Según datos de Conaf, en el periodo de julio 2022 a enero de 2023, nuestro país ha sufrido un total de 3.200 incendios forestales con un aproximado de 52 mil hectáreas de superficie afectada. El número no es menor y los megaincendios en la zona centro, especialmente en la Región de Valparaíso, han vuelto a poner en la mesa la discusión sobre este tema.
En este contexto, un grupo de investigadores desarrolla el proyecto “Restauración ecológica e incendios forestales: Uso de nodrizas y micorrizas para la recuperación de quebradas con bosque hidrófilo en Chile central”.
Milen Duarte Muñoz, Doctora en Ecología y Biología Evolutiva, especialista del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), y quien forma parte del proyecto, destaca que el principal efecto de los incendios sobre el bosque y el matorral esclerófilo (tipo de bosque que predomina en la zona centro de Chile) es la pérdida de biodiversidad y los servicios ecosistémicos que estos proveen. “Por ejemplo, los bosques limpian el aire, regulan la temperatura, y ayudan a evitar aluviones mediante el control de la erosión de los suelos”. Además, la experta reflexiona sobre la importancia de que los seres humanos promovamos el cuidado de estos espacios, ya que un 99,7% de los incendios se inician por descuidos o negligencias en la manipulación de fuentes de calor, por prácticas agrícolas o por intencionalidad, originadas por el mismo ser humano.
“Dado que estas catástrofes son de efecto antrópico -causados por el ser humano- debemos ser capaces de contrarrestar tanto las causas como los efectos. Las causas, o sea las personas, pueden ser abordadas con medidas políticas que apunten a la educación ambiental, a las sanciones por estos delitos ambientales y a la aprobación del reciente proyecto de Ley que evita que inmobiliarias construyan en sitios incendiados. Los efectos, o sea la pérdida de biodiversidad, pueden ser abordados desde planes de restauración ecológica y priorización para su implementación”, menciona Duarte.
¿Cómo contribuir a la restauración ecológica en la zona centro?
Los investigadores que llevan a cabo este proyecto de restauración entregan cinco recomendaciones importantes que deben considerarse al momento de trabajar en comunidad.
El primer punto es sobre el trabajo con distintos saberes de la comunidad. La restauración necesita de diversos saberes, para ello es importante la coproducción de conocimiento para la restauración. “La restauración ecológica implica que las comunidades científica y ciudadana nos involucremos en el proceso. Sin las personas no hay restauración, ya que debemos reconocer y valorar las prioridades y objetivos de la comunidad involucrada, y además necesitamos manos que ejecuten el proyecto y que logren mantener, monitorear y evaluar los resultados”, resalta nuevamente la dra. Duarte.
En segundo lugar, según Pablo Becerra, Doctor. en Ecología y Académico de la PUC, una vez que existe acuerdo y organización para hacer restauración, el primer paso para llevarla a cabo, es monitorear el rebrote y la sobrevivencia de especies. Sobre esto, muchas plantas de Chile central tienen la capacidad de sobrevivir o rebrotar desde cepas subterráneas o tocones remanentes de los incendios, lo cual se conoce como restauración pasiva. Esto implica que no se debe plantar antes de monitorear el nivel de rebrote. “Lo más probable es que la gran mayoría de la vegetación leñosa rebrote”, por lo tanto, los esfuerzos de reforestación deben estar enfocados en los sitios donde no existen rebrotes, de manera de optimizar las acciones de restauración, dados los altos costos de estas.
Otro punto para aplicar son los tratamientos para proteger el suelo. Sobre esto, el Doctor Becerra menciona que existen otras acciones que pueden ejecutarse de inmediato después de un incendio, antes o durante el monitoreo de rebrote de vegetación. Las lluvias generan erosión, o acarreo de suelo y sus nutrientes con la pendiente. Por ello, pueden aplicarse tratamientos para proteger el suelo e incrementar la materia orgánica de éste, la cual normalmente se incinera completamente con los incendios. Por ejemplo, desde sectores aledaños se pueden llevar troncos, ramas y material orgánico no descompuesto y distribuirlo en las áreas con mayor pendiente para reducir la erosión.
Una cuarta recomendación incluye a las plantaciones en otoño. Si fuera necesario reforestar, cualquier plantación o siembra debe realizarse en otoño después de la primera lluvia y las plántulas se deben proteger de agentes externos, como los conejos o ganado, y utilizar especies apropiadas y adaptadas a sobrevivir en ambientes abiertos con alta radiación y baja humedad menciona el doctor.
Y en una última recomendación, los expertos llaman a utilizar las soluciones basadas en la naturaleza, y no artificiales, como herramientas en el proceso de restauración. En este punto es importante destacar la labor de plantas nodrizas nativas y hongos del suelo también nativos, actualmente en estudio. Esta asociación trae múltiples beneficios, por ejemplo, el hongo realiza la toma de nutrientes y agua desde el suelo y se los entrega a la planta a cambio de carbohidratos. También mejora la tolerancia a patógenos o gérmenes y a la falta de agua, lo que mejora la sobrevivencia de las plantas recién germinadas y el reciclaje de nutrientes de las mismas. Las plantas nodrizas por su parte, son plantas que generan condiciones adecuadas para la germinación y sobrevivencia de otras especies bajo su alero.
Considerar estos cinco puntos constituye un factor importante para contrarrestar los efectos negativos de los incendios forestales. Se debe recordar que la pérdida del bosque no solo tiene efectos sobre los servicios ecosistémicos y la biodiversidad, también sobre las actividades económicas como la agricultura.
Ejemplos en Chile
Esta mirada se está comenzando a implementar en Chile, y un ejemplo de esto son las jornadas de trabajo realizadas en enero en el vivero de la Reserva Nacional Lago Peñuelas de Conaf, con voluntarios de diversas agrupaciones y ONGs de la V Región, como ONG AYNI, Forestal Nativo, Parque Natural Kan-Kan, El Olivar Ecorganizado, Alianza Zona Norte de Quilpué, Estero Vivo Quilpué, AMA Keipuhue, Reverdecer, Grupo Guías y Scout Aucan, entre otros.
En la jornada además de trasplantar plántulas desde bandejas de almácigos a bolsas, se generó un diálogo en torno a la restauración y conservación del bosque esclerófilo. Las plántulas trasplantadas fueron generadas en el marco del proyecto de restauración mencionado, con semillas de la zona, también recolectadas por la comunidad en plena pandemia, y quedarán disponibles para los planes de restauración de los lugares incendiados de la región.