En las instalaciones de INIA Remehue, Centro Nacional de la Papa, declarado así en el año 2008 por el Ministerio de Agricultura, científicos, investigadores, técnicos y encargados de transferencia tecnológica delinearon el trabajo que permitirá al INIA enfrentar los desafíos de la agricultura moderna como el cambio climático, el déficit hídrico y el aumento de las enfermedades que afectan a la papa, en un escenario de creciente demanda de alimentos sanos, inocuos y cuidado del medio ambiente.
Julio Kalazich, director nacional de este organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, y especialista en genética de la papa, explicó que “esta reunión de coordinación nos ha servido para programar el trabajo futuro y ver los avances que tenemos en relación a las proyecciones que tiene este rubro”.
“La agricultura moderna debe hacer frente al cambio climático, generando variedades que se adapten mejor a este escenario, que resistan períodos de déficit hídrico y en ese sentido hemos visto esta temporada -que fue una de las secas de los últimos 50 años- que variedades como Karú-INIA, en las regiones de Los Ríos y Los Lagos, y Patagonia-INIA, en la Región de La Araucanía, lograron producciones, sin riego, que superan en un 20 a 30% a otras variedades tradicionales como Desirée”, indicó.
Junto a estos nuevos tipos de papa que ya están presentes en el mercado chileno y se están evaluando en diversos países del mundo, el INIA ya está generando las “papas del futuro”.
“Tenemos un grupo importante de papas que se van a transformar en variedades muy pronto, ampliando así las alternativas para los productores y los consumidores. Sabemos que el mundo entero va a demandar más y mejores alimentos y la papa, siendo un producto saludable, que aporta menos calorías que el pan y contribuye a la dieta con fibra, proteína, vitaminas, potasio y fierro. Va a tener un sitial importante en la alimentación, por lo que se van a requerir nuevas variedades que tengan una muy buena calidad nutricional, formas y colores más atractivos, que sean resistentes a la sequía, toleren mejor algunas enfermedades, y por tanto sean menos dependientes de los herbicidas y agroquímicos, entre muchas otras características que van a marcar las preferencias del consumidor moderno en Chile y el extranjero”, indicó el director de INIA.
Fernando Ortega, coordinador nacional de Recursos Genéticos y Cultivos de INIA, dijo que “como institución sabemos que debemos cuidar y a la vez aprovechar la gran biodiversidad genética que posee Chile y avanzar hacia una agricultura más verde, eco-eficiente y sustentable, y la generación de alimentos saludables y diferenciados, por eso en estas reuniones hemos puesto foco en estos temas”.
Añadió que “junto con evaluar desde el punto de vista genético nuestras nuevas variedades, seguiremos trabajando en el desarrollo de paquetes tecnológicos y manejos que permitan disminuir y optimizar las aplicaciones de agroquímicos, como el método de diagnóstico a distancia de enfermedades y manejo integrado a través de sistemas de alerta temprana y control biológico. Asimismo, continuaremos haciendo evaluaciones agronómicas de cada variedad para que los agricultores puedan usar las dosis justas de fertilizantes, basados en los resultados de investigación en cada zona de producción y tipo de suelo, considerando los objetivos productivos y los rendimientos que cada uno espera alcanzar”, agregó Ortega.