La cuarta edición del estudio Reciclando-ando trajo una novedad: incorporó las declaraciones de la ciudadanía respecto a la reutilización y el compostaje, ampliando el ámbito de la encuesta, que en sus años anteriores estaba centrada en el reciclaje. Sin embargo, a pesar del cambio, los resultados no fueron mejores y siguen mostrando un descenso del interés ciudadano en temas ambientales, estancamiento en las personas que declaran reciclar y un retroceso en la reutilización de envases y compra a granel.
La Encuesta Nacional de Reciclaje y Reutilización Reciclando-ando, realizada por NielsenIQ, junto al Pacto Chileno de los Plásticos y Oceana en Chile, fue presentada durante un evento realizado en Fundación Chile, donde se analizaron sus resultados.
Entre otros hallazgos, el estudio detectó que el medio ambiente sigue bajando entre las problemáticas que preocupan a los chilenos, llegando al lugar 11 en relación con otras preocupaciones, como la seguridad y el empleo.
En tanto, se mantuvo en 53 el porcentaje de personas que declara reciclar, lo que no se condice con las tasas de reciclaje (menos del 10% de los residuos domiciliarios, según el MMA). Asimismo, se da cuenta de un alza en el conocimiento de la Ley REP y de las personas informadas sobre los servicios de reciclaje en su comuna. No obstante, se observa confusión respecto a la iconografía: un 38% interpreta que el símbolo que indica “botar al basurero” señaliza un envase reciclable, entre otros errores de identificación.
De acuerdo con Carolina Cuneo, gerente comercial y de estudios de NielsenIQ, “Las prioridades de las personas han cambiado. Tenemos que ser conscientes que hoy los consumidores están tensionados principalmente por el tema económico, lo que lleva a un reordenamiento de los drivers a la hora de priorizar el tipo de compras que realizan y acciones a las que adscriben. El desafío de educar sigue siendo prioritario en esta materia, pero este debe ir de la mano con la empatía por el momentum de las personas y ‘ayudarlos a que ayuden’, considerando la dimensión económica y de facilidad reveladas en el estudio”.
Por su parte, Alejandra Kopaitic, directora del Pacto Chileno de los Plásticos, sostiene que “estos resultados nos demuestran que hay un gran trabajo por delante para involucrar a la ciudadanía en el gran cambio que se está produciendo a nivel de sistemas de gestión, que están ampliando su cobertura en el país y ya cubren prácticamente todas las comunas de la Región Metropolitana, con retiro domiciliario de residuos o instalación de puntos limpios, entre otras acciones en el marco de la Ley REP para envases y embalajes”.
“Vemos brechas de información en –por ejemplo– saber identificar si un envase es o no reciclable, lo que obviamente dificulta que aumenten las tasas de reciclaje final, dada la disposición incorrecta de residuos, o el que –ante la duda– las personas se abstengan y opten por el basurero”, señala Kopaitic, destacando eso sí el interés en el compostaje de residuos orgánicos: “Vemos que hay un 17% de personas que declaran compostar los residuos orgánicos (en el hogar 15% y un 2% contratando un servicio de compostaje) y un 54% que dice que le gustaría hacerlo, lo que es un buen incentivo para desarrollar ese ámbito, donde como Pacto Chileno de los Plásticos queremos aportar a través del Grupo de Trabajo de plásticos compostables”.
Reutilización y compra a granel en retroceso
Si bien las encuestas anteriores habían incorporado preguntas de reutilización y compra a granel –y esos resultados permiten hacer un comparativo–, no habían profundizado en esa acción preventiva, considerada fundamental para una efectiva reducción de residuos.
Según lo que declaran las personas, reutilizar, reparar y reducir son las acciones que más realizan para ayudar a la protección del medio ambiente. Asimismo, el 76% opina que los locales de expendio de alimentos debieran ofrecer opciones reutilizables para evitar productos desechables, lo que es concordante con la Ley PUSU (Plásticos de Un Solo Uso), que ya está vigente en sus primeras etapas. Sin embargo, un 57% afirma haber recibido plásticos prohibidos en locales de comida durante el último año.
La misma ley obliga a los puntos de venta a recibir y ofrecer bebidas retornables, las que siguen liderando por lejos los productos reutilizables (con 64%), aunque han retrocedido casi diez puntos respecto al 2023.
Respecto a los resultados en ese ámbito, Cristóbal Correa, director de Campañas de Contaminación de Oceana en Chile, comenta que “los resultados muestran que la ciudadanía sigue viendo en la reutilización una forma concreta de aportar al cuidado del medio ambiente. Que más de tres cuartas partes de las personas quieran opciones reutilizables en los locales de comida es una señal clara y va en plena sintonía con la Ley de Plásticos de un Solo Uso: la ciudadanía está lista para dar el paso hacia un modelo de consumo más responsable”.
¿Qué hacer para que estos porcentajes de reutilización y compra a granel puedan despegar? Correa asevera que “la encuesta muestra que la ciudadanía tiene interés en reutilizar y comprar a granel, pero los resultados dejan claro que aún existen barreras prácticas”, agregando que “para que esto despegue, necesitamos un mercado que ofrezca estas alternativas de manera simple y accesible. Los datos son claros: la gente quiere reutilizar, pero el mercado no siempre acompaña. Para que la compra a granel despegue como alternativa masiva, debemos innovar y asegurar que estas opciones estén al alcance de toda la población”, concluyó.
Durante el evento, tanto los resultados en reciclaje como en reutilización y compra a granel, fueron analizados por un panel compuesto por Carola Moya, activista y CEO de Stgo Slow; Alex Godoy, director de Giro, y Gonzalo Uriarte, presidente de AB Chile, que fue moderado por Tania Rheinen, subdirectora de Oceana en Chile.
Gonzalo Uriarte sostuvo que, para alcanzar la economía circular, se requiere que sea masiva en participación, “pero evidentemente hay un déficit de infraestructura y de cultura ambiental que impiden avanzar con mayor rapidez”. Según el ejecutivo de la Asociación de Alimentos y Bebidas de Chile, “esta es una causa común, donde todos debemos sumarnos, para poder inculcar la educación ambiental como una convicción y no como una moda o una aspiración abstracta, sino que como un compromiso cotidiano”.
Coincidió Carola Moya, quien criticó la inversión que se realiza en campañas virales: “Eso no es educación, es marketing, para que lo tengamos bien claro”. También cuestionó la implementación de los sistemas de gestión, que –en algunas comunas– no consideró “lo que se venía haciendo bien durante 10 o 12 años, cómo estaban participando las organizaciones civiles, territoriales y los comités ambientales comunales”, por lo que el reciclaje –en vez de aumentar– disminuyó, “a diferencia de una comuna como Renca, donde sí se logró ese proceso de integración”.
Por su parte, Alex Godoy, opinó que la educación no necesariamente funciona para cambiar hábitos, insistiendo en que se requiere comprender el comportamiento de las personas y los hogares, “mirar la estructura socioeconómica de la comuna; si tiene casas y de qué tamaño, o edificios”, aplicando lo que denominó “inteligencia territorial”, considerando que estamos en un país extenso, con realidades muy distintas a lo largo de su territorio, “y lo que estamos haciendo en Giro es entender esa complejidad”.