Durante gran parte de su vida, Aníbal López se dedicó a la agricultura. Perteneciente a una familia de temporeros, a los 20 años aprendió a trabajar la tierra con la ayuda de su padre y su abuelo, quienes como él pasaban gran parte del día con los pies sumergidos en la maleza cosechando uvas, tomates y porotos en los fundos de Monte Patria, comuna de la Región de Coquimbo. Sin embargo, el paisaje que durante su juventud vio poblado de frutos y vegetación, con el tiempo se transformó en un escenario árido y gris por una sequía que ha azotado al sector por más de una década, obligándolo a abandonar su pueblo en busca de mejores oportunidades.
Como Aníbal, se estima que más de 5.000 personas han migrado de Monte Patria desde que se intensificaron las sequías como efecto del cambio climático. La escasez de agua y una significativa reducción en la producción agrícola en consecuencia, principal recurso económico de la zona, han obligado a una porción importante de sus habitantes a salir de la comuna buscando alternativas laborales, convirtiéndose así en los primeros migrantes climáticos del país.
Según el informe “Migraciones, ambiente y cambio climático”, publicado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en agosto de 2017, el 15% de la población de Monte Patria ha emigrado principalmente hacia el norte: los hombres buscando trabajo en el sector minero y las mujeres en los servicios.
El capítulo chileno del estudio -que también analizó la situación en Argentina, Brasil, Colombia y Ecuador- fue hecho por Cristián Retamal, experto en migración ambiental y cambio climático de la OIM, y corresponde a la primera investigación científica en establecer un vínculo entre el fenómeno migratorio y los efectos del cambio climático en Chile, arista que -según concluye la investigación- no ha sido estudiada, por no ser reconocida como relevante a nivel académico.
Pese a la carencia de estudios, expertos concuerdan en que existen situaciones similares a la de Monte Patria en otras zonas del país, dada su alta vulnerabilidad frente a los cambios climáticos.
Por ejemplo, el 50% del territorio de la Región de Valparaíso ha sido afectado por la sequía, y de sus 38 comunas, en 23 rige un decreto de escasez hídrica. Particularmente en Petorca y La Ligua, donde el déficit de agua ha sometido a sus habitantes a una crisis que equivaldría a dejar al Gran Santiago sin el recurso por cuatro meses.
Lo mismo ocurre en los cinturones subdesérticos (zonas áridas que rodean a los desiertos) entre Atacama y Coquimbo. Se proyecta que estas zonas sufrirán una reducción importante en la oferta de agua y nieve, cuya caída anual podría disminuir incluso 30% durante este siglo.
“El cambio climático en Chile se ha asociado a varios efectos, uno es la sequía. Las proyecciones dicen que en la zona centro y especialmente en la zona cordillerana habrá una disminución considerable del agua disponible, por lo que el desierto de Atacama se trasladará hacia la zona central”, dice Pilar Moraga, investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2.
Chile, especialmente la zona central, está entre las áreas de alta vulnerabilidad a los cambios climáticos como consecuencia de ser el borde del desierto de Atacama, el más árido del mundo.
Las precipitaciones han venido descendiendo durante el siglo XX, lo que ha producido una reducción de entre un 20% y un 30% de los montos anuales de lluvia.
Se ha producido un aumento de las temperaturas mínimas y una reducción de las máximas, modificando con ello los regímenes térmicos del verano y el invierno. Estas tendencias son claras entre Santiago y Copiapó
Agua: ¿el nuevo petróleo?
Con un promedio de precipitaciones de entre 80 y 100 milímetros anuales, la situación de sequía en Monte Patria ha sido declarada alarmante. Cada año la comuna enfrenta un periodo seco de ocho a nueve meses, siendo las lluvias escasas e irregulares, situación que los referentes comunales han graficado al expresar que en ciertos sectores del municipio ha habido momentos en los que no hay agua ni para beber.
Actualmente el Código de Aguas establece que el agua es un recurso privado, por lo que quien tenga derechos sobre este, constitucionalmente podrá explotarlo a perpetuidad. Este decreto representa uno de los principales problemas para los pobladores de Monte Patria, quienes en su calidad de pequeños agricultores se ven desfavorecidos ante los empresarios que poseen la propiedad de grandes porcentajes de agua en la zona, dice Retamal.
“Para las comunidades no es posible que sea más importante para los empresarios regar sus campos por utilidad privada que garantizar el agua para la comunidad. La forma en la que se entiende la propiedad del agua en Chile es muy particular y no tiene símil en otros lugares del planeta”, agrega.
En Monte Patria el 83% de su economía depende de la producción de la tierra, por lo que al verse reducida la disponibilidad del recurso hídrico, la producción también se ve afectada, disminuyendo los ingresos originados de los cultivos.
“Se han perdido más de 2.000 hectáreas productivas en la última década y esto obviamente ha generado menos fuentes de desarrollo para que la comunidad pueda desenvolverse laboralmente.
Las personas que se dedicaban a la agricultura han tenido que migrar”, dice Camilo Ossandón, alcalde de Monte Patria.
Según una encuesta realizada por la OIM a 180 hogares pertenecientes a los sectores más afectados por la sequía en Monte Patria, el 49,5% de los habitantes estaría dispuesto a desplazarse a otras partes del país con mejores oportunidades de empleo y disponibilidad de recurso hídrico. Solo el 21% se quedaría en la zona (ver infografía).
Según declaró la Oficina de Intermediación Laboral del municipio en la investigación, 6.000 trabajadores se han trasladado desde la agricultura a la minería y los servicios durante los últimos años.
“En ciertas comunidades de Coquimbo esta migración comenzó hace décadas. Los jóvenes migran a la minería o la ciudad dejando atrás a ancianos y niños que siguen viviendo en el campo gracias a las remesas de dinero que envían. Esto podría terminar en un despoblamiento rural casi irreversible si no se encuentra otra forma de hacer sustentable la vida rural. La historia ha demostrado que sin agua se produce una hecatombe social de proporciones. En ciertos países como Siria, este fue el inicio de tensiones sociales y políticas que llevaron a la guerra civil”, dice Fernando Santibáñez, director del Centro de Agricultura y Medio Ambiente de la U. de Chile (Agrimed).