Ciencia de datos y basura costera

Programas pioneros como "Científicos de la Basura", nacidos en nuestras universidades y colegios, han logrado algo impensado hace quince años: generar series de datos a largo plazo sobre la basura costera a lo largo de miles de kilómetros de litoral. Estos datos no solo han descrito la composición y el origen de los desechos —donde predominan los plásticos de un solo uso y los restos de actividades pesqueras y acuícolas—, sino que también han permitido mapear tendencias geográficas y temporales, identificando puntos críticos de acumulación y cambios en el tiempo.

El último viernes de septiembre, el Ministerio del Medio Ambiente instauró el Día Nacional de la Limpieza de Playas, fecha que invita a trascender de la acción y reflexionar acerca de la información vinculada a este tipo de iniciativas de participación ciudadana.

Cristóbal Galbán, investigador asociado de Data Observatory

Si bien muchos hemos sido parte de estas campañas en Chile, sabemos que estas jornadas tienen algo de paradójico: por un lado, son una actividad comunitaria y casi festiva, con estudiantes, científicos, pescadores y vecinos recogiendo residuos bajo el sol. Por otro lado, lo que uno encuentra —botellas, redes de pesca, plásticos de todo tipo— es un recordatorio brutal de la magnitud del problema.

Durante más de una década, la ciencia chilena ha documentado estos esfuerzos y sus impactos. Programas pioneros como «Científicos de la Basura», nacidos en nuestras universidades y colegios, han logrado algo impensado hace quince años: generar series de datos a largo plazo sobre la basura costera a lo largo de miles de kilómetros de litoral. Estos datos no solo han descrito la composición y el origen de los desechos —donde predominan los plásticos de un solo uso y los restos de actividades pesqueras y acuícolas—, sino que también han permitido mapear tendencias geográficas y temporales, identificando puntos críticos de acumulación y cambios en el tiempo.

La importancia de estos resultados va mucho más allá de la ciencia. Cuando en las últimas reuniones del Comité Intergubernamental de Negociación de Naciones Unidas se discute un tratado global para frenar la contaminación por plásticos, se necesitan cifras sólidas para demostrar que la crisis no es abstracta, sino tangible y urgente. En ese sentido, las limpiezas de playas han sido la fuente de evidencia local más directa, mostrando cuántas toneladas de residuos ingresan cada año a nuestros ecosistemas costeros y cuáles sectores productivos o hábitos de consumo están detrás de ellas.

Además, estas campañas cumplen un rol político y social clave: conectan la ciencia con la ciudadanía. Cuando estudiantes y vecinos participan en el muestreo siguiendo protocolos científicos, no solo limpian una playa: se convierten en observadores activos de un problema ambiental, presionando a autoridades y empresas para que avancen en normativas más estrictas sobre plásticos de un solo uso, gestión de residuos y responsabilidad extendida del productor.

El último informe del International Coastal Cleanup revela que Chile sigue acumulando decenas de miles de kilos de plásticos cada año en sus costas, con una composición dominada por botellas, tapas, colillas de cigarro y restos de pesca. Estos datos son insumo directo para políticas como la Ley de Plásticos de un Solo Uso y para la futura implementación del Tratado Internacional Contra la Contaminación por Plásticos, que está en negociación.

Por eso, cada vez que alguien pregunta si estas limpiezas “sirven para algo”, la respuesta es un rotundo sí. Sirven para tener datos duros, para educar, para cambiar conductas locales y, sobre todo, para que las decisiones globales tengan raíces en la realidad de cada playa. Se hace por lo tanto necesario la instalación y puesta en marcha de formas de centralización de estos datos que sistematicen la información. Sin esta información, la política pública avanza a ciegas; con ella, podemos aspirar a un futuro donde limpiar playas no solo sea un acto educativo y no una necesidad urgente para salvar ecosistemas.

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