Puerto Williams busca transformarse en la puerta de entrada del ecoturismo antártico

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Con vista al canal Beagle, el nuevo Centro Subantártico Cabo de Hornos -que se construirá a partir de 2016 en Puerto Williams- busca transformarse en el mayor ícono de la preservación ecológica de la subregión antártica. Esta área, reconocida por la Unesco como Reserva Mundial de la Biósfera en el 2005, es la más austral del planeta y posee un enorme potencial turístico para la zona.

 

Por unanimidad, el Consejo Regional de Magallanes aprobó $ 214 millones para su diseño este año, con una inversión de más de $ 2.300 millones para su construcción. El proyecto transformará esta zona, una de las más prístinas del planeta, en un modelo y polo de atracción para el turismo de intereses especiales. “Este centro va a generar conocimiento científico que se va a traspasar a la comunidad, para formar capacidades y generar un turismo sustentable. No se puede hacer un turismo masivo en un lugar tan frágil y único como esta reserva de la biósfera”, comentó Andrés Mansilla, director de Investigación de la U. de Magallanes e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad. Estas instituciones, junto con la Fundación Omora y la Universidad de North Texas, administrarán el centro. De hecho, ya venían trabajando desde hace 10 años en un Programa de Conservación Biocultural Subantártica, para el desarrollo de la ciencia y el turismo científico en Puerto Williams.

 

Sin embargo, la infraestructura de la ciudad magallánica para el desarrollo del ecoturismo y la ciencia es aún insuficiente, situación que se espera cambie a partir de ahora con el nuevo edificio, que tendrá 1.244 metros cuadrados, en un terreno que superará las tres hectáreas. Este inmueble incluirá espacios para tres fines: como centro de visitantes, escuela de ecoturismo y centro de investigación científica.

 

 

Impacto en el pueblo

 

 

En este sentido, la U. de Magallanes capacitará a los jóvenes del único liceo de la comuna como guías de turismo, idiomas y servicios relacionados con el ecoturismo.

 

“Hace 30 años, los turistas empezaron a llegar de forma espontánea a conocer el fin del mundo. Por ello, un centro de este tipo es el impulso que nos faltaba para convertirnos en un destino turístico con el potencial de islas Galápagos, y dejar de ser sólo una base naval, como hace 50 años”, detalló José Soto, consejero regional por la provincia de la Antártica Chilena.

 

Las famosas estaciones científicas Charles Darwin, en Galápagos, y La Selva, en Costa Rica, son atracciones para visitantes en sí y referentes mundiales en la conservación, de la mano de un turismo no invasivo al servicio de las comunidades locales. En el caso de Cabo de Hornos, fuertemente marcada por la cultura yagán. “Vendo artesanía yagán, y para nosotros es una gran oportunidad que llegue gente que valore esta tierra y su belleza tan grande”, comentó Julia González, vecina de Puerto Williams e hija de Ursula Calderón, la penúltima yagán en fallecer.

 

“Estamos en un punto del planeta que por su latitud sólo existe en Chile. Es un laboratorio natural que científicos de todo el mundo quieren investigar, especialmente por su vegetación y para medir el cambio climático en esta parte del mundo. Un área no intervenida y con bajísima densidad poblacional. Es un punto dentro del océano irrepetible para la ciencia y para quien quiera conocerlo”, señaló Rodrigo Vera, director del proyecto Centro Subantártico Cabo de Hornos.

 

Fuente: La Tercera

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