Pese a las altas lluvias de 2017, Coquimbo sigue siendo zona de catástrofe por sequía

Expertos analizaron los efectos de las lluvias que la región recibió durante 2017, los deshielos que se esperan para el verano, su repercusión en el nivel de embalses y por qué, pese al auspicioso escenario, Coquimbo continúa como zona de catástrofe por sequía.

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El nivel hídrico de la Región de Coquimbo continúa con uno de sus niveles más altos en los últimos 10 años. Según el Informe Hidrométrico de la Dirección General de Aguas, los ocho embalses que se ubican en la zona totalizaron al 30 de noviembre de este año, 1.175 millones de metros cúbicos.

Con esto, los tranques continúan aumentando su nivel de aguas, —debido principalmente a los deshielos en la cordillera—, anotando un 89% de embalsado. Además, seis de ellos están en su capacidad máxima y sobre el 100% inclusive.

Pero, aunque el presente año fue considerado como lluvioso, las precipitaciones no lograron sobrellevar las necesidades hídricas de algunas zonas de la región, considerando los más de 10 años de intensa sequía. De hecho, el pasado 4 de diciembre el Ministerio del Interior anunció la prórroga a la declaración de zona de catástrofe por sequía para la región de Coquimbo, debido a la falta de agua y diversos problemas que existen en las comunas de ambas zonas.

La razón de la continuidad de la sequía

Según ha declarado el intendente de Coquimbo, Claudio Ibáñez, muchos creen que no hay sequía producto de las lluvias, “pero hay que aclarar que toda el agua acumulada en los embalses, sirve sólo para resolver los problemas hídricos de la agricultura”. Y es que, producto de la larga sequía de más de 10 años de la zona, muchos acuíferos locales todavía no han logrado la tasa de recuperación de agua, ni tampoco se han resuelto los problemas para el consumo humano necesario en otras zonas interiores, aseguraron desde el Gobierno Regional.

Hay que recordar que la sequía de la década anterior afectó además a diversos sectores productivos, generando complicaciones para divisiones agropecuarias, mineras y de energía hidroeléctrica, debido a la reducción de los caudales aportantes desde todas las cuentas hidrológicas, lo que provocó un agravamiento de las condiciones económica de las zonas.

Un repaso por el clima anual: año lluvioso

Lo cierto es que este año y por primera vez en una década, las precipitaciones en la región estuvieron sobre lo normal, concentrándose principalmente en los meses de mayo y junio, con totales anuales entre los 130 milímetros como mínimo y los 380 milímetros como máximo.

Según Luis Muñoz, meteorólogo del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza), los sectores en donde se registraron las mayores cantidades de lluvias fueron Quebrada Seca con 347,2 mm, Rapel con 357.9 mm y Fray Jorge Bosque con 383 mm, precipitaciones que cayeron puntualmente entre los meses de mayo y junio.

En tanto, los sectores cordilleranos también registraron más nieve de lo normal, con un acumulado anual aproximado de entre 1,5 y 2 metros. En cuanto a la cobertura nival también se mantuvo sobre los valores promedio a partir de mayo hasta noviembre. “Actualmente existe cerca de un 10% de la cordillera que aún están con nieve, principalmente sobre los 4.000 metros”, puntualiza.

Con este análisis a la vista, es posible asegurar que aunque la región siga en situación de aridez, el estado actual del sistema hidrológico de la zona se encuentra en una mejor situación que en los últimos años, con niveles de caudales en noviembre sobre los valores históricos de la temporada actual para Elqui y Limarí, pero bajo lo normal en Choapa.

Con todo, y según el Boletín Climático de Ceaza para diciembre, durante el último año los embalses mostraron una recuperación sustancial, llegando en la provincia del Elqui a un 160% embalsado del promedio histórico, Limarí aun 146% y Choapa aun 133% del promedio histórico de noviembre.

Asimismo, en el informe se expone que los datos indican condiciones asociadas al inicio de una fase de La Niña, aunque restan al menos 4 trimestres móviles para que sea confirmada. “Esta situación se mantendría durante los próximos meses, volviendo a una fase neutra a principios del otoño del 2018”, explican los especialistas.

Con respecto a las proyecciones que se estiman para el próximo año, Muñoz señala que por el momento no es posible determinar cómo estaría el régimen de precipitaciones en la región de Coquimbo durante el 2018. Un pronóstico más certero se estaría realizando recién en marzo.

Pronóstico de deshielos para el verano 2018

Por otro lado, según el pronóstico de caudales de deshielo para la temporada de riego 2017-2018, que la Dirección General de Aguas elabora anualmente, se observa que para la zona norte, (Coquimbo) se esperan caudales inferiores a los de la temporada pasada, ya que la nieve acumulada este año es menor y como consecuencia se esperan volúmenes de deshielo inferiores a los promedios de la temporada. Sin embargo, no se presentarían problemas en la agricultura de riego dado que todos los embalses de la zona (embalses para riego, de regulación interanual) acumulan volúmenes superiores a los de los últimos 7 años y la mayoría prácticamente se encuentran en su capacidad máxima, situación muy diferente a la que se presentaba durante la “megasequía”.

“No se esperan grandes crecidas por deshielos que produzcan daños en la infraestructura, sin embargo y especialmente en las regiones de Atacama y Coquimbo es necesario advertir a los turistas que no pernocten a orilla de los ríos, pues en esas circunstancias, las crecidas normales que se producen en la noche, fácilmente podrían transformarse en peligrosas”, advierten desde la Dirección General de Aguas.

Por su parte, el presidente de la Junta de Vigilancia del Río Choapa, Luis Lohse, agrega a diario El Día que en la provincia han logrado nuevamente llenar el embalse Corrales por segundo año consecutivo, que alcanza los 50 millones de m3. “Por el contrario, de acuerdo a los informes de CEAZA y la DGA, hubo una menos cantidad de hielo en la cordillera, lo que no generó por lo tanto una importante cantidad de deshielos este año. La temperatura también ha influido, especialmente en los meses de noviembre y diciembre que fueron más fríos que años anteriores”, dice.

En cuanto a los caudales del río Choapa, Loshe señala que en la Junta de Vigilancia trabajan en base a las proyecciones que realiza la Dirección General de Aguas, y según estas proyecciones para este periodo en específico, tendrán en enero un promedio de 5.000 litros por segundo bajando por el río Choapa, 3.000 en febrero y 2.000 en marzo, lo que siempre ocurre en periodo estival. “Por tanto, estamos trabajando en un plan de regulación del río para esta temporada, que esta semana informaremos a nuestros regantes y así ellos puedan trabajar”, finaliza.

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