«Se dice que el mundo necesita el litio para avanzar en la descarbonización de la matriz energética, pero la pregunta que no se ha hecho es: ¿A costa de qué?».
Esa fue una de las frases que marcó el Instagram Live que realizamos la semana pasada con Cristina Dorador, bióloga, Doctora en Ciencias Naturales y exconstituyente, en el contexto de la presentación de la Estrategia Nacional del Litio por parte del gobierno de Gabriel Boric.
En ese sentido, la académica de la Universidad de Antofagasta manifestó que las organizaciones científicas están preocupadas por la extracción a gran escala de litio que se daría a partir del lanzamiento de esta estrategia, pues en este contexto no habrían estudios concluyentes que aseguren la protección de los salares y territorios aledaños.
«Los salares son ecosistemas acuáticos, humedales, tremendamente frágiles ante cualquier impacto. Además, cuentan con biodiversidad endémica, lo que significa que esta no se encuentra en ninguna otra parte del mundo», explicó.
Asimismo, puntualizó que si bien la extracción de agua de los salares ha sido una práctica habitual desde hace muchos años por parte de la minería del cobre, con lo que se han visto afectados, por lo menos, tres salares de forma irreparable (Punta Negra, Lagunillas y Pedernales); la explotación del litio a gran escala supondría un antes y un después para la sobrevivencia de estos ecosistemas. «Para extraer el litio se debe evaporar el agua de los salares, por lo que con la escala de explotación que se tendría planificada en la estrategia, esto supondrá la destrucción de estos ecosistemas en el largo plazo», indicó.
Para graficar esto en cifras: una investigación realizada por la Universidad de Antofagasta estimó que para producir una tonelada de litio se evaporan 2 millones de litros de agua desde las pozas, es decir, 2 mil toneladas de agua que no es posible recircular.
Ante ello, Dorador alerta que debido a la crisis climática, los salares se están evaporando de forma acelerada, por lo que también augura que la explotación del litio a gran escala tendría una fecha de vencimiento a la vuelta de la esquina.
Por el contrario, según la académica, la industria biotecnológica y farmacológica que se podría fomentar a partir de la enorme diversidad microbiana de los salares tiene una proyección a largo plazo de la que carece la explotación minera. «Hay microorganismos con potencial de convertirse en antibióticos de nueva generación, microorganismos que pueden ayudar a crear plásticos biodegradables o que podrían dar claves para la supervivencia en ambientes con elevados niveles de arsénico y otros elementos tóxicos«, sostuvo Dorador.
Comunidades y modelo de desarrollo
Otro aspecto que Dorador critica fue el nulo acercamiento del gobierno con las comunidades indígenas para el diseño de esta estrategia, lo que también se repitió con la población de ciudades como Antofagasta, de la cual ella es oriunda.
«Esta es una decisión que va a afectar a las futuras generaciones. En Antofagasta tenemos la tasa de mortalidad más alta de cáncer en Chile y ciertamente la huella de carbono y todas las externalidades que va a generar la exportación del litio va a repercutir en la salud y medio ambiente de nuestra población y de toda la zona norte el país. Sobre aquello no se ha discutido nada», alerta la bióloga.
Finalmente, Dorador criticó los eslóganes que relacionan al litio con la descarbonización y el desarrollo económico del país. «¿Estamos dispuestos a cambiar nuestro modelo de desarrollo? Porque no puede ser que la consigna para potenciar la electromovilidad sea la explotación indiscriminada de los salares. Para salir de la crisis climática y ambiental que enfrentamos debemos cambiar la cultura, no solo de tecnología, por una aparentemente «más limpia».
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