Expediciones permiten identificar especies nativas e introducidas en humedales rurales de O’ Higgins

Largas caminatas, recorridos en kayak, fotografías, toma de muestras de agua e identificación de flora y fauna (acuática), son algunas actividades que realizan los científicos para obtener insumos que permitan elaborar propuestas para la conservación de estos espacios naturales. Proyecto financiado y liderado por GORE O´Higgins.

Kayak Pichideguaa.

Primero comienzan con la preparación de equipos, instrumentos, GPS, baldes, máquinas fotográficas, pesas, cuadernos para registros de flora y especies acuáticas. Luego es momento de la indumentaria que les facilita la toma de muestras y la identificación de especies. Si hay suerte: nativas y endémicas. Botas de agua, “chalecos” con bolsillos para guardar instrumentos, sombreros, protector solar y…a caminar.

Así comienzan las expediciones científicas que hacen posible diagnosticar los humedales rurales de la Región de O’ Higgins. Los científicos se acercan lo más posible a los puntos de biodiversidad identificados en los siete humedales incluidos en el proyecto diagnóstico que pertenecen a las comunas de Las Cabras, Coinco, Mostazal, Pichidegua, Nancagua y Malloa. ¿El objetivo?: evaluar posibles estrategias para la conservación de estos humedales.

No fue la primera campaña de terreno y tampoco la última. Se requieren numerosas visitas para identificar especies: “Los humedales tienen una dinámica ecológica que es muy cambiante, las estaciones son importantes en esa dinámica, también las crecidas de ríos, y el drenaje de sus aguas. Incluso las corrientes de los humedales en riberas de ríos pueden modificar la presencia o no de poblaciones de peces”, asegura Ximena Molina, experta en ambientes acuáticos. Especialista y líder del estudio físico químico y de Biota acuática para evaluar calidad de aguas.

Flora nativa e introducida

Las caminatas son largas y silenciosas en el terreno de primavera de 2025. El grupo de botánicas –que integran la experta de la Universidad de Concepción Maritza Mihoc y la ingeniera ambiental Antonia Dewetak– recorre grandes tramos haciendo prácticamente un barrido de la flora presente en los humedales La Poza (Coinco), El Carmen (Las Cabras), Aguas Claras (Nancagua), El Cupio (Mostazal). Durante el trayecto se detienen, observan las distintas especies, muchas de ellas introducidas que han invadido gran parte de los humedales.

“En general lo que vemos en estos humedales son una gran cantidad especies muy invasoras como las zarzamoras, las acacias y los sauces (no nativos), que suelen impedir que el soto bosque sobreviva. Prácticamente lo ahogan. Debajo de las acacias puedes constatar el poder de propagación de esta especie: miles de miniplantas esperan crecer bajo un solo ejemplar”, explica la botánica Maritza Mihoc, mientras identifica y obtiene muestras en un caluroso atardecer en Aguas Claras.

Si bien las plantas introducidas en los humedales cumplen un rol ecológico polinizador, la mayoría de ellas desplaza a la flora nativa presentes en estos espacios naturales, como hierbas perennes, algunos arbustos y plantas acuáticas que resisten incólumes en los periodos de afloramientos de aguas que recorremos en el Cupio de Mostazal. En medio del recorrido, Antonia y Maritza, disfrutan el hallazgo de una nativa –la hierba perenne llamada Phyla nodiflora– y las fotografían mientras al menos 3 diferentes tipos de abejas se alimentan de sus blancas flores.

Cuerpos de agua

En paralelo las científicas Ximena Molina y Leticia Oviedo aprovechan cada afloramiento de agua para obtener esas valiosas muestras de agua y de especies acuáticas que den cuenta del estado de salud de los humedales de la Región de O’ Higgins. Provistas de una sofisticada indumentaria buscan recorren estos cuerpos de agua identificando especies como los zoobentos, animales que viven en el fondo de los cuerpos de agua y especies acuáticas tanto nativas como introducidas.

“Los zoobentos son un indicador más de salud de un ecosistema, son alimento disponible para los peces e indican que la cadena trófica está en mejores condiciones. En La Poza en Coinco identificamos aeglas (crustáceos pequeños y nativos conocido como pancoras), entre otras especies de peces”, explica Ximena Molina, mientras guarda muestras de agua en pequeños frascos que irán directo al laboratorio para su posterior análisis. Leticia Oviedo, en tanto, obtiene muestras de peces que pesa, mide y fotografía para su posterior identificación.

El trabajo de recolección de muestras de ambos grupos científicos en los humedales de Pichidegua, Estero Cadenas y Las Juntas, fue diferente. Durante cuatro horas las científicas recorrieron por agua –a bordo de kayak– el estero, tomando muestras de la flora y fauna acuática de ambos humedales, mientras las garzas gigantes danzaban alrededor. “Existe una biodiversidad que depende de estos humedales para sobrevivir”, aseguran las expertas.

La escucha nocturna 

Para poder identificar anfibios los terrenos deben ser nocturnos. Leticia Oviedo cuenta que la hora ideal para hacerlo es al atardecer y en la noche, ahí es donde los anfibios comienzan a “cantar”. La experta utiliza “playback”, que emite sonidos de diferentes especies de anfibios que han sido descritos para la Región de O’ Higgins y espera que las especies presentes “contesten”. Así confirma su presencia en los humedales. 

En Aguas Claras, las científicas encontraron y escucharon al menos tres especies que buscaban alimento en medio de matorrales, plantas, y en especial, guarecidos de la noche y el silencio. La identificación final de las especies es posterior y es con fotografías en mano y así constatar manchas, formas y colores característicos de cada especie.

De acuerdo a las expertas, las decisiones de conservación están basadas en conocimiento científico y local, tarea que desarrolla el equipo de especialistas para el proyecto Diagnóstico de humedales rurales de O’ Higgins, que es liderado y financiado por el Gobierno Regional de O’ Higgins.

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