Avanzar hacia la carbono neutralidad al 2050, además de otras iniciativas que apuntan a construir un país más sustentable, es uno de los objetivos más importantes que Chile ha impuesto durante los últimos años, y todo parece apuntar a que lograrlo será muy factible, aunque bastante desafiante.
Tan es así que el último reporte Climatescope -desarrollado por BloombergNEF– ubicó a nuestro país en el primer puesto entre los mercados emergentes para inversión en energías limpias, y en el noveno en el ranking general, con un puntaje de 2,58 de 5 posibles.
Sobre este punto vale la pena destacar que parte de este reconocimiento se debe a que Chile inició este camino con una importante meta: alcanzar al 2025 que el 20% del total de la matriz energética nacional proviniera de energías renovables; objetivo que se cumplió e incluso superó con creces, alcanzado que el 25% de la matriz fuera “verde” en el 2020 (con un 18% proveniente de energía solar y eólica).
No obstante, nuestro país también está trabajando en las Contribuciones Nacionales Determinadas (CND) actualizadas para cumplir con el Acuerdo de París, las cuales establecen que el presupuesto de gases de efecto invernadero no supere los 1,1 millones de toneladas métricas de CO2 entre 2020 y 2030.
Pero el avance más reciente asociado a esta temática es el anuncio de la posibilidad de ingresar indicaciones para aumentar la cuota para las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) desde el 20% actual a un 40% al 2030 como meta global, y de un 30% por cada bloque horario.
En caso de aprobarse (y aunque no, la tendencia al crecimiento de esta industria es evidente) estos hitos marcan un robusto panorama para el futuro de las ERNC en Chile, lo que apunta a que durante los próximos años serán muchas más las empresas dedicadas a este rubro que aportarán valor para el cumplimiento de esta meta nacional.
Sin embargo, y a pesar de que esta industria es un gran aporte en términos de sustentabilidad ambiental para el país, la misma no escapa de la realidad de generar residuos industriales peligrosos durante el proceso productivo, por lo que debe actuar de forma responsable conforme a la ley vigente con una correcta gestión y tratamiento de los residuos industriales que genera.
En detalle, las empresas dedicadas a la generación de ERNC deben contar con un “Plan de Manejo de Gestión de Residuos” de acuerdo a los Decretos Supremos específicos que lo rigen (DS148) y, para llevarlo a cabo, generalmente acuden a empresas expertas en este tipo de servicios que cuenten con el know how experto y capacidades técnicas para realizar estos trabajos.
Como parte de la oferta nacional, Hidronor se ha posicionado como un socio ambiental estratégico para las principales generadoras de energía limpia, destacando como una de las empresas con mayor capacidad de servicio a nivel nacional, ya que dispone de un gran abanico de soluciones asociadas a la gestión, tratamiento y disposición segura de residuos industriales peligrosos y no peligrosos, además de reciclaje y revalorización de residuos, entre otros.
“Los principales desafíos en gestión de residuos para proyectos de ERNC tienen que ver con que la empresa proveedora cuente con la capacidad de brindar atención en lugares remotos, de difícil acceso, con escasa comunicación y con necesidades cambiantes, lo que implica grandes retos y es aquí donde hemos logrado posicionarnos como partners estratégicos de nuestros clientes, cumpliendo a cabalidad con requerimientos en distintas zonas del país. Actualmente contamos con una cobertura a nivel nacional desde Arica a Punta Arenas, lo que amplía la capacidad de respuesta que tenemos hacia este tipo de empresas”, destaca Luis Briones, ingeniero de Desarrollo de Negocios de Hidronor.
Para extraer el máximo beneficio de cada residuo -aportando así al incremento de la economía circular del país- la empresa también revaloriza alguno de ellos, como los aceites residuales que generan estas plantas para producir combustible alternativo que luego es utilizado por otras industrias (como las cementeras), y las baterías utilizadas que sirven para fabricar nuevas unidades o, en su defecto, se reutilizan sus materiales como materia prima para otros procesos, reinsertándolas nuevamente en la cadena productiva y de consumo.
Además, Hidronor también cuenta con la capacidad y experiencia necesaria para hacer limpiezas industriales a los envases utilizados en los procesos productivos con el fin de que éstos puedan ser reusados hasta seis veces antes de ser dispuestos de forma segura, lo que aporta a la disminución del material que finalmente termina en depósitos de seguridad.