Incendio forestal en San Felipe alcanza reserva de los cipreses más viejos del país

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Un milenario bosque de cipreses de la cordillera (Austrocedrus chilensis) fue alcanzado por el incendio forestal que consume cerca de 725 hectáreas de vegetación nativa en la localidad El Asiento, comuna de San Felipe.

El director regional (s) de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Claudio Ilabaca, confirmó que el fuego alcanzó la parte alta del cerro El Tabaco, que está en el santuario de la naturaleza Serranía del Ciprés, en donde se concentran 496 ejemplares de esta especie. Se trata de los más antiguos del país, con algunos que alcanzan los mil 800 años de antigüedad.

Ilabaca explicó que las llamas afectaron a gran parte de la quebrada El Asiento, quemando un número aún no determinado de cipreses. «El incendio pasó por las partes donde había cipreses, y debemos determinar qué tanto los afectó para decidir qué medidas medioambientales debemos aplicar», dijo.

Botánicos y biólogos de la Conaf llegaron a la zona, y una vez que el fuego esté completamente controlado determinarán la cifra de árboles quemados y si los daños son superficiales o implican la muerte del ejemplar. Ayer, el lugareño Carlos Farías pudo apreciar con largavista 20 cipreses quemándose, pero la esperanza es que la mayor parte de ellos, en las partes más altas y aisladas, no hayan sufrido daños graves.

«No pude apreciar el resto, porque los tapaba un cerro», relató Farías, quien actúa como guía turístico en el sector que en 2008 fue declarado santuario de la naturaleza en virtud de la presencia de esos atractivos árboles milenarios.

El terreno pertenece a una comunidad de 106 campesinos que renunciaron a una explotación comercial, incompatible con conservar esa reserva forestal, y bregaron por brindarle protección legal.

«Perdí 32 caballos y vacas en el fuego y vi picaflores, codornices y tordos quemados», dijo Farías, quien, entre llantos, señaló que los daños en el bosque nativo implican el fin de la actividad turística con que sostenía a su familia.

El doctor en Biología de Bosques de la U. Austral de Chile, Carlos Lequesne, explicó que la especie no tiene la capacidad de rebrotar tras ser quemada, por lo que un ejemplar destruido implica perder «una biblioteca única. Sus anillos guardan, por ejemplo, datos de sequías ocurridas durante dos milenios».

Fuente: Economía y Negocios

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