La ley 20.365 —que establecía una franquicia tributaria para empresas constructoras con el fin de que instalasen colectores solares en viviendas nuevas de hasta UF 4500— marcó un antes y un después en el desarrollo solar térmico de nuestro país. Antes de su entrada en vigencia, en agosto del 2010, sólo se habían instalado en toda la historia de Chile unos 9600 m2 de colectores solares térmicos, a pesar del indiscutido potencial solar que nos caracteriza. En sólo dos años, se superaron los 10 mil m2, lo que significó un gran desarrollo que terminó por detenerse cuando a fines de 2013 las autoridades de aquel momento no enviaron un proyecto de ley que prorrogara hasta al menos el 2020 la franquicia.
El sector más dañado con esa decisión fue sin duda el del ERNC nacional, el cual había visto como se abría un nicho de negocios. Una de las empresas que vivió en carne propia esa situación fue EcoLife, la que se especializa en la ingeniería y construcción de proyectos solares térmicos. “Teníamos varios proyectos que se fueron diluyendo conforme a la poca claridad que demostraba el gobierno de Sebastián Piñera frente a una eventual prorroga. Fue lamentable, pues era un proyecto bien interesante en la medida que ayudó a generar un mercado y para que un sector de la población conociera el producto y sus ventajas”, indicó el gerente general de la empresa, Pedro Ewing.
Si bien el ingeniero de la Universidad Santa María afirma que quedó una cierta ‘inercia’ en las constructoras sobre el valor agregado que genera la instalación de colectores solares en viviendas, no alcanza para el establecimiento de un mercado. “La producción nacional de colectores solares a nivel residencial está casi detenida, lo que es negativo tanto para empresas como para la población, ya que se está desaprovechando un gran potencial energético, con ahorros anuales promedio de $150 mil en combustibles fósiles para cada uno de sus beneficiarios”.
Asimismo, implora que el gobierno de Michelle Bachelet reflote el proyecto. “Ya que esta ley nació bajo su mandato, como empresa perteneciente a Acesol (Asociación Chilena de Energía Solar), tenemos confianza de que la Presidenta consolide el acercamiento de las energías limpias con la población”.
La empresa
Fundada en 2009 por Ewing y un socio, EcoliFe en un comienzo se enfocaba en la importación de productos de iluminación LED y de eficiencia hídrica desde China y EE.UU. No obstante, la idea siempre fue realizar ingeniería y construcción de sistemas solares térmicos para industrias. Para esto EcoLife aceptó el aporte de capitales externos, siendo la empresa nacional Nicolaides —de amplia trayectoria en la distribución de aislantes térmicos—, uno de ellos. Esto permitió a su vez, el inicio de la fabricación e instalación de paneles fotovoltaicos, con lo que EcoLife llegaría la concreción de sus proyectos más simbólicos, hasta ahora.
Con el respaldo de la ya nombrada ley 20.365, en el año 2012 una constructora le encargó a EcoLife un proyecto de eficiencia energética integral en un edificio residencial de Coquimbo. De esta forma, cuenta Ewing, se le incorporó a la estructura, ubicada en Avenida Costanera, energía solar térmica (25 CST Heat Pipe de 30 Tubos con 12.000 litros de acumulación con aporte solar de 51%), solar fotovoltaico (12 Paneles de 140Wp) y eólico (2 turbinas de 1.000Wp), junto con equipos de iluminación LED —más de 300 luminarias— para las áreas comunes del edificio y ornamentales.
Por su parte, en abril de este año, EcoLife (desarrollo, suministro y construcción) junto a la empresa norteamericana SunPower (productos) inauguraron el proyecto de generación eléctrica a base de paneles fotovoltaicos más grande de la Región Metropolitana, denominado “Oasis”.
Según Ewing, la planta es capaz de generar 60 mil KWh al año, lo que supone cubrir el 20% del consumo de energía eléctrica del centro de operaciones de la empresa Gas Andes, ubicada en la comuna de San Bernardo.
