Desde su fundación en 2018 en Concepción, la organización Amaranta se ha consolidado como un actor clave en la lucha por la prevención y erradicación de la violencia contra mujeres, disidencias y niñeces. Conformada por un equipo de diez profesionales comprometidos con la causa, la ONG trabaja a través de talleres, charlas y diversas iniciativas para generar espacios de apoyo mutuo, cuidado y concienciación en los territorios y por las defensoras ambientales.
En este contexto, la organización ha abordado la problemática de la violencia contra defensoras ambientales, destacando casos como el de Vilma Mellado, quien ha recibido amenazas por su lucha contra la empresa AES Andes y la instalación de una planta de aerogeneradores en Los Ángeles. Como también el caso de Julia Chuñil, dirigente mapuche y defensora ambiental, quien lleva en la actualidad tres meses desaparecida en la Región de los Ríos.
Fue a través de un fondo ambiental de Patagonia, orientado a apoyar iniciativas que buscan proteger tanto a los ecosistemas y a las personas, permitiéndole ampliar su rango de acción e incorporar una perspectiva medioambiental a su trabajo. Es así como nacieron estos espacios para cuidar a quienes luchan por la protección de los bosques, ríos y mares.
Encuentros territoriales
Amaranta llevó a cabo dos encuentros clave en Concepción y Longaví, donde más de 70 mujeres defensoras de la naturaleza han compartido experiencias, construido redes de apoyo y visibilizado sus luchas. Durante estos encuentros, se identificaron las principales amenazas en cada zona: en Concepción, la expansión de forestales y la instalación de proyectos energéticos que impactan negativamente en las comunidades; en Longaví, la lucha por la soberanía alimentaria y la protección de semillas agroecológicas frente a la contaminación de la industria agrícola, que en consecuencia también afecta la salud de las personas a través de la nutrición y el consumo de alimentos con químicos.
“La necesidad de generar más instancias como estas es evidente. Son espacios fundamentales para el fortalecimiento del tejido social y la protección de quienes defienden la vida y el territorio”, señalan desde Amaranta. Como resultado de estas instancias, las participantes han mantenido el contacto a través de grupos en diferentes plataformas para la difusión de nuevas iniciativas y futuros encuentros.
El impacto de la industria energética en las comunidades
Uno de los temas centrales que ha abordado la ONG Amaranta es el impacto de las llamadas “energías limpias”, como los parques eólicos, que muchas veces se presentan como soluciones sostenibles, pero que en la práctica afectan gravemente a las comunidades cercanas. Desde la organización señalan firmemente que la instalación de aerogeneradores en territorios habitados tiene algunas complicaciones importantes que no son visibilizadas como lo es el “efecto sombra”, un fenómeno visual causado por las aspas de los aerogeneradores. Este puede generar molestias visuales, estrés y, en algunos casos, afectar la salud de quienes viven en las proximidades.
“La forma en la que se implementan estos proyectos es profundamente invasiva. En muchos casos, se instalan sin la consulta adecuada a las comunidades afectadas, lo que perpetúa la violencia ambiental y territorial”, enfatizan desde la organización.
Próximas actividades
En el marco del 8M, Amaranta prepara una serie de actividades para seguir visibilizando las problemáticas que afectan a las mujeres y disidencias en los territorios. Además, la organización mantiene su compromiso de seguir trabajando en la erradicación de la violencia de género a nivel nacional, estableciendo alianzas con otras organizaciones y fortaleciendo su presencia en comunidades vulneradas.
“Sabemos que el camino es largo, pero nuestro compromiso es firme: seguir construyendo espacios seguros, visibilizar las violencias que aún persisten y generar redes de apoyo para quienes luchan por un mundo más justo y equitativo”, concluyen desde Amaranta.