Triunfo de Trump…el planeta se calienta

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Donald Trump triunfa en Estados Unidos, y el mundo tiembla, o mejor dicho, se calienta. Y es que el republicano ha dicho en todos los tonos que no cree en el cambio climático, pues considera que este concepto es una conspiración elaborada por y para los chinos para afectar la competitividad de la industria estadounidense.

Es por ello que su política energética plantea dejar sin efecto todas las acciones de Barack Obama que buscaban eliminar la dependencia de los combustibles fósiles, llámese petróleo o gas natural.

Además, en su campaña ya había advertido que de ser electo, no destinaría ni un dólar de la billetera fiscal para combatir la “farsa climática”, por lo que Estados Unidos se desafiliaría del Acuerdo de París, que es el primer tratado mundial de lucha contra el cambio climático destinado a sustituir al año 2020 al fracasado Protocolo de Kioto, y que tiene como objetivo mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales.

Cabe apuntar que luego de largas e intensas discusiones, Estados Unidos y China, que juntos son responsables del 40% de las emisiones de carbono del mundo, habían sido los principales propulsores de este acuerdo. He ahí el peligro que genera la elección de Trump, pues si los estadounidenses dejan sin efecto su firma en el pacto, desencadenaría un efecto dominó negativo. Rusia, Reino Unido, la misma China, y ningún país del primer orden, por más conciencia que tenga sobre el medio ambiente, contemplarán pasivamente cómo Estados Unidos continúa con su máquina al 100, mientras ellos recortan su productividad para prevenir la amenaza climática.

Más allá de esta radical decisión, también preocupa que la mayoría de la población estadounidense, cuna de algunos de los científicos e investigadores más importantes de la historia, no crean, o peor, no les importe los efectos del cambio climático. Está bien, muchos siquiera sabrán dónde queda Tuvalu, que según los estudios, será el primer país que desaparecerá por el aumento del nivel mar, producto de los deshielos de los glaciares, pero en unas décadas más, las inundaciones barrerán con los balnearios de Florida, la sequía se acentuará en California y, a su vez, deberán buscar nombres en la guía telefónica para los huracanes que les sucederán con mayor frecuencia. Es cliché, pero este 9 de noviembre puede marcar un hito en la historia de la humanidad, aunque la esperanza es que a la luz del primer y morigerado discurso del electo Donald Trump, la campaña no haya sido sino una mala caricatura de lo que puede ser en realidad su gobierno.

¿Cómo salirse del Acuerdo de París?

Según consigna el sitio Xacana, que cita a John Upton, un periodista especializado en estos temas, si Trump desea abolir el Acuerdo de París,, hay tres escenarios posibles.

El primero es que, como George Bush en el año 2001 con el Protocolo de Kioto, anuncie que no va a implementar el acuerdo. Con las mayorías republicanas en Congreso y Senado, simplemente tendría que desmantelar las regulaciones climáticas y debilitar las políticas verdes. Sería el escenario más probable.

La segunda opción es que decida salirse formalmente del acuerdo. Tendría que esperar al final de este mandato porque el Acuerdo de París establece que los países deben permanecer tres años dentro antes de iniciar el proceso para salirse de él (lo que conllevaría otro año extra). Barack Obama firmó el acuerdo en septiembre, por lo que la salida  demoraría cuatro años y podría ser empleado como una consigna electoral de cara a la reelección de Trump.

La tercera opción es más radical. En realidad, Trump podría retirar formalmente a los EEUU del acuerdo en solo un año. Y sin necesidad de recurrir al Congreso. Cuando Obama firmó el acuerdo de París no necesitó la aprobación de nadie porque el nuevo texto era consistente con un tratado-marco internacional que sí estaba aprobado.

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