El poder de las protestas ciudadanas en la lucha contra el cambio climático

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En el año 2023, la lucha por diversas causas ha dado lugar a frases llamativas y resonantes en los titulares como “Paremos el petróleo”, “Evitemos la extinción” y “Rebelémonos” que han surgido, por ejemplo, en galerías de arte del Reino Unido y en las carreteras de Italia, captando la atención de la sociedad.

¿Estamos realmente escuchando la voz de la mayoría silenciosa o nos estamos centrando únicamente en las voces estridentes de una minoría disruptiva?

El cambio climático es un tema altamente polarizante que puede llevar a las personas, incluso a las más racionales, a perder la objetividad y a sacar conclusiones precipitadas. A menudo, esto se debe a la necesidad de encajar en una narrativa política predefinida. Al adoptar un conjunto particular de principios políticos, las personas sienten la presión de tener una postura definida sobre el cambio climático. Sin embargo, esta polarización ha generado debates divisivos y confrontaciones infructuosas. Es hora de dejar atrás estas tensiones y analizar la cuestión desde una perspectiva distinta.

Más allá de los debates sobre la magnitud del cambio climático y su origen, es importante examinar cómo la acción impulsada por los ciudadanos está evolucionando.

¿De qué manera las acciones de aquellos que expresan claramente sus opiniones sobre el futuro del planeta pueden influir en la mayoría silenciosa?

Hemos presenciado imágenes de manifestantes arrojando líquidos sobre valiosas obras de arte protegidas por cristales resistentes, pero al final, el impacto real de estas acciones resulta limitado, pues aunque puedan haber generado atención mediática en un primer momento, una vez que se revela que las pinturas están debidamente protegidas, la indignación se desvanece.

En las grandes ciudades y sus alrededores, se han llevado a cabo protestas que han implicado el cierre nocturno de carreteras. Estas manifestaciones han generado trastornos y retrasos, así como la detención de activistas durante largos periodos de tiempo e inconvenientes significativos para los residentes locales. Cuando se informa sobre acciones que provocan retrasos como una forma de generar conciencia sobre un tema, es poco probable que las personas analicen de manera razonada las motivaciones detrás de dichas protestas.

Entre las formas de protesta más comunes se encuentran las marchas lentas o sentadas en los principales centros urbanos. Aunque los manifestantes alegan que sus acciones son pacíficas, suelen generar situaciones negativas, como pancartas y desechos abandonados. Este tipo de protestas interrumpe a las personas en momentos en que necesitan cumplir con sus responsabilidades, lo que dificulta un debate racional.

Estas protestas son llamativas, captan la atención de los medios de comunicación, son de bajo costo y pueden llevarse a cabo a gran escala, por eso es muy probable que continúen y que surjan más en los próximos meses, aunque es posible que se establezcan regulaciones más estrictas que limiten su impacto.

En cuanto a la evolución futura de estas protestas, es importante considerar la respuesta legislativa que generan. Si bien las protestas pueden influir en cambios en la legislación, surge la pregunta de si lograrán trascender para impulsar modificaciones en políticas económicas y medioambientales a gran escala, en lugar de centrarse únicamente en otorgar poderes adicionales a la policía para la detención y dispersión.

Recientemente, varios gobiernos han implementado cambios legales en áreas como la seguridad vial para ciclistas y la regulación de actividades como las máquinas tragamonedas en línea, así como la definición de salarios mínimos legales para los trabajadores. Aunque estos cambios pueden parecer repentinos, es importante reconocer que la creación y aprobación de dicha legislación no se llevó a cabo de la noche a la mañana. Sin embargo, las reacciones impulsivas basadas en la opinión pública no garantizan una legislación medioambiental equilibrada y bien fundamentada.

Al observar la evolución de las protestas, podemos concluir que el cambio más significativo se dará cuando las grandes empresas y la mayoría silenciosa impulsen un cambio gradual y progresivo.

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