El aporte ambiental del fin de las ampolletas incandescentes

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El retiro paulatino de ampolletas incandescentes que comenzó a implementarse por el Ministerio de Energía a fines de 2014 con las de potencia igual o mayor a 75 watts, terminó por sacar del mercado definitivamente a todas las de su tipo el pasado viernes 18 de diciembre. Con este hecho, se dio término a los 132 años de protagonismo de las clásicas bombillas eléctricas, pero también se abrió paso a un amplio abanico de oportunidades para el desarrollo de la eficiencia energética, el ahorro y buen uso de la energía y, por supuesto, para la disminución del daño ambiental.

Cierto es que el valor de la nueva ampolleta líder en eficiencia del mercado chileno, LED, tiene un precio de venta alto en comparación con la ya eliminada incandescente, sin embargo, su rendimiento, durabilidad, eficiencia y seguridad a lo largo de su vida útil son considerablemente superiores, por lo que resulta ser una inversión eficiente que a corto plazo permitirá un ahorro, tanto económico como energético para los chilenos.

BENEFICIOS DEL CAMBIO REFLEJADOS EN CIFRAS:

  • Al dar de baja a las ampolletas incandescentes, el ahorro llegaría a US$1.363 millones en 18 años, cifra que equivale a 872 megawatts y 4.8 millones de toneladas menos de emisiones de CO2. Si tomamos en cuenta que la emisión de una central eléctrica de tamaño medio corresponde a 1.2 toneladas, la reducción total de emisión de CO2 en el país, sería considerable y, podríamos evitar la construcción de nuevas centrales para abastecer la demanda eléctrica residencial y de las industrias.
  • Debido a las 25 mil horas de vida útil que tienen las ampolletas con tecnología LED, los hogares chilenos podrían ahorrar un 80% de energía, aspecto que se vería reflejado en $8.000 menos en las cuentas de electricidad. En otras palabras, si cada hogar cambiara a ampolletas LED, los chilenos seríamos capaces de ahorrar $180 mil millones en costos de energía por año.
  • Si se compara la vida útil de las opciones incandescente y LED, la diferencia deja en evidencia la superioridad de la última. Las bombillas incandescentes tienen un limitado número de horas de vida útil (1.000 horas) y su contraparte, la versión LED, ofrece hasta 25 mil horas de vida útil (22 años), es decir, las más eficientes duran 25 veces más. Mirado desde otra perspectiva, si mantuviéramos una ampolleta con tecnología LED encendida durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana y durante 3 años (sin pausas) alcanzaría una vida útil de más de 3 años.
  • Mientras que la mayor parte del consumo energético de las actualmente prohibidas bombillas incandescentes se transforma en calor y sólo el 15% en luz, el 90% de la energía emitida por las ampolletas LED se traduce en luminosidad, factor que confirma la eficiencia y mejor uso de la energía por parte de esta última.

Fuente: Nota publicada en www.top-ten.cl

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