Entrevista a Alex Godoy: Gas de esquisto, los desafíos de un combustible de transición

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Tras la disminución evidente de su poder en el sistema global, a partir del momento en que la crisis financiera internacional se desató en Wall Street en septiembre de 2008 (caída de Lehman Bross), expertos postulan que el desarrollo de la fracturación hidráulica o fracking para obtener un “nuevo” combustible, el shale gas o gas de esquisto, ha sido un verdadero salvavidas para la economía de Estados Unidos. La técnica, desarrollada por la petrolera Mitchel, ha transformado el panorama energético a tal punto que el país norteamericano podría lograr la autosuficiencia energética en 2035, según la Agencia Internacional de Energía.

En la construcción de este incipiente mercado, el gobierno de Chile ha querido jugar un rol protagónico, lo que quedó demostrado cuando en julio pasado el ministro de Energía, Máximo Pacheco, anunció que a fines del año 2015 llegará al país el primer embarque de gas de esquisto proveniente de Estados Unidos. La adquisición es el resultado de un contrato de largo plazo suscrito entre la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) y British Gas.

Si bien gran parte del sector energético celebró la medida, quedaron dando vueltas algunos cuestionamientos en la opinión pública. Uno tuvo que ver con el tipo de contrato alcanzado, ya que este se firmó pensando en años secos, pero frente a un año con una hidrología normal,  expertos estiman que el país no sería capaz de absorber toda la oferta de gas a la que tiene derecho. La otra crítica se centró en la mantención de una dependencia energética exterior, considerando, que en el caso del gas de esquisto, Chile, por su configuración geológica, poseería importantes reservas.

Así, empresas como Enap Magallanes y Geo Park instaron al gobierno a pensar en producir este gas de manera local.

“El gas de esquisto existe en Magallanes, está descubierto. Esperamos que el ministro diga prontamente que se va a implementar la producción local”, señaló el presidente del  Sindicato de Trabajadores de ENAP Magallanes, Alejandro Avendaño.

Por su parte, el gerente de Geo Park en Punta Arenas, Salvador Harambour, aseveró que “casualmente, en la Región de Magallanes el potencial principal no está en lo profundo, sino más somero de lo que tradicionalmente se ve”.

Ante este eventual escenario, ambientalistas e investigadores pusieron sobre la mesa los impactos ambientales que conllevaría la extracción de este hidrocarburo, el cual proviene de la descomposición de antiguos organismos marinos, que están asociados a depósitos de rocas tipo esquisto en el interior de la corteza terrestre.

“Como estas rocas tienen una baja permeabilidad, el gas (producto de la descomposición biológica) no escapó a la superficie, por lo que para extraerlo se hacen perforaciones hasta estos depósitos y se inyecta agua a alta presión con algunos otros elementos, lo cual fractura hidráulicamente las rocas y permite la liberación de este gas”, indicó en entrevista con CodexVerde el académico investigador y director del programa de Magister en Gestión de la Sustentabilidad de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo, Alex Godoy.

A su vez, sostiene que el principal problema ambiental que acarrea esta operación yace en la inestabilidad que se genera en el suelo explotado. “Al fracturar la roca, se genera inestabilidad, no solo en el epicentro de donde se realiza, sino que en todo el entorno, lo cual genera un cambio morfológico. Aquello puede derivar en un riesgo tectónico, el cual aún no es posible cuantificar, ya que las investigaciones sobre esta materia están “muy verdes”,  indica Godoy.

Otro de los impactos tiene que ver con la eventual contaminación de napas subterráneas. “Ésta puede ocurrir cuando los productos químicos empleados para la extracción del gas tengan contacto con un acuífero, situación que puede traer graves consecuencias para las personas que consuman esta agua. Si bien son ínfimos los casos comprobados de contaminación por este proceso en el mundo, expertos han indicado que todavía es difícil demostrar el vínculo directo entre el problema y el fracking ,puesto que las condiciones iniciales serían con frecuencia desconocidas o ya se han visto afectadas por otras actividades como la minería del carbón”, sostiene Godoy.

No obstante, el académico asegura que esta situación debiese reducir su grado de riesgo a medida que se desarrollen métodos precisos de predicción para controlar todo el volumen del fluido basado en las características geoquímicas y geofísicas de las formaciones.

Considerando ésta y otras mejoras en cuanto al desarrollo de la explotación del gas de esquisto, ¿cree viable la creación de una industria nacional?

Alex Godoy

Si bien Estados Unidos está formando una industria en torno al gas de esquisto, lo que conllevará inevitablemente a la mejora de los procesos de explotación, estudios ambientales y reglamentaciones para aquel sector, de lo cual Chile podría hacer eco si es que decidiera incursionar en esta industria, hay que tener claro que la política del gobierno de Barack Obama es abandonar, en el mediano plazo, la utilización de combustibles fósiles. En ese contexto, el gas de esquisto aparece como un parche, mientras se afianzan las ERNC, principalmente la solar, y la nuclear de plutonio.

De la misma forma, infiero, tras conocer la Agenda Energética del gobierno, que el paso que dio Chile tiene el mismo objetivo. Reemplazar paulatinamente los combustibles fósiles más contaminantes (carbón) y caros (diésel), para que el gas de esquisto se convierta, junto a la hidroelectricidad, en el pilar de la matriz energética. Esto, considerando siempre una inserción cada vez más ágil y de mayor volumen de ERNC, que sería el objetivo al largo plazo.

Ante esto, sería negativo el desarrollo de una industria nacional de gas de esquisto, puesto que, al momento de un eventual establecimiento, considerando todos los años que quedarían de discusión y estudios de factibilidad,  iríamos en el sentido contrario de lo que la marca la tendencia.

En ese caso, mejor poner todos los esfuerzos en el desarrollo de un mercado ERNC…  

Es importante que todos los avances que se están logrando en el mundo en torno de las energías renovables lleguen con mediana rapidez a Chile, situación que no ha ocurrido hasta el momento.

Por ejemplo, el desarrollo de la energía solar nocturna —centrales que almacenan calor  (calentando sales fundidas) para usarse cuando se pone el sol—, es una tecnología que desplazará prontamente, por sus costos más bajos, al almacenamiento en baterías.

A su vez, el almacenamiento de energía solar a partir de nanotubos de carbono, permitirá que la eficiencia de una planta solar se acerque, según estudios del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets), al 90%. Esta tecnología está en una etapa experimental, pero no hay dudas que, en 10 años, va a estar disponible a nivel industrial.

Por ello, es necesario que las universidades chilenas empiecen a investigar sobre estas innovaciones, para que, ojalá, las podamos replicar en un futuro. De lo contrario, seguiremos con la tendencia de ser un país rico en materias primas, pero pobre al fin de cuentas, porque dependemos de otros para explotarlas.

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