Día de la Tierra: contra la ignorancia y la indiferencia ambiental

Hoy nos encontramos frente a dos caras de una misma moneda. La primera, en la que la ignorancia no tiene vergüenza y se niegan de plano las crisis; y por el reverso, algunos de los que decían proteger el medio ambiente ahora lo desconocen, creando y vociferando conceptos como el de "permisología", que no hace más que instalar posverdades y muestra cómo estos se desentienden o aplican la indiferencia frente a la causa que alguna vez prometieron o dijeron defender.

En 2019 se llevaría a cabo la COP25 en Chile. Desde que se anunció se destacaba la preocupación y la importancia del avance de la crisis climática y ecológica.

Pamela Poo, directora de Políticas Públicas e Incidencia en Fundación Ecosur

Ambas crisis se habían tomado la agenda y eran tema de conversación en gran parte del espectro político, donde se subrayaba la urgencia de tomar medidas, el rol de la ciencia y la necesidad de proteger ecosistemas relevantes para no seguir agravando la situación medioambiental del país. Como sabemos, esa COP finalmente no se llevó a cabo en territorio chileno.

En 2022 el recién asumido gobierno instalaba la narrativa de ser un «gobierno ecológico», es decir, se concentraría en impulsar medidas para hacerse cargo del modelo de desarrollo y sus diversas consecuencias en los territorios, con el fin de avanzar en un desarrollo sostenible. Sin embargo, con el paso del tiempo esa promesa fue desechada.

Hoy, en pleno 2025, el medio ambiente existe de forma minoritaria dentro del espectro político. La naturaleza, el medio ambiente y el cambio climático pasaron a ser una agenda incómoda para algunos, y negada por otros.

Nos encontramos en un escenario sombrío. Por una parte, en el Congreso Nacional, un sector político conservador y libertario vota en contra de la mayoría de las medidas que son impulsadas por parlamentarios que comprenden la gravedad del traspaso de los límites planetarios. Todo lo que suene parecido a algún tipo de medida de protección racional o mínima es negado en el hemiciclo, bajo argumentos que destilan ignorancia sobre el avance de las crisis. Sólo se alinean con el ejecutivo cuando son normas que van en la lógica de desregular y acelerar proyectos de inversión.

Por su parte, el gobierno actual presenta proyectos de ley como el de Permisos Sectoriales, el de reforma a la Ley 19.300, indicaciones al proyecto de Ley de Concesiones Marítimas, modificaciones ambientales en el proyecto de Reajuste del Sector Público, proyectos de ley misceláneos en los que, de manera camuflada, se incorporan normas sin acuerdo ni siquiera entre las propias carteras ministeriales.

Lo anterior es grave y complejo, debido a que los proyectos de ley mencionados tienen numerosos incumplimientos, entre ellos no se aplica el principio preventivo y precautorio, muchos de ellos no han sido revisados por las comisiones técnicas del Congreso, van en contra del Acuerdo de Escazú y representan un retroceso de la legislación vigente. Lamentablemente, las voces que han levantado estas alertas han sido tratadas con total indiferencia.

Sumado a lo anterior, se han aprobado proyectos de inversión que crearán nuevas zonas de sacrificio y conflicto ambiental. Ni siquiera los cielos prístinos de la Región de Antofagasta se salvaron de la voracidad con la que se han desplegado estas iniciativas desde el Ejecutivo. Salares, humedales, glaciares, bosque nativo, borde costero, están a disposición de proyectos de inversión, abandonando la posibilidad de avanzar en una economía que se prepare para el futuro.

Es tal el despliegue de las inversiones y la vista gorda que están haciendo, que nuevamente veremos aumentar la contaminación, la pérdida de especies y mayores amenazas para los territorios que deben soportar las consecuencias ante el aumento de la temperatura y los desastres climáticos como inundaciones, sequías, olas de calor, incendios, entre otros.

Hoy nos encontramos frente a dos caras de una misma moneda. La primera, en la que la ignorancia no tiene vergüenza y se niegan de plano las crisis; y por el reverso, algunos de los que decían proteger el medio ambiente ahora lo desconocen, creando y vociferando conceptos como el de «permisología», que no hace más que instalar posverdades y muestra cómo estos se desentienden o aplican la indiferencia frente a la causa que alguna vez prometieron o dijeron defender.

El «todo vale» está a la orden del día, y en este Día de la Tierra no hay nada que celebrar. Solo queda informarse para enfrentar lo que viene, ya que muchas de las medidas mencionadas verán la luz, debido a la ignorancia y la indiferencia, lo que implicará enfrentar las consecuencias de dichas medidas desde los territorios.

Por ello, es fundamental organizarse y generar un tejido entre quienes saben que la naturaleza es la que permite el sustento de todo, frente a una agenda que avanza y que coloca en peligro la sostenibilidad de la vida.

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