Los temas clave para este Día de los Océanos según WWF Chile: corredores azules, plástico y Antártica

Hoy, en el Día de los Océanos, WWF Chile llama a reforzar los esfuerzos para la protección de los ecosistemas marinos y sus especies, reconocidos como una gran fuente de vida y también de bienestar para los seres humanos, además de grandes sumideros de CO2 para enfrentar el cambio climático.

Blue whale (Balaenoptera musculus) swims beneath the surface of the ocean. Indian Ocean, off Sri Lanka.

Hoy, en el Día de los Océanos, WWF Chile llama a reforzar los esfuerzos para la protección de los ecosistemas marinos y sus especies, reconocidos como una gran fuente de vida y también de bienestar para los seres humanos, además de grandes sumideros de CO2 para enfrentar el cambio climático.

En ellos vemos con fuerza y muy claramente el impacto de la triple crisis ambiental: pérdida de biodiversidad en el declive de especies frágiles e icónicas; contaminación con la gran avalancha plástica que incluso llega a formar verdaderas islas, y finalmente, alzas de temperatura, acidificación y aumento del nivel del mar, como efectos de la crisis climática”, describe Yacqueline Montecinos, coordinadora de Biodiversidad Marina y Políticas Oceánicas de WWF Chile.

En este contexto, la experta pidió aumentar la voluntad política a nivel continental para avanzar en planes y acciones colaborativas para la protección efectiva del llamado Corredor Azul del Pacífico. Se trata de una iniciativa impulsada por WWF y coordinada desde Chile, la cual busca identificar áreas prioritarias para la conservación y soluciones para las ballenas migratorias cuyos hábitats críticos se encuentran en aguas de América Central, Colombia, Chile, Ecuador, México, Perú y la Antártica

Para lo anterior, se promueve un trabajo conjunto entre científicos, sociedad civil, pesquerías y los gobiernos nacionales, conectando a todos los países del Pacífico oriental para mitigar y controlar las crecientes amenazas transfronterizas.

“Así como ocurre con la contaminación por plásticos, en donde esperamos que la reunión INC-5 en Corea del Sur por fin dé pie a un tratado ambicioso y vinculante para revertirla, el desplazamiento de especies emblemáticas como los grandes cetáceos no reconoce fronteras en los océanos. Por lo mismo, se requiere una urgente y decidida colaboración entre los países, lo que esperamos pueda reforzarse en el caso del Corredor Azul del Pacífico”, comenta.

La profesional además llamó a incorporar el tema de los corredores en los compromisos de biodiversidad de los países latinoamericanos, las llamadas NBSAPs que deben actualizarse y ser presentadas en la próxima Conferencia de Diversidad de la ONU (COP16) que se realizará en octubre en Cali, Colombia.

Antártica y alta mar

Un sitio crucial en este corredor lo representa la Antártica, el inicio de esta profunda “carretera” en su punto más austral, en donde WWF realizó una expedición científica para recolectar datos e información. 

Esto, con miras a fortalecer las estrategias colaborativas de protección de los corredores azules de grandes cetáceos y sus zonas críticas de alimentación dentro del continente Antártico a través del establecimiento de una red de Áreas Marinas Protegidas (AMP) alrededor del continente blanco y que incluye la Península Antártica. 

En este sentido, Yacqueline Montecinos destaca la postura oficial de Chile respecto a su oposición a cualquier tipo de explotación comercial de minerales e hidrocarburos en la Antártica, en línea con los tratados vigentes.

Otro punto relevante para WWF es la puesta en marcha del Tratado de Biodiversidad Más Allá de la Jurisdicción Nacional (o BBNJ, por sus siglas en inglés), formalizado en 2023. Chile fue el primer país de la región en ratificarlo, en enero pasado, y actualmente postula para convertirse en sede de la Secretaría de este tratado, una aspiración que WWF está respaldando en diversas instancias internacionales.

“Valoramos ampliamente los esfuerzos que ha mostrado Chile en materia de conservación marina y apoyamos su postulación como sede del Tratado de Alta Mar. Éste no sólo permitirá la creación de Áreas Marinas Protegidas en alta mar, así como un marco para la evaluación del impacto ambiental en dicha zona oceánica, sino que también esperamos que sea una herramienta esencial para cumplir los compromisos de la meta global 30×30, que implica la protección de al menos un 30 % de las zonas terrestres y de aguas continentales y de las zonas marinas y costeras. Asimismo, en un punto que hemos relevado, contribuirá al fortalecimiento de la protección de las rutas migratorias de los grandes cetáceos dentro del Pacífico Oriental”, puntualiza Yacqueline Montecinos de WWF Chile.

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