Estado de Reserva Estratégica: las dudas para una pronta descarbonización

Durante el 2019, el Gobierno dio a conocer el esperado Plan de Retiro Voluntario de Centrales a Carbón o más conocido como Plan de Descarbonización, el cual contempla mediante distintas fases, el “cierre” de las 28 unidades termoeléctricas de este tipo presentes en Chile. Con este plan se apagarán 10 unidades entre 2019 y 2024, mientras que las 18 centrales restantes -sin fecha determinada de retiro aún-,  tendrán como plazo final de clausura el año 2040.

A pesar de que un plan como este pudiese hacer creer que la utilización del carbón y su contaminación tendrían los días contados, el plan contempla un mecanismo llamado “Estado de Reserva Estratégica (ERE)” que podría postergar aún más la necesaria y urgente descarbonización.

Para poder incorporar este mecanismo en la actual regulación, en enero de este año el Ministerio de Energía sometió a consulta pública el borrador del Reglamento de Transferencias de Potencia que incluye, entre otros aspectos, la definición del Estado de Reserva Estratégica y las condiciones para que una unidad de generación sea considerada como tal. El ERE, cuyo objetivo es dar garantías de seguridad al Sistema Eléctrico Nacional, en palabras simples no es más que la posibilidad de que algunas unidades termoeléctricas no dejen de funcionar completamente hasta cinco años después que se apaguen, es decir, se mantendrán en el sistema en caso de necesitar ser reactivadas para la seguridad del suministro eléctrico.

Teniendo como objetivo la carbono neutralidad al 2050 y con la finalidad de dar resguardo a la seguridad y eficiencia del Sistema Eléctrico Nacional, la cartera ha mencionado que la incorporación del ERE a la regulación del sector eléctrico, estará enfocado en las unidades generadoras que comiencen el proceso de retiro del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Sin embargo, el reglamento deja ciertas dudas al mencionar que las unidades que ingresen a este estado, después podrán pasar voluntariamente a otra condición de operación en el sistema eléctrico, siendo poco tajante y claro acerca de que esta otra condición solo sea el retiro total del sistema, es decir, su desmantelamiento. ¿A esto se refieren con una real descarbonización? Si es así, dejan muchas dudas al respecto.

Además, se menciona la posibilidad de que, previa aprobación del Coordinador Eléctrico Nacional, se podría ingresar al Estado de Reserva Estratégica con posterioridad al 31 de diciembre de 2040, junto con la posibilidad de prorrogar el plazo de permanencia en el ERE. Esto, en definitiva, podría aplazar el cierre final de las termoeléctricas a carbón, en teoría, hasta el año 2045 o más, ya que como no se conoce el cronograma entre 2024 y 2040, perfectamente alguna unidad podría cerrarse al fin del proceso y, con ello, extender su plazo final de retiro, situación a la que apelará, por ejemplo, Infraestructura Energética Mejillones que se inauguró recién en 2019.

Siendo hoy el Día Mundial de la Eficiencia Energética, una fecha ideal para reflexionar sobre el uso racional de la energía y de qué forma la utilizamos, la discusión acerca de la mejora de los procesos de generación resulta ser fundamental, por lo que desde Fundación Terram consideramos que la información sobre descarbonización, así como las decisiones que tome la autoridad y sus regulaciones, deben ser claras y transparentes para que no dejen espacio a dudas sobre el proceso y su calendarización, como tampoco para que existan dobles interpretaciones. Es urgente que exista mayor claridad sobre cómo se utilizarán este tipo de mecanismos, para contar cuanto antes con una matriz eléctrica limpia y libre de combustibles sucios como el carbón.

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