Nuevos métodos de cultivo buscan enfrentar sobreexplotación de algas

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Una disyuntiva vive el mercado de las algas en Chile. Mientras el precio de exportación de esta materia prima se ha duplicado en los últimos diez años, llegando a poco más de 
US$ 3.000 la tonelada, y totalizando envíos por más de US$ 230 millones en 2013 gracias a una mayor demanda del mercado asiático, lo cierto es que se está poniendo en riesgo la sustentabilidad del recurso. 

 

             

Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el 96,5% de lo que se extrae en Chile proviene de praderas naturales, muy lejos de lo que sucede en el mundo donde el 95% se origina en cultivos. Un dato no menor considerando que hasta 2010 Chile destacó en los “top five” entre los mayores exportadores de algas del globo, con el 19% de los envíos como commoditie, al igual como sucede con el cobre. Es superado por Indonesia, China y Filipinas que lideran una industria en auge que mueve más de 
US$ 5.700 millones en el mundo, gracias a sus beneficios nutricionales como alimento para consumo humano, animal y acuícola, rol como espesantes y gelificantes en la industria de alimentos y textil, aporte al sector farmacológico y cosmética gracias a propiedades antioxidantes, nutraceúticas, anticoagulantes y proteicas o como biocombustible, aunque su costo de producción está lejos de ser rentable aún. 

“Hoy la única alga que se cultiva a mediana escala es el pelillo para la producción de Agar (espesante). Cuando se habla de Chile Potencia Alimentaria, dentro de la canasta productiva se deberían incorporar las algas, que son verduras de mar”, explica Sergio Mesa, encargado de Algas y Acuicultura de Pequeña Escala de la división de Acuicultura de la subsecretaría de Pesca y Acuicultura. Agrega que hasta hace poco no era rentable el cultivo de la gran mayoría de las algas, “pero en el actual escenario (de mayor precio) se hace posible el cultivo de especies como la luga, luche, chicorea de mar, cochayuyo, etc.”, señala. 



Nuevos métodos


Frente a esta preocupación, tanto el sector público como el privado han iniciado proyectos para el cultivo de algas de manera artificial y para mejorar el manejo de este recurso. 

Para Paulina Erdmann, ejecutiva de Innovación Agraria de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), el apoyo de diferentes entidades como Corfo, Conicyt, para proyectos I+D+i ha sido de casi $ 8.000 millones para macro y microalgas en casi diez años ha sido clave para que empresas y universidades exploren y desarrollen nuevas tecnologías para lograr menores costo de producción y mayor productividad en los cultivos. 

Cristián Lagos, encargado de Pesca y Acuicultura de Fondef de Conicyt, explica que han apoyado 20 iniciativas, por US$ 8 millones, para nuevas tecnologías. “Se han logrado resultados prometedores, hay desarrollo de plántulas de lugas o chicorea de mar en invernadero por métodos vegetativos y esporas, pero la preocupación es que falta financiamiento para escalamientos productivos”, dice.

Entre los esfuerzos privados está AEON Biogroup, que con apoyo de Corfo y Fundación Chile, creó la tecnología Algae Circles, un sistema de propulsión por aire que emplea una especie de paletas para mover el agua en las piscinas para introducir CO2, que sirve de alimento para las algas. Alfonso Navarro, gerente de Ingeniería de la firma, explica que con la tecnología, patentada en 12 países, se logra una productividad cinco veces superior al sistema tradicional. Acaban de construir una planta de escalamiento industrial en el Valle del Elqui, Cuarta Región, con 500 metros para cultivo y en 2014 sumarán una planta industrial e inversionistas. “Hay mucha demanda por super alimentos como la spirulina y con esta tecnología podemos bajar los costos de producción. La planta puede producir 400 toneladas al año”, explica. 

Otro ejemplo es Macroalgas, que con apoyo del FIA, está piloteando el cultivo artificial en tierra de la alga parda Macrocystis durante la etapa juvenil para que conserven ternura y delgadez, y luego son trasladadas al mar para proceso de engorda. Patricio Chávez, socio y gerente de producción de la firma, dice que buscan dejar atrás la dependencia de las praderas naturales y disponer del alga todo el año. La meta es, además, elaborar fideos y chips. 
En enero pasado, ingresó al Congreso un proyecto de ley para bonificar proyectos que busquen el repoblamiento y cultivo de algas. Se espera sea un impulso para la actividad, sobre todo artesanal, y que redunde en un mejor desarrollo de una industria con potencial, advierte Mesa de la Subpesca. Sin embargo, Bernabé Santelices, premio nacional de Ciencias Naturales y docente de la facultad de Ciencias Biológicas de la U. Católica, reconoce que los privados deben alinearse con la ciencia. “Hay que seleccionar las cepas más productivas, existen procesos de mejoramiento de cultivo, de rendimiento, que debiera ser succionado por las empresas, pero no sucede. No hay retroalimentación”, dice.

 

Fuente: DF

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