Chile se ha comprometido a alcanzar la carbono neutralidad al año 2050. Sin embargo, un reciente estudio titulado ‘Evaluación de la Capacidad de Generación Térmica de Respaldo Diésel Conectada a Nivel de Transmisión: Desafíos para la Eficiencia y la Descarbonización’, desarrollado por el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) de la Universidad de Chile para la Fundación Chile Sustentable revela un problema estructural que amenaza con retrasar ese objetivo: la persistente sobrecapacidad de generación térmica diésel que se mantiene activa como “respaldo” del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), a pesar de su bajo uso y su alto impacto ambiental y económico.
Según el informe, Chile cuenta hoy con una capacidad instalada diésel de 3.862 MW, pero utiliza en promedio solo el 10% de ella en condiciones normales, y apenas un 24% incluso en situaciones de emergencia, como el apagón nacional del 25 de febrero de 2025. Esta sobredotación implica que tanto el Estado como las empresas y los hogares continúan pagando por centrales que prácticamente no se usan, generando sobrecostos que finalmente asume la ciudadanía.
Además, el estudio identifica graves limitaciones logísticas en la cadena de suministro del diésel, lo que haría inviable operar simultáneamente toda la flota de generación térmica en caso de emergencia. Es decir, el país mantiene un respaldo que no solo es ineficiente, sino también imposible de utilizar plenamente.
“Los resultados de este estudio son realmente impresionantes y confirman la necesidad de seguir observando el sistema eléctrico desde el interés público. Como sociedad civil dependemos directamente de cómo se produce y gestiona la energía: para alimentarnos, vestirnos, movernos y sostener la industria. Por eso es fundamental analizar críticamente su eficiencia y su coherencia con los objetivos de descarbonización y bienestar social”, sostiene Sara Larraín, directora de Chile Sustentable.
Los escenarios modelados hacia 2030 demuestran que el respaldo diésel podría ser reemplazado en un 80% por tecnologías más limpias y económicas, como sistemas de almacenamiento y herramientas avanzadas de gestión de red (grid-forming). Solo entre un 15 y 20% de la capacidad actual sería necesaria en zonas con deficiencias de transmisión eléctrica.
Abordar esta sobrecapacidad y las distorsiones de mercado que la sostienen no solo permitiría reducir los costos del sistema eléctrico para la ciudadanía, sino también acelerar la innovación tecnológica, la independencia energética y la descarbonización.
La Fundación Chile Sustentable subraya que este tipo de estudios son esenciales para fortalecer la transparencia, la eficiencia y la justicia del sistema energético, garantizando que las políticas públicas respondan al interés de las personas y no perpetúen un modelo dependiente de los combustibles fósiles.