 2019. Tenemos el mayor complejo de paneles solares del mundo. Ésto apoya al desarrollo y baja de precio en la producción de energía. Logrando así, bajar el precio en los paneles solares un 88% y en la energía eólica un 67% kWh. Por último, Chile se encuentra desarrollando e implementado la política Energía 2050, en la cual ha logrado, a través de estudios y numerosas charlas con distintas influencias, encontrar un camino a seguir. Aquí se desarrollaron cinco pilares: confiabilidad, exclusividad, competitividad y sostenibilidad, entendiendo este cambio como algo necesario y que debe ser llevado a cabo de una manera correcta, teniendo en cuenta al medio ambiente, la sociedad, eficiencia, calidad y educación.
Con todo esto podemos entender que Chile da luces de un camino real, en el cual busca juntar todas las métricas importantes para culminar en un país limpio y consciente.
Que buena columna, la información muy bien detallada y comprensible para todos.