Biólogo estudia por más de 10 años al monito del monte y hoy analiza cómo se adapta al cambio climático

Tras 10 años de estudios el Dr. Roberto Nespolo explica el desarrollo del estudio del denominado fósil viviente.

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1986

Desde pequeño, Roberto Nespolo mostró interés en la biología de los animales silvestres. Como niño era un aficionado a las enciclopedias de naturaleza y libros de biología, y recuerda que al enterarse que existía una ciencia de la ecología y otra de la evolución, quiso aprender sobre la relación de los organismos con su ecosistema. Esto lo llevó a estudiar licenciatura en Biología en la Universidad de Chile.

Al profesor y Doctor en Filosofía y Zoología Mario Rosenmann, lo recuerda como un impulsor de su carrera. Con él aprendió fisiología comparada y realizó su tesis de Licenciatura en Biología, el año 1995. Luego con Francisco Bozinovic, discípulo de Rosenman, estudió eco-fisiología animal que consiste en el estudio de los determinantes fisiológicos de la distribución y abundancia de los organismos en el tiempo y en el espacio. Cuando Bozinovic fue contratado en la Pontificia Universidad Católica de Chile PUC, en 1997, invitó a Nespolo a que se fuera con él a armar un laboratorio de investigación quien pasó a ser su primer estudiante de Doctorado en esta universidad.

En el 2002 terminó su tesis doctoral que trató de genética cuantitativa, selección natural y metabolismo energético en mamíferos silvestres que trata de cómo ciertos rasgos fisiológicos son heredados y presentan potencial de evolucionar. En el 2003 realizó un posdoctorado en el Centro Para Estudios Avanzados en Ecología y Biodiversidad CASEB, de la PUC periodo durante el cual fue contratado por la Universidad Austral de Chile.

El Dr. en Ecología se ha enfocado en esclarecer los mecanismos de evolución dentro y entre especies, ha realizado experimentos evolutivos y aplicando métodos filogenéticos comparativos para utilizar las relaciones evolutivas entre diferentes grupos de organismos y dilucidar los procesos que determinan la variabilidad en los rasgos fisiológicos. También ha analizado la expresión de los genes para conocer las respuestas funcionales de los animales a cambios ambientales.

Nespolo también está interesado en cómo, la selección natural está involucrada en la generación de adaptaciones. Este proceso, muestra que los organismos presentan un ajuste al ambiente por el cual existe desplazamiento de caracteres y competencia, pues existe acumulación lenta de cambios genéticos favorables en la población a lo largo de las generaciones. También ha estado interesado en cómo la selección artificial puede ser utilizada para el mejoramiento de caracteres de interés humano, tales como levaduras para la cervecería artesanal.

Tras 20 años de trabajo en investigación y proyectos muy diversos, para Nespolo  es complejo decidir cuál ha sido el trabajo más significativo de su carrera, a pesar de ello dice “ si tuviera que poner todos los proyectos en la balanza, con modelos biológicos tan variados como roedores, insectos, moluscos y levaduras; creo que elegiría mi actual Fondecyt regular con el monito del monte, ya que fue escrito luego de una larga reflexión en torno a  proyectos previos –fallidos y exitosos- y también en las publicaciones más citadas y reconocidas, pero por sobre todo cuales han atraído más estudiantes y colaboraciones. Este proyecto es una buena integración de la fisiología comparada y ecológica clásica con métodos cuantitativos y moleculares modernos, combinando un modelo atractivo y emblemático, pero también revelador de aspectos evolutivos importantes para la conservación de la biodiversidad y el bosque templado”.

Nespolo lleva unos 10 años investigando diversos aspectos del al monito del monte (Dromiciops gliroides), desde la hibernación hasta su genética de poblaciones y origen evolutivo. Ha publicado unos 17 artículos académicos y colabora con unos tres o cuatro grupos internacionales de investigación en marsupiales e hibernación. Referente a un trabajo reciente publicado en la revista Molecular Ecology comenta que, “es el primer trabajo en el que se analiza los genes de la hibernación de un marsupial”. El monito del monte es el único mamífero sudamericano que se conoce que hace una hibernación estacional pues, pasa todo el invierno en una depresión metabólica profunda en que el metabolismo se reduce a un 5% de sus condiciones normales y los animales alcanzan temperaturas corporales de hasta 4 grados centígrados”, explica Nespolo.

Roberto Nespolo.

El monito del monte pertenece al grupo ancestral de los marsupiales australianos, Microbiotheria. Explica Nespolo: “cuando Australia y Sudamérica estaban unidas a la Antártida hace unos 65 millones de años y la Antártica tenía una distribución más Septentrional y un clima subtropical, muchas especies de marsupiales la habitaban lo cual se sabe hoy en día por el registro fósil. Entonces se cree que algunas de estas especies recolonizaron Sudamérica desde la Antártica y también Australia. Tanto los genes como los fósiles han demostrado que la fauna actual de marsupiales australianos proviene de un ancestro común que era este grupo de marsupiales sudamericanos, Microbioterios”.

A los investigadores les provocó interés el monito del monte dado que todos los Microbioterios están extintos, excepto el monito. Por eso se le denomina “fósil viviente”. ¿Pero cómo lo saben? “Si haces un análisis genético de las poblaciones actuales de monito y calibras las divergencias genéticas con el registro fósil, que es lo que nuestro tesista de Doctorado Julián Quintero está realizando, te das cuenta de que el linaje Dromiciops tiene al menos cinco millones de años de antigüedad, lo cual es muchísimo tiempo ¡Imagina que el Homo sapiens no tiene más de 4.8 millones de años de antigüedad como especie! De hecho, el registro fósil muestra que el género extinto hace unos 14 millones de años Microbiotherium es morfológicamente indistinguible de Dromiciops”.

La razón por la cual sobrevivió principalmente tiene que ver con su estrecha asociación, su ecosistema, el bosque templado-lluvioso, también conocido como “Bosque Valdiviano” que representa un ecosistema prístino casi invariable desde el Cretáceo. Cuando el bosque se extinguió en los extremos: en el norte del por la desertificación y en el sur por la glaciación, la franja sobreviviente (entre Talca y Chaitén, a ambos lados de la cordillera) también conservó a Dromiciops», explicó el investigador.

Con respecto a las dificultades que se le presentaron durante el estudio de este marsupial el Dr. en biología y académico del Doctorado en Ciencias Mención Ecología y Evolución de la UACh, explicó, “conocer sus poblaciones y en que temporadas son visibles es complejo pues ocupan todo el dosel del bosque hasta los 30 metros de altura, por eso tenemos que poner cámaras trampa en sectores bastante inaccesibles. Cuando estas revelan su presencia, debes utilizar métodos adecuados de captura e ir en la época precisa. Si lo logras, las capturas no son en lo absoluto difíciles. Es un animal muy territorial que puede ser abundante en un parche de bosque, pero también puede ser completamente inexistente a 50 metros de distancia”.

Hoy Roberto Nespolo trabaja en el estudio de los marsupiales desde tres perspectivas principales., El primer objetivo del actual proyecto Fondecyt es establecer el origen y la genética de poblaciones en todo el rango de distribución del monito del monte en Chile y Argentina.

El segundo objetivo es estudiar mediante métodos ecofisiológicos, cómo el monito ahorra energía utilizando la hibernación y así conocer la capacidad de esta especie de enfrentar a cambios ambientales. Han visto, por ejemplo, que el monito necesita una cantidad de horas de hibernación para poder reproducirse en verano, y que la duración y profundidad de la hibernación es modulada para compensar años con escasez de alimento.

El tercer objetivo de la investigación busca esclarecer, mediante el uso de isótopos estables, cómo el monito –un marsupial omnívoro con un gran componente frugívoro en la dieta- elige su alimento en distintas etapas de desarrollo y estacionalmente. En el proceso, los investigadores han descubierto la existencia de poblaciones no documentadas de este marsupial en los extremos de la distribución, por ejemplo, en Chaitén y en el interior de la provincia de Talca.

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