En el marco de una serie de acciones que está realizando la Universidad Andrés Bello para conmemorar el inicio de su estrategia de carbono neutralidad al 2038, la semana pasada se realizó el conversatorio “Transición Energética Justa: Desafíos y Compromisos desde las Universidades”. El objetivo de esta actividad, organizada por la Dirección de Sostenibilidad UNAB y Codexverde, fue explorar y clarificar los conceptos clave de la transición energética justa, subrayando la importancia de combinar la sostenibilidad ambiental con la equidad social en el contexto universitario. Además, el evento buscó identificar desafíos y oportunidades, fomentar el compromiso institucional y facilitar el intercambio de conocimientos.
Este conversatorio ofreció una plataforma para reflexionar cómo las universidades pueden ser agentes de cambio, adoptando un rol proactivo en la construcción de un futuro energético más justo y sostenible, a través de la conversación con los panelistas Ana Lía Rojas, directora ejecutiva de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA) y Ezio Costa, subdirector del Centro de Derecho Ambiental (CDA) y director ejecutivo de ONG FIMA.
Héctor Hidalgo, director de Vinculación con el Medio de UNAB, dio inicio al evento subrayando el compromiso de la universidad con la sostenibilidad: “También nos lleva a nosotros a ser responsables con lo que vamos aprendiendo. Como institución, estamos en un agresivo plan de carbono neutralidad que involucra todo lo que hacemos, desde el alcance uno, que son nuestras emisiones más directas, hasta las del transporte que son del alcance tres, y en el alcance dos, que es en energía, que es todo lo que utilizamos. Este campus es carbono neutral, lo que me llena mucho de alegría”.
Por su parte, Waldo Lobos, director de Codexverde, destacó el papel fundamental de las universidades en la transición energética: “Las problemáticas en materia energética son múltiples y variadas, y, por lo tanto, no tienen una única solución. Se plantea la urgente necesidad de transitar hacia un sistema energético más resiliente, inclusivo y sostenible. Las universidades, como centros de formación y pensamiento crítico, tienen un rol fundamental en este desafío. Son ustedes, los estudiantes, los futuros profesionales, quienes tienen la capacidad y la responsabilidad de liderar esta transformación. A través de la investigación, la innovación y el compromiso social, pueden contribuir a desarrollar soluciones que no solo garanticen el suministro eléctrico para todos, sino que también respeten nuestro entorno y mejoren la calidad de vida de las comunidades más vulnerables”.
Desafíos de una transición energética justa
El conversatorio, moderado por Freddy Flores, director del Centro de Transformación Energética de la UNAB, ofreció valiosas perspectivas sobre los desafíos para una transición energética justa en Chile. En la jornada los panelistas fueron debatiendo acerca de diversas temáticas, iniciando con los desafíos que actualmente tiene la transición energética.
Ana Lía Rojas, economista y directora ejecutiva de ACERA, explicó: “Para entender qué es la transición energética, piensen en todo lo que utilizan para energizarse, desde calefacción hasta movilidad. La transición energética implica abandonar el uso de combustibles fósiles, como el petróleo y el gas, que usamos intensivamente para producir movimiento y calor, y sustituirlos por fuentes de energía que no produzcan gases de efecto invernadero (GEI) y que ayuden a frenar el calentamiento global. Es decir, buscamos un cambio desde el uso de combustibles fósiles a energías más limpias para evitar el aceleramiento del calentamiento global que ya está ocurriendo”.
En tanto, el abogado ambientalista, Ezio Costa, profundizó en el concepto de transición justa: «Cuando hablamos de transición justa de cualquier tipo, lo que estamos hablando es que se deben tomar en cuenta en este cambio a los que están en peor situación, o este cambio va a producir que estas personas en peor posición empeoren aún más. Entonces la transición es cambio y justicia es distribución, quienes se llevan las cargas y quienes se llevan los beneficios”.
“Al respecto la transición energética obviamente tiene un desafío grande en esta materia, ya que la sustitución tecnológica es una cuestión puede ayudar en una variable, que es el clima, pero puede empeorar otra variables de los problemas ecológicos. Por ejemplo, si cambiamos los autos de combustión interna a autos de batería de litio, el litio saldrá de los salares del norte de Chile y por lo tanto, la biodiversidad se muere y también las culturas de las personas que viven allí. Entonces hay un costo», añadió el académico de la Universidad de Chile.
Desafíos y oportunidades para las universidades
El conversatorio continuó con una discusión sobre cómo las universidades pueden convertirse en agentes de cambio en la transición energética. Ana Lía Rojas enfatizó la necesidad de que las universidades mantengan una conexión constante con las tecnologías emergentes y el mundo real.
«Es importante las mallas, las que deben estar cada día más actualizadas, son relevantes porque generan una relación con lo que está sucediendo actualmente. Hoy, la tecnología cambia muy rápidamente, de un año a otro, en Chile se producen pocas tecnologías, somos usuarios tecnológicos, pero igual tenemos que hacerlo. Ahí hay una visión que debe estar inserta en la malla curricular, nadie puede empezar a crear si nadie le ha enseñado a crear y las soluciones, laboratorios, pilotos y relación con el mundo real es importante, no solo a través de las pantallas. Entonces actualización de malla, trabajo curricular con el ecosistema que te invita a probar y palpar la parte aplicada», puntualizó.
Ezio Costa complementó esta idea, resaltando la importancia de un entorno académico que promueva la experimentación y la innovación. «La primera cuestión importante es hacerse preguntas críticas sobre aquello que están escuchando y aprendiendo porque todo puede tener distintas visiones con los lentes que se observa y se forman a los estudiantes (…) La universidad tiene la gran potencia de ser un espacio que debiera permitir la reflexión y también el ensayo y error, donde pensar es no es estar en lo correcto es también equivocarse y salirse de las cajas y pensar cuestiones novedosas, y problemas como los que tenemos hoy día lo que más requieren son soluciones novedosas, porque estamos como planeta encasillados en ciertos tipos de soluciones», comentó.
La actividad contó con la participación de estudiantes, en su mayoría de la Facultad de Ingeniería UNAB, quienes pudieron reflexionar a través de la plataforma Menti, respecto a las acciones se pueden realizar desde la UNAB para contribuir a las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 7: Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos.
Revisa aquí el conversatorio: