Los cambios en la naturaleza no son una tendencia nueva, llevan sucediendo desde el principio de los tiempos. Sin embargo, como consecuencia del cambio climático, en las últimas décadas los cambios no solo están siendo más rápidos y profundos, sino que además en muchos casos suceden de manera imprevisible.
Puesto que muchas zonas naturales de gran valor son difícilmente accesibles y/o se encuentran lejos de los grandes núcleos urbanos, el uso de tecnología para monitorizar sus condiciones se encuentra al alza. Y, entre todas las soluciones disponibles, las imágenes satelitales y su análisis continuo con software especializado surgen como una herramienta clave no solo para llevar a cabo un seguimiento de los cambios medioambientales, también para prevenir y minimizar el impacto de diversos desastres y catástrofes naturales.
Las imágenes de satélite al servicio del medioambiente
Una de las principales ventajas de las imágenes de satélite radica en la forma en la que proporcionan datos de forma periódica. Aunque idealmente los análisis deberían usar imágenes de satélite en tiempo real, lo cierto es que, si la revisita del satélite es lo suficientemente frecuente, sus datos de un día para otro también son perfectamente válidos para el análisis. Dado que esta tecnología no es nueva, también es posible encontrar datos históricos que añadir a los análisis (por ejemplo, para identificar tendencias o patrones). La capacidad de los satélites para aportar grandes cantidades de datos hace que esta solución sea la más completa de entre todas las presentes en el mercado.
Otro de los puntos a favor de las imágenes satelitales es su capacidad para incrementar la información que pueden proporcionar por medio de combinaciones de bandas e índices de vegetación. Las imágenes de satélite en color natural pueden usarse para monitorizar eficazmente los sistemas naturales e identificar posibles amenazas, como la vigilancia del estado de los bosques mediante el control de cambios en la cubierta arbórea, identificando talas ilegales o prácticas de uso del suelo que puedan dañar el ecosistema. También se usan para monitorizar catástrofes naturales, como incendios forestales, inundaciones y huracanes, proporcionando información vital para ayudar en la respuesta y recuperación posterior.
Sin embargo, las combinaciones de bandas y los índices de vegetación van un paso más allá en lo que respecta a la obtención de datos. Por ejemplo, la combinación de bandas de aerosoles habilita a los usuarios a detectar sustancias nocivas en el aire y el movimiento de dichos contaminantes debido al viento. Y el índice NDWI (Normalized Difference Water Index) es perfecto para resaltar el aspecto de las masas de agua, facilitando las labores de análisis de turbiedad del agua o para controlar los cambios que se producen en ellas, como una menor cantidad de agua en la masa debido a una sequia prolongada y/o la falta de lluvias en la región.
Posibilidades de los análisis de imágenes de satélite
Las opciones que permiten los análisis de datos satelitales son diversas. Como se mencionaba anteriormente, la más básica es la monitorización de la cubierta terrestre para identificar cambios en ella, incluida la cubierta vegetal y cambios en el uso del suelo, para llevar a cabo un seguimiento del estado del ecosistema de una zona. Para ello, la obtención periódica de grandes cantidades de datos facilita la evaluación del estado del medioambiente.
Los análisis también se usan de forma habitual para proporcionar información detallada y precisa sobre desastres naturales o para controlar el cumplimiento de la legislación medioambiental mediante la detección de actividades ilegales que puedan dañarlo, como la tala o la minería ilegales.
Por último, los análisis también pueden usarse para medir la contaminación de una zona o para la creación de mapas detallados y modelos tridimensionales de la superficie terrestre, aunque estos casos quizá son menos frecuentes.
Detección de patrones climáticos globales
En 2023, un caso de estudio reveló los motivos de la aparición de 275 cadáveres de delfín rosado, especie endémica de la Amazonía. Aunque el desastre ecológico ya no se podría revertir, era importante llegar al fondo del asunto y entender por qué había sucedido. Aunque la ola de calor de los días previos podía haber sido parte clave del desencadenante de esta tragedia, las olas de calor no son nuevas en la zona y nunca antes se había dado una situación similar.
Además de la imagen satelital de la fecha anterior más próxima a este devastador descubrimiento, se obtuvieron imágenes de satélite de las últimas semanas para comparar. Las imágenes mostraron una evidente floración de algas a lo largo de los bordes del lago en el que los delfines habitaban. De hecho, fue tan intensa que los niveles del índice NDVI en algunos lugares no diferían mucho de los valores del bosque cercano. Y es que dicho lago y las secciones adyacentes del río mostraban claros signos de disminución de su tamaño y de una menor profundidad.
Tras analizar las imágenes junto con los datos meteorológicos históricos de la zona, se supo que la temperatura de la región fue superior a la media de los últimos 5 años, mientras que la humedad fue notablemente inferior. Esto contribuyó a la drástica reducción del nivel de agua y al aumento de su temperatura, creando un entorno hostil para los delfines. La floración de las algas fue consecuencia del clima de los últimos meses, pero no parece que tuviera incidencia en la muerte de los cetáceos.
Monitorizar los cambios en la naturaleza mediante imágenes de satélite es una forma completa y rentable haciendo uso de los últimos avances en tecnología. Desde glaciares y masas de agua dulce hasta bosques o incluso paisaje urbano, las imágenes satelitales son cruciales para una gestión más sostenible de los recursos humanos. Analizar y mitigar los efectos de los cambios naturales y provocados por el hombre es necesario para proteger nuestro planeta y garantizar su viabilidad a largo plazo.