Chile y coalición internacional impulsan creación de primera área marina protegida en aguas internacionales

Iniciativa toma más fuerza tras acuerdo alcanzado por la ONU. El Centro de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas ESMOI-UCN coordina el trabajo científico nacional e internacional para dar sustento a la propuesta.

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La necesidad de proteger los océanos es, sin lugar a duda, fundamental para la humanidad. El reciente acuerdo de la ONU, luego de dos décadas de negociaciones, para adoptar el primer tratado internacional de protección y uso sostenible de la biodiversidad más allá de las jurisdicciones nacionales, zona conocida como la alta mar, subraya el consenso global en avanzar en estas acciones.

En diciembre del 2022, en la Conferencia de las Partes de Biodiversidad -COP 15- del Convenio sobre Diversidad Biológica -CDB-, 195 países se comprometieron a proteger el 30% del total de los océanos y de la tierra para el año 2030 (objetivo 30/30), y para poder alcanzar esta meta es fundamental contar con áreas marinas protegidas en aguas internacionales, uno de los temas centrales que es parte del Tratado de Altamar, discutido y acordado finalmente durante las últimas semanas en la ONU.

La importancia de crear áreas marinas protegidas en aguas internacionales, para asegurar la conservación de la biodiversidad marina, es un tema analizado largamente por varios países, y por organizaciones defensoras de la biodiversidad marina. Por ello, el Gobierno de Chile, a través del trabajo del Ministerio de Relaciones Exteriores, en conjunto con la Coalición de Arrecifes de Coral de Alta Mar (CRHSC), impulsan una iniciativa tendiente a crear la primera área marina protegida de alta mar en el océano Pacífico, iniciativa global en la que se espera contar con el apoyo de Colombia, Ecuador y Perú en el Pacífico sudeste, y otros países comprometidos con los esfuerzos globales de protección marina.

En los próximos meses los esfuerzos estarán enfocados en expediciones científicas internacionales a ambas cordilleras, al trabajo coordinado entre numerosas agencias internacionales y nacionales, y a la búsqueda de un apoyo político del más alto nivel en los países del Pacífico Sudeste.

Trabajo conjunto

Tras el acuerdo alcanzado en la ONU para proteger altamar, que define el mecanismo para la creación de áreas protegidas en áreas fuera de jurisdicción nacional, esta iniciativa puede tomar más fuerza. Es fundamental trabajar unidos en esta propuesta, destacó Julio Cordano, director de Medio Ambiente, Cambio Climático y Océanos del Ministerio de Relaciones Exteriores. “El nuevo acuerdo de BBNJ es una oportunidad para avanzar en el desarrollo de una gobernanza, que permita establecer una red de Áreas Marinas Protegidas, y un trabajo coordinado y colaborativo con los órganos ya existentes”, enfatizó.

Cabe señalar que el Acuerdo BBNJ hace referencia a la biodiversidad fuera de las jurisdicciones nacionales y crea un marco para la conservación y el uso sostenible de la vida marina en alta mar.

En la actualidad casi el 35% del océano global corresponde a la zona económica exclusiva y el 65% a aguas internacionales (alta mar), por lo tanto, “la única manera de poder cumplir el objetivo 30/30 que se definió, sería que el 100% de la zona exclusiva de todos los países estuviera protegida, lo que sabemos que no va a ocurrir. Por ello, la única manera de llegar al 30/30 es creando grandes áreas protegidas en aguas internacionales”, señaló el Dr. Carlos F. Gaymer, director del Centro de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI) de la Universidad Católica del Norte (UCN), centro integrante de la Coalición de Arrecifes de Coral de Alta Mar

Contar con la primera área marina protegida de altamar implicaría, según Marco Quesada de la CRHSC, “una señal de que el acuerdo de altamar, además de necesario, es práctico como instrumento de regulación y marco de trabajo que nos permite salvaguardar el interés común que existe sobre la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas de altamar. Más aún, señalaría que este camino puede y debe ser recorrido de la mano de la ciencia, el conocimiento local y la comunidad internacional”.

Lugar de conservación

El lugar definido para establecer el área marina protegida en aguas internacionales considera las cordilleras submarinas de Salas y Gómez y Nazca sector ubicado frente a la costa oeste de Sudamérica, que cuenta con 2900 km de extensión, con más de 110 montes submarinos y es definido como prioritario para la conservación por la comunidad científica y numerosas organizaciones internacionales.

En el sector se han encontrado los arrecifes de coral dependientes de luz más profundos del planeta, cuenta con un alto nivel de biodiversidad endémica, además de ser un corredor de migración para diversas especies de cetáceos, aves, tortugas, tiburones, peces e invertebrados, muchas de las cuales se encuentran en peligro de extinción o amenazadas. Por esta razón, esta área ha recibido varios reconocimientos internacionales, incluyendo ser definida como EBSA -Área Marina de Importancia Ecológica o Biológica- por parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica -CBD-. Estas cordilleras submarinas tienen además una enorme importancia cultural e histórica, ya que fueron la vía de comunicaciones entre la cultura polinésica y los pueblos precolombinos de América del Sur.

Información

La propuesta ha sido trabajada por varios años y presentada en diversas instancias internacionales, como la Conferencia de las Naciones de las Naciones Unidas sobre los Océanos, realizada el año pasado en Lisboa; el Quinto Congreso Internacional de Áreas Marinas Protegidas IMPAC 5, que se desarrolló en Vancouver el pasado mes de febrero; en el Taller “Caminos para la protección de las cordilleras de Nazca y Salas y Gómez” organizado por la Cancillería y la CRHSC, el año pasado en Santiago. Además, fue presentada en tres ocasiones, en el marco del Comité Científico de la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur -SPRFMO-.

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