Chile ratificó el tratado internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, convirtiéndose en la 137ª Parte Contratante y aumentando el número de miembros de la región de América del Sur. Tras cumplir los procesos de tramitación legal, el tratado entró en vigencia para Chile.
El tratado busca la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de su utilización en armonía con el convenio sobre la diversidad biológica, para una agricultura sostenible y la seguridad alimentaria.
Chile registra casi 6 mil especies de platas y un número significativo de variedades antiguas de cultivos tradicionales como papa, maíz, quínoa y poroto. Chile es centro de origen de la frutilla (Fragaria chiloensis).
El país cuenta con importantes variedades de cultivos tradicionales que se han adaptado a diferentes condiciones agroclimáticas entre ellos de avena, cebada, lenteja, papa, tomate, trigo y ajo.
“Al convertirse en Parte Contratante, Chile tiene acceso automático a un acervo genético mundial de más de 1,7 millones de muestras de cultivos alimentarios reunidos en su sistema multilateral para la investigación, la educación y el mejoramiento”, dijo el secretario del tratado internacional, Shakeel Bhatti.
“Ser Parte Contratante de este Tratado nos permitirá participar en la definición, entre otras materias, de las reglas internacionales sobre acceso y participación en los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura, sumándonos a otros países de nuestra región de América Latina y el Caribe”, señaló el ministro de Agricultura, Carlos Furche.
Por su parte, la Representante de la FAO en Chile, Eve Crowley, indicó que con la adhesión a este tratado “Chile adoptará según sus normas nacionales, la protección de los conocimientos tradicionales de interés para los recursos fitogenéticos y el derecho a participar en la distribución, conservación y utilización de los beneficios que se deriven de los recursos”.
El tratado internacional reconoce la contribución de los agricultores y las comunidades locales e indígenas de todas las regiones del mundo, en particular los de los centros de origen y diversidad de los cultivos, y la conservación y el desarrollo de los recursos fitogenéticos que conforman la base de la producción agrícola y alimentaria.
Chile es también miembro de la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura de la FAO, y ha presentado dos informes nacionales sobre esta materia. De acuerdo con el último de éstos, Chile conserva alrededor de 67.000 muestras de aproximadamente 600 especies. Sus principales colecciones de cultivos son de cereales, leguminosas, hortalizas y forrajeras, siendo el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), del Ministerio de Agricultura, el principal custodio de estos recursos conservados ex-situ.